4. MENTIRAS PIADOSAS.

18 2 7
                                    

Apenas entramos a la casa en donde sería la fiesta, hice una mueca de disgusto. En ocasiones pensaba que las fiestas se habían inventado para fastidiarme. Contenían lo que más detestaba: personas, y todas dedicadas a mi actividad más odiada: la interacción social.

Mientras mis amigas iban por bebidas, yo me acerqué a la anfitriona. Físicamente, Brooke Parker era pelinegra, de ojos café oscuro y piernas largas. No me gustaba hablar mal de las personas de mi mismo sexo, pero la personalidad de Brooke podía llegar a ser un dolor de cabeza. Era atrevida, pero petulante. Me agradaban las personas que decían la verdad sin ningún miramiento, pero ella tenía la particular forma de escupir las palabras con veneno. Sin mencionar que era falsa, rencorosa y manipuladora. Y bueno, yo no era su persona favorita; ni ella la mía.

-Maia, qué gusto verte – fingió una sonrisa – ¿Y Hannah?

Evité rodar los ojos. Por lo que Hannah me había dicho, ambas no se llevaban bien. Pero debían aparentar por la reputación de las porristas y no sé cuánta mierda más.

-Fue con April a la cocina por bebidas.

-¿Steve vino con ustedes?

Negué con la cabeza.

-¿Te gusta? – me atreví a preguntar.

-Es atractivo – admitió –, pero mi interés no va más allá del sexo. Las relaciones amorosas no son lo mío.

En ese momento, Steve apareció:

-Brooke, te estaba buscando.

Este chico sí que era directo.

-Claro, subamos – dijo ella, y luego me miró – Si Hannah pregunta por mí, dile que estoy ocupada.

-Se lo diré.

-¿Maia? – Steve giró su cabeza en mi dirección y entrecerró los ojos – ¿Qué haces vestida así?

Hannah me había obligado a usar un vestido sencillo color plateado. Era ajustado y demasiado corto para mi gusto.

-Es parte de la apuesta – expliqué.

Steve se relamió los labios y me dedicó una sonrisa.

-No sabía que ustedes se llevaban tan bien – intervino Brooke.

-Nos odiamos – respondimos al unísono.

Mason hizo su aparición, salvándome del momento incómodo:

-Vamos a bailar – me tomó de la mano.

-Odio bailar – intenté zafarme de su agarre.

-No fue una pregunta.

-El hecho de que nacieras ocho minutos antes que yo no significa que puedes venir a darme órdenes – refuté.

Rodó los ojos.

-No me obligues a cargarte hasta la pista de baile – me advirtió.

Con un suspiro, accedí.

POV STEVE.

Seguí a Maia con la mirada mientras se alejaba junto con mi mejor amigo. Poco después comenzaron a bailar. Debía admitirlo, Maia sí que se sabía mover.

-¿Subimos? – Brooke llamó mi atención.

-Sé me han ido las ganas – me sorprendí ante mi respuesta.

-¿Disculpa?

-Búscate a alguien más – me alejé de ella, con la intención de ir hacia Maia y su hermano. En eso, April y Hannah se interpusieron en mi camino.

TENÍAS QUE SER TÚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora