CAPITULO 37

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AURA

- te puedes creer que existen personas,las cuales, das todo de ti, y luego hacen como si nunca te hubieran conocido... suena mal, pero es la realidad. - habló Hugo mirando hacia enfrente, estando en algún mundo que no es el de aquí.

Me acomodé junto a él, mirando hacia el atadecer que estaba apunto de desaparecer.
En la casa del nunca jamás, en la otra parte que nunca habíamos estado, al menos yo, había un gran balcón que daba a la ciudad, y que detrás de esta, dejaba ver el sol esconderse.
A los lados del balcón, habían flores secas, pero que a la misma vez, se  veían bonitas. Como si estuvieran aquí desde hace poco.

Justamente, frente a nosotros, había una barandilla negra, que tapaba algo de visión , pero no para ver aquel atardecer.
El humo típico del cigarro se hacía presente.
Siempre me pregunté cómo hacía Hugo para no oler a cigarro, pero por primera vez, lo olía.
El olor a frambuesas ya no estaba, solo predominaba el olor al cigarro, llevándose también el olor a mar.

- no lo sé.. - susurré, encogiendome de rodillas - no tengo ni idea. Pero lo que sí sé.. es que existieron , existen y existirán. Siempre me pasa - sonreí, giré la cabeza y me quedé mirando fijamente  su perfil . - siempre me pasó. Dar la confianza a alguien para que luego, simplemente,  no exista. Como si nunca hubiera existido. Y duele.

Él tan solo asintió, llevándose el cigarro a los labios.

- tengo un problema... - soltó derrepente, después de un largo silencio- y es que.. creo que estoy enamorado de alguien que conocí hace poco. - soltó, e hizo que mi corazón se partiera en trozos diminutos.

¿Por qué me afectaba tanto?
Él se iría.
Él puede enamorarse de otras personas. Tiene todo el derecho del mundo, y yo no soy nadie para impedirlo.
Pero me afectaba, porque él me importaba.

- Es una persona muy imporante para mí. Tengo miedo de no ser suficiente para ella. Pero... me voy a ir dentro de nada, en dos días.. y... quiero decirle que la amo, al menos antes de irme, antes de alejarme de ella.. ¿qué harías tú? - preguntó para después, quedarse mirándome.

Una gran responsabilidad cayó en mí, produciendo que el nerviosismo aparecira.

- pues... - carraspeé e incómoda, me moví. - Al menos le diría antes de irme..  lo importante que fué para mí vida. Y lo importante que será.

- es que... no puedo de dejar de pensar en ella.

Escuchar eso, me dolía.
Pero una sonrisa, lo solucionaba todo, ¿a que sí?

Sonreí y lo tomé de la mano, entrelazandola con la mía.

- tú dile cuanto la amas, y seguro que ella se alegrará. Pero... dile que te irás, por favor. No te vayas sin decirle nada, la herirás. Ella entenderá que te tendrás que ir a estudiar. Y cuando termines, simplemente, ve a buscarla. Pero tampoco vayas tan detrás de ella,búscala, pero si ves que ya no le interesas, una sonrisa y para delante. Ella no te merecía. Porque si te ama de verdad, lo entenderá, créeme.

- ¿y tú lo entiendes? - preguntó, dejándome sin palabras.

No sabía que responder, miré hacia enfrente, sin dejar de mirar el atardecer, nerviosa.

- yo siempre  te comprendí, Casper. A pesar de conocerte en pocos meses, bueno, ni dos meses, créeme, que te comprendo.

Lo volví y mirar y comprobé que no había apartado su mirada de mí.

- es que... no quiero irme..

Alcé los hombros e intenté darle una de mis mejores sonrisas.

- a veces hay que tomar decisiones que no nos gustan, y créeme, que son las mejores. ¿Quieres ser médico?

Neverland, Al nunca jamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora