CAPITULO 31

8 1 1
                                    

AURA

Ahora sé que, todo estaba perdido.
Lo quería. Lo amaba. Y se lo había dicho.

Él tan solo me miró fijamente. Su brillo en sus ojos color miel regresaron, haciendo aparición después de tanto tiempo ausentes.

Sin embargo, no dijo nada.
El silencio fué la respuesta.
Y como dolió.

Su mano acarició mi mejilla, mientras nos movíamos lentamente por el salón, con The night we met de fondo.

Ahí supe que todo se había perdido.

"Take me Back to the night we met.."

- me duele decir esto ahora, después de... esta conversación. Pero... quiero que sepas que te quise.

- ¿y ahora no? - pregunté dolida.

- ahora también. Y lo haré siempre. Solo... hay que dejarnos tiempo, y esperar a que algo suceda.

- ¿regresarás?

- regresaré. Te lo prometo.... Es una promesa que no romperé.

Y con eso, Hugo, agarró mi mano y me dió una vuelta sobre mi misma. Pero no reí, como la última vez.

Todo estaba apagado.

- ¿te tengo que hacer cosquillas para que rías? - susurró cerca de mi oreja.

No pude evitar reir.

- ni se te ocurra.

- ah, ¿no?.

En ese instante, puso sus manos en mis costillas, y frotó sus dedos, provocando que saliera de mi boca una carcajada.

- ¡Hugo!

No paró.
No hasta que caí al suelo, y él, encima de mi, siguió haciéndome reír.

- ¡para! Hugo... - me fuí calmando cuando sus manos se fueron apartando de mis costillas.

Podía sentir su aliento chocando con mi cara, y sus ojos puestos en mi sin dejar de brillar.

- llévame al día en que nos conocimos... por favor... - dije en un susurro, con un nudo en la garganta.

- créeme que lo haría. Lo haría.... - acarició de nuevo mi mejilla. - y eso que antes me odiabas- rió.

No pude evitar reír con él.

- yo no te odiaba. - repuse.

- no, que va..

Rodé los ojos , provocando que soltara una carcajada.

- ah.. y ya formas parte de la página 100, de mi álbum del nunca jamás.

Sonreí de lado al escuchar eso y puse ambas manos sobre sus mejillas.

- Isabelle estaría orgulloso de ti, créeme.

Agachó la cabeza, haciendo que su pelo cayera hacia mí.
Me observó de nuevo, dejándome ver sus ojos cristalizados.

- lo sé. Tu madre tiene que estar muy orgullosa de ti ... como yo lo estoy contigo.

Asentí, sintiendo mis ojos escocer.

- lo sé...

Lo abracé, envolviendo mis brazos sobre su cuello, haciendo que dejara su peso encima de mi.
Él, puso sus codos sobre el suelo, sobre ambos lados de mis hombros, para evitar dejar todo el peso y evitar aplastarme, poniendo su cara en la curva de mi cuello.

- todavía nos quedan muchas cosas por hacer juntos... y trataré de hacer incluso lo imposible, para vivir juntos estos últimos días - soltó.

- ¿cómo cuáles?

Neverland, Al nunca jamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora