CAPITULO 44

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AURORA

Las despedidas pueden ser dolorosas.

Sobre todo si es de alguien a quien amas.

Miles de preguntas cesaron por mi mente mientras ambos íbamos dirección a su casa, para recoger las cosas, y así, él poder continuar su camino.

Llegar a su casa en silencio no fue tarea difícil. Sobre todo cuando siempre bailabamos cualquier canción que sonaba en la radio. Todo estaba en un intranquilo silencio.
Caminamos hacia ella , y por lo que pude percibir, todo estaba bastante apagado.

Normal.

Al saber que fue lo que pasó aquí cuando Hugo estuvo hospitalizado, y su padre, intentando sobrevivir a los ataques de los policías, que por mala suerte, algunos murieron. Aquí. Justamente en este pequeño patio.

Lo único que nos recibió fue el silencio.

- ¿y tu madre? - pregunté mientras él, cerraba la puerta.

- en un departamento. Esta casa será vendida.

Eso fué como si me hiriera a mi misma cuando , siquiera me afectaba.
Pero a él sí.
Todo sus recuerdos aquí, desaparecerían...

Subimos las escaleras sin hablar mientras subíamos al segundo piso, tan solo escuchando nuestras pasos subir los peldaños de las escaleras.

Su habitación estaba cambiada.
Todos los discos que estaban colgados, ya no estaban.
Algunos libros yacían en la estantería, mientras que la mayoría, no estaban.

- me llevé lo que considero mis mayores recuerdos. Sobre todo esto.

Rodeó la cama para ir hacia el escritorio.
Agarró el libro que estaba sobre él y volvió hacia mi, mientras lo abría y contemplaba algo.

- mi álbum del nunca jamás... la página 100, y no la menos importante, estas...

Me enseñó a lo que se refería..
Y en esa página, salía yo posando para la cámara, mojada por aquel día que ambos nos tiramos al agua.. bueno, él me tiró..
Y otra, donde estábamos él y yo, empapados por el agua, juntos, posando para la foto.

- salimos tan bien... - solté. Recibiendo una pequeña risa de él.

- salimos geniales..

Le sonreí mientras que él, seguía pasando las páginas hacia atrás.
Mirando los recuerdos más antiguos, y a la vez , más dolorosos.

- ¿sabes? Un libro siempre lo tienes que leer de delante, hacia atrás... nunca del revés.. porque lo de atrás ya está pasado, y no tienes por qué repetirlo de nuevo, si ya sabes lo que pasó.

Asentí, poniendo mis ojos sobre las hojas que él pasaba.

Con su hermana Bea.
Con su hermano Pablo.
Con toda su familia.
Con sus abuelos.

Con su hermana Isabelle...

Vi su sonrisa cuando la vió.
Y prometo... que fué una de las sonrisas más sinceras, felices y tristes que vi en la vida.

Hasta que en una, salía un niño, de unos 4 años aproximadamente. Moreno, con pelo largo, que vestía con un peto color azul... mientras que se metía una cuchara de comida triturada de bebé a la boca.

- ¿eres tú? - reí.

- sí.

- que guapo eras de pequeño.

- ¿y ahora no? - rió.

- no seas envidioso.

Rodó los ojos y pasó a la siguiente página.

Neverland, Al nunca jamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora