31. HASTA EL AMANECER.

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POV MAIA.

Para mi buena suerte, desde mi discusión con Hannah no había vuelto a saber nada de ella. Ni siquiera la habia visto por los pasillos del instituto y tampoco en los entrenamientos. Mucho menos había tratado de contactarme con ella por dos motivos: porque ella fue quien actuó como una loca y porque no quería hablar con ella sobre Steve y la venganza en su contra.

Por otro lado, los últimos días Steve y yo intentamos hablar en innumerables ocasiones con Sophie, pero en ningún momento quiso abrirnos la puerta. Era por eso que papá se encargaba de llevarla al colegio y regresarla a casa. Quizás parecería cruel, pero el mundo no se detuvo por ella. Steve y yo pasamos más tiempo juntos y ambos, junto con Brooke, acompañábamos a Savannah a sus terapias, algo que sus padres agradecieron. Incluso fue Steve quien la convenció para salir al cine hacía una semana. Desde ese momento, cuando decidíamos salir, Savannah accedía a acompañarnos si Steve tambien iba.

Respecto a Mason y April... Sabía que les estaba yendo bien. Tenían citas en las que ocasionalmente incluían a los papás de April, a mi papá y a los niños.

-¿En qué tanto piensas, Danvers? – Steve pasó un brazo por mis hombros, sobresaltándome y obligándome a salir de mis pensamientos – Así has de tener la consciencia – se burló.

-Ni siquiera sé qué es eso – rebatí – Es más, no tengo; porque si así fuera, no tomaría decisiones tan estúpidas.

-Buen punto – curvó las comisuras de sus labios hacia abajo y se encogió de hombros – Pero hablando en serio... ¿En qué estabas pensando?

-¿Por qué siempre quieres saberlo?

-Tienes un mundo en tu cabeza, y me encantaría conocerlo.

-¡Dios! ¿Cuándo te volviste tan cursi?

-Bueno, tú eres la pesimista de la relación. Alguien tiene que ser el novio sexi, carismático y amable.

-Pero tú no eres carismático y mucho menos amable. Con esa seriedad parece que quieres golpear a todo aquel que se cruce en tu camino.

-Tienes razón. Al menos sigo siendo sexi.

Rodé los ojos y apreté los labios para ocultar la sonrisa que amenazaba con aparecer.

-¿Entonces qué quieres hacer después de clases? – cambió de tema.

-Realmente no tengo nada en mente – respondí con indiferencia, mientras terminaba de cambiar unos libros por otros en mi casillero.

-¡Suerte que yo sí! Nos invitaron a Mason y a mí a una fiesta, pero es a las afueras de la ciudad.

-No hablarás en serio – cerré la puerta del casillero con fuerza.

-Sé que odias las fiestas y el gentío, pero esta vez será diferente.

-¿Por qué? – enarqué una ceja – ¿Me asegurarás que no habrá un imbécil que inicie una pelea? Créeme, ya no quiero ser protagonista de los noticieros.

-Aunque sé perfectamente que eres capaz de defenderte, ahí voy a estar para golpear a quien intente tocarte. Sin embargo, el que organizó la fiesta se puso en contacto conmigo para que tú y yo toquemos y cantemos. Y no solo eso. Nos pagará.

Entrecerré los ojos.

-¿Y cuánto nos pagará? ¿$10 dólares?

-En realidad serán $10,000.

En ese momento había tragado saliva y, debido a la impresión, me ahogué y comencé a toser.

Rápidamente Steve buscó en su mochila una botella con agua y me la dio para que bebiera.

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⏰ Última actualización: May 04 ⏰

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