1. El comienzo de los problemas

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Waking up at the start of the end of the world
But it's feeling just like every
other morning before.
Can you tell me what was ever really special about me all this time?
I believe the world is burning to the ground,
Oh well, I guess we're gonna find out
Let's see how far we've come.

How far we've come, Matchbox Twenty.

NICO

Cinco meses. Habían pasado cinco meses desde en incidente de Gea y los malos presentimientos empezaron. No debía ser tan sorprendente en el mundo de los semidioses, pero sí resultaba engorroso y agotador.

Nico no pudo terminar con su amada ilusión de vivir en Nueva Roma hasta llegar el verano porque Quirón lo había llamado con urgencia. Eso sólo podía significar una cosa: problemas.

Por adelantado, se vistió con su uniforme de pretor, que consistía en sus clásicas ropas oscuras por debajo de una linotórax dorada —Reyna intentaba convencerlo de que se llamaba cota de malla, al ser romana, pero a Nico le gustaba molestarla con la idea de que él era griego—, una toga blanca y una capa morada. Salió lo más temprano posible de la casa de su madre para no levantar sospechas. Siempre se le dio bien el sigilo.

La madrugada se alzaba oscura, fría y silenciosa, con sólo los sonidos de su pesada respiración gracias a la baja temperatura. Su aliento formaba volutas de vapor en cuanto hacía contacto con el gélido aire exterior.

Sin pensarlo dos veces, se abrazó a sí mismo, intentando conseguir un poco de calor. Estaban a mediados del mes de enero y el frío se había vuelto infernal. Los hijos de Hades se caracterizaban por tener un tacto frío natural y eran generalmente más resistentes que un humano promedio a temperaturas elevadas o bajas, pero esto era demasiado. Se maldijo a sí mismo por no haber sacado su chaqueta de aviador.

A medida que caminaba hacia la Casa Grande, el centro administrativo del campamento, se dio la oportunidad de sumirse en sus pensamientos. No habían ráfagas de viento, ni nieve que lo distrajeran. Todo cuanto había era una frigidez vacía, tétrica.

Eso era algo extraño allí. Se suponía que los reguladores ambientales mágicos mantenían la temperatura perfecta todo el año. Pero últimamente el frío era inevitable, cada vez empeorando, cada vez más insoportable.

La única manera de anular el regulador mágico, era si un grupo formidable de campistas lo deseaban de esa manera. Nico realmente dudaba que alguien se sintiera en comodidad estando en un ambiente parecido al del Polo Norte.

Se preguntaba qué estaba pasando. Últimamente ocurrían cosas extrañas, cosas que la mayoría ignoraría como un problema, pero que él sabía que debían ser motivo de preocupación.

Los cambios de temperatura sólo eran una pequeña parte de estos sucesos. También, estaba el hecho de que el ánimo general no era muy bueno que digamos. Algunos campistas se notaban tensos y preocupados, pero al momento de preguntar el por qué de su comportamiento, siempre decían lo mismo: no lo sabían. Era sólo un presentimiento, una sensación de alerta que no los dejaba en paz.

Nico también lo sentía, sabía que algo estaba pasando, el hormigueo en su interior no se calmaba jamás. Pero nadie podía dar respuestas, nadie tenía idea de qué pudiera estar causando tanta tensión.

Bueno, tal vez nadie excepto tres personas: Rachel, Octavian y Quirón. Nico notaba a leguas que se traían algo entre manos. Constantemente intercambiaban miradas nerviosas o se dirigían a reuniones «privadas» en la Casa Grande.

Se preguntaba qué estaban ocultando y por qué lo hacían. Lo más importante, se preguntaba si eso era lo que le querrían decir en esta «reunión de emergencia». Si era algo tan alarmante, Nico no estaba seguro de quererlo oír aún.

La venganza del abismo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora