14. JAYDEN PARKER.

10 1 6
                                    

Cuando desperté, mi cara se encontraban a centímetros del piso y mi cuerpo estaba en una posición incómoda: mis pies aún permanecían en la cama y la sábana envolvía todo mi cuerpo.

-Oh, mierda – murmuré —¿Alguien puede ayudarme?

-¿Danvers? – escuché la voz ronca de Steve – ¿En dónde estás?

-Aquí abajo.

Sentí cómo el colchón se hundía bajo su peso antes de que asomara su cabeza de mi lado de la cama.

-¿Qué haces ahí?

-El piso estaba muy triste así que bajé a darle un abrazo – ironicé.

Rodó los ojos, colocándose boca abajo para ayudarme. Como era de esperarse, cuando intentó quitarme la sábana de encima, perdió el equilibrio y cayó encima de mí, sacando todo el aire de mis pulmones.

-Steve, apártate – dije con dificultad – Me estoy quedando sin oxígeno.

-Espera. Mi pie se enredó en la sábana – se removió, provocando que su cuerpo pesara el doble.

Me sentía tan sofocada que también me removí hasta lograr sacar mis brazos de debajo de la sábana. Solo entonces pude apartar a Steve de un empujón.

-Eso dolió – se quejó.

-¿Qué hacen en el piso? – Sophie nos miró desde arriba de la cama.

-Nada – me levanté – Steve y yo te llevaremos al colegio, así que debemos apresurarnos.

**********

-¿Podemos ir al cine por la noche? – preguntó Sophie, poniéndose el cinturón de seguridad.

-No – Steve puso el coche en marcha.

-Lo que tu padre temporal quizo decir fue: tal vez – dije – Eso dependerá de la tarea que te dejen a ti y a nosotros.

-¿Padre temporal? – Donson se burló.

-Tú puedes decir "nuestra hija", ¿pero yo no puedo decir "padre temporal"? – enarqué una ceja.

Abrió la boca para protestar, pero la cerró de inmediato al no tener una respuesta.

Eso creí, pensé.

-Antes de que lo olvide: Mason y yo saldremos después de clases con un... amigo – me esforcé por decir la palabra – ¿Podrás solo con Sophie?

-Por supuesto – forzó una sonrisa, sujetando el volante con fuerza.

-¿Y quién irá por mí? – quiso saber Sophie.

-Mi hermano.

-Noah me cae bien. Al igual que Mason y April. Nathan tiene suerte de tenerlos como padres.

-Nosotros somos mejores que ellos – refutó Steve. Al menos ya no estaba tenso – Podemos hacer cosas ilegales y divertirnos.

-No creo que...

-Solo bromeaba, Danvers – me interrumpió – A menos que tu quieras romper la ley – miró a Sophie por el espejo retrovisor.

-No lo creo – respondió ella.

-¿Qué hay de Hannah? – le pregunté – ¿No te agrada?

-Esa chica es un poco extraña.

-Sin mencionar que actúa como si ocultara algo – terció Steve, estacionando el coche junto a la acera del colegio.

TENÍAS QUE SER TÚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora