CAPUTULO 33

4 1 0
                                    

AURORA

- deja que me aclare... porque... ¿si se va....?

- ir se va a ir Marta..

- ya.. pero... no sé qué decir..

Nos quedamos calladas, mientras yo miraba hacia el suelo, y sentía su mirada todavía puesta en mi.

- tu sabes que yo voy a estar, y siempre estuve contigo. Eres una persona especial para mí,Aura. Sé que cuando él se vaya, te dolerá. Pero piensa, que si te quiere de verdad, te buscará.

La miré de nuevo y negué con la cabeza.

- esto es la vida real Marta. Esto no es como un libro que él o ella se va y al cabo de unos años vuelve a buscarte. En la vida real lo promete, y puede que lo cumpla, pero hay un porcentaje que dice que puede surgir mil cosas y que él ya tenga su vida allí.

- a ver, Aura. Yo sé que él te ama, y tú le amas. Vale.. necesitáis más tiempo juntos y tal... pero justo, el se va..

- si.

- entonces... aprovecha ese tiempo.

- son años Marta..

- pero al final, ¿hará medicina o seguirá con lo de la empresa?

- no lo sé - dije apoyándo el codo sobre el respaldo del sofá. - si es empresa será antes de dos años... si es médico.. serán seis años.. pero quiero que los haga. Quiero que estudie lo que quiera. No quiero que mire por mi, ni por su Padre ni por nadie , joder. Quiero que estudie lo que le gusta y así en un futuro decir, lo conseguí. Yo pude. Y lo hice. Quiero que se sienta orgulloso consigo mismo.

- lo sé. Sé cómo te sientes. Lo entiendo. Ahora solo... hay que esperar a ver lo que sucede. Si él no regresa, es porque no te amaba tanto como tú pensabas.

Asentí mirando de nuevo al suelo, pero sentí la mano de Marta sobre mi barbilla.

- ¿cuál es aquel refrán que te dije...?

- que todas las personas merecemos ser felices. - respondí.

- pues ya está. Tú mereces ser feliz , sea con él, o sin él. No tienes tienes depender sobre una persona para ser feliz. Ámate, primero, a ti misma.

El lado de mis labios se curvó hacia arriba, mientras la observaba.

- a veces pienso que no te merezco, engreída.

Ella tan solo rió y se abalanzó hacia mis brazos. Abrazandonos.

Ella olía a jazmín. Una mezcla de jazmín y dulce. No sabría explicar muy bien, pero así era...

Olía a dulce.

Marta era tan buena aconsejadora, que a veces me preguntaba si realmente ella estaba bien por dentro.

- ¡¿y nuestra maratón de películas?!- gritó.

- ¡eso! ¿y el maratón?

- podemos empezar... - sonreí pícara.

Ella rió y me dio un pequeño empujón.

-¡ voto por in time!

- como me haga llorar... - amenacé.

- no te hará llorar.




- ¡pero corre, estúpida! - grité a la televisión, provocando que Marta riera, encogiéndose hacia delante.

- no me lo creo - continué hablando.

Para celebrar el final de la película, me levanté de un salto y comencé a bailar por el salón.

Neverland, Al nunca jamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora