8. UN NUEVO SENTIMIENTO.

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POV STEVE.

El sábado por la mañana, April y yo nos encontramos con los Danvers y Hannah afuera de nuestra casa. Sentí desilusión al no ver a Maia.

-¿En dónde está Maia? – preguntó mi prima.

-En casa – respondió Mason –, descansando.

-¿De qué? – April se cruzó de brazos – No me digan que de la fiesta, porque ella fue la primera en irse. Si mal no recuerdo, desapareció a eso de las diez de la noche.

-¿Steve no te lo dijo? – Mason frunció los labios.

-¿Qué cosa?

-Rescaté a Maia de ser arrollada, pero se torció el tobillo – expliqué con simpleza – Va a estar bien. No es para tanto.

April me lanzó una mirada que decía: "¿Cuándo pensabas decírmelo?"

-¿Seguiremos hablando o comenzaremos a correr? – inquirí. Por más que quisiera hablar sobre Maia, debía aparentar que seguía sin tenerle aprecio. Qué podía decir. No sabía lo que estaba pasando entre nosotros. Ella me había besado primero y después yo lo hice. Algo que no entendía para nada. ¿Acaso se debió al alcohol en mi sistema? Una parte de mí lo quería creer. La otra simplemente rechazaba tal estupidez.

Iniciamos con el calentamiento para después correr. En eso, los demás iniciaron con una conversación. No me interesaba en absoluto así que me puse los auriculares y le di "play" a mi lista de reproducción. En cuanto comenzó a escucharse The sound de The 1975 recordé la noche de ayer, con Maia: desde mi intento por protegerla lanzándola a un lado hasta que salí de su casa.

Llegamos al gimnasio y me alejé un poco de mis amigos para levantar pesas. Mientras hacía ejercicio, repetía la misma canción una y otra vez, para hacer más vívido el recuerdo del beso que le había dado a Maia. Sí que la había besado. Pero como siempre, algo arruinó el momento. Lo más estúpido fue que se trató de un bate de beisbol.

Terminamos con el ejercicio y decidimos ducharnos en las regaderas del gimnasio.
Tuve que bañarme con agua helada. El beso con Maia me había dejado con ganas de más. Mucho más. Algo que nunca me imaginé que sucedería con ella. Desde que se mudó al lado de la casa de mis tíos nos hemos llevado mal, a tal punto de odiarnos a muerte. ¿Y ahora nos besábamos? Qué irónico, ¿no? ¿Quién diría que Maia Denvers me robaría el sueño y estaría en mi mente todo el jodido día? ¿Qué había hecho para merecer algo así? ¿Acaso se trataba del Karma que venía a cobrar venganza por las malas bromas que le hacía?

Me coloqué una toalla alrededor de mi cadera y salí de la ducha.

-¿Qué te pasó en el hombro? – preguntó Mason.

-¿Ahora con quién te metiste, Steve? – Noah se cruzó de brazos – ¿Sigues jugando con el corazón de las chicas?

Si él supiera que me metí con Hannah, me mata.

-No me acosté con nadie – comencé a vestirme.

-Entonces quién te hizo esos rasguños – insistió mi mejor amigo – ¿Un gato? – se burló.

-Quizá fue cuando caí al piso por tratar de salvarle el culo a su hermana – repuse.

-¿Cuándo será el día en que ustedes dos dejen de insultarse y comiencen a llevarse bien? – Noah ladeó la cabeza.

-Eso no pasará ni aunque sea el fin del mundo.

**********

-¿Qué les parece si pasamos la tarde viendo películas en mi casa? – propuso – Podemos pedir pizza y comprar cerveza.

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