CAPITULO 10

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Tras esos momentos llenos de alegría, tristeza, rabia y confianza... llegó la hora de ir hacia casa.

Caminábamos juntos, por aquel sendero arenoso para ir hacia la ciudad.

- esta tarde no podré ir a ver las luces - soltó, y una parte de mi se destrozó.

Lo contemplé para ver alguna reacción suya, algún signo que me diera a entender.... pero él seguía mirando sus zapatos mientras caminaba.

- vaya... bueno... no pasa nada si no puedes.. ya será en otro momento..

- lo será - sonrió.

Seguimos caminando en silencio.
Todavía me preguntaba el por qué no podía ir. Me dijo que no tenía nada que hacer.

Cuando salimos de ese sendero, comenzamos a caminar por el paseo marítimo. Me encantaba pasar por aquí, caminar al lado del mar, era para mí, lo mejor.

Pero en este momento, estaba deseando llegar a casa. No por él, si no por esta situación algo incómoda.
Tenía una ilusión que viniera conmigo a ver las luces.. pero esa ilusión desapareció...
Por otra parte... porque nunca he ido con alguien a verlas.. con alguien diferente que no fuera mi padre.. o mi abuela.. No me molestaban para nada, me encantaba ir con ellos.. pero.. quería ir con alguien más.

- ¿ harás algo mañana? - preguntó.

Lo observé y no pude evitar sonreír como una estúpida. Es increíble cómo puedo cambiar de humor con él. Y por eso, lo odiaba.

- si .

Me observó alzando las cejas.

- sabes que es mentira.

- por eso mismo lo dije.

Soltó un bufido sin dejar de sonreír.

- bueno, y como estas muy ocupada, quería invitarte... espera.

Se puso enfrente de mí, bloqueando mi camino y se puso de rodillas.

- ¿qué?.. ¿qué haces señor Casper?

- deja hacer mi función. - me ofreció su mano y carraspeó - señorita renacuajo, ¿ podría usted acompañarme mañana a patinar juntos sobre el liso, y espero que no de rompa, y me caiga, al frío suelo de hielo.

Una mujer que pasaba por al lado nos interrumpió comenzando a aplaudir.

- ¡vivan los novios! ¡ dile que sí niña! Que esto solo pasa una vez.

Escuché una risa por parte de Hugo y yo lo fulminé con la mirada.

- no.. señora.. no nos vamos a casar. Es una invitación.

- nos vamos a casar - corrigió Hugo.

Abrí mis ojos como platos. Estuve a punto de matarle aquí mismo.

- acepta- susurró.

- ¿qué....?

Miré de nuevo a la mujer. Que tendría alrededor de unos 70 años.. se le veía mayor. Pero tenia una cara de ilusión que se me partió el corazón desilusionarla.

Observé de nuevo a Hugo que yacía sonriente. Lo único que quería en este momento era reventarle la cabeza.

- acepto.- solté.

La mujer gritó de emoción y comenzó a aplaudir.

Hugo sonrió y me abrazó dándome unas vueltas en el aire, haciéndome reír.
Después de esto, lo mataría. Ahora no porque me lo estaba pasando bien.

Me dejó en el suelo y me observó, haciendo que en mi estómago se formaran unas serie de emociones. Entre ellas, el calor.

- pasadlo muy bien. Y un consejo que os doy, - dijo acercándose hacia nosotros ,cogiéndonos de los brazos. - es que viváis juntos todo lo que podáis, porque aunque os queráis mucho, pueden pasar muchas cosas que ni vosotros sabréis el por qué ocurren. Disfrutad. Vivid. Porque mira yo, hace unos días estaba en el altar, vestida con un precioso vestido blanco, y ahora soy una viuda esperando a que llegue mi momento.. Cuidaos mucho...

Neverland, Al nunca jamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora