Capítulo 10

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"Es fácil amar a alguien cuando es perfecto, cuando es suave y ligero, cuando está lleno de esperanza y felicidad. Pero amar a alguien cuando está usando sus defectos como una disculpa, cuando se está derrumbando o cuando lleva dolor en su interior, ahí es cuando más significa. Ahí es cuando debes estar para ellos."

― Bianca Sparacino



POV Beatriz


–Después le cuento, pero vea que le falta algo Betty, lea su tarjeta –me dice él señalando el sobre que acompañaba el regalo.

Observo la tarjeta y por una fracción de segundo ver el sobre me trae recuerdos agridulces.

Recuerdos horribles de todas esas dedicatorias que no eran suyas, de las palabras falsas y calculadas que me llegaban como parte de su estrategia y que volví a leer una y otra vez para convencerme de sus verdaderas intenciones para conmigo.

Pero al mismo tiempo recuerdos lindos, porque no botó la bolsa a la basura cuando yo creí que lo había hecho, y ahora sé porque.

Sentimientos de alegría porque vi las tarjetas que estaban en la bolsa que dejó en mi casa, y al menos una de ellas era justamente aquella que tanta esperanza me causó en su momento, la que me dio al decirme que su agresiva reacción contra Nicolás había sido fruto de los celos. Que él sentía celos por verme con otro hombre. Y que después de la junta iba a aceptar lo nuestro frente al mundo.

Ahora sé que eso era verdad, y que era una de las notas que si había sido escrita por él.

La tarjeta es de algún tipo de papel artesanal azulado muy lindo y en el frente, a diferencia de las otras, tiene tan solo un delicado dibujo en acuarela de una rosa roja.

Las otras eran tarjetas comunes compradas en alguna papelería, pero esta, parece mucho más delicada.

Siento una ligera presión en el pecho mientras sigo mirando el frente de la tarjeta. Lo miro de reojo y veo como espera con un asomo de duda en su rostro a que yo lea lo que me escribió.

Porque en esta ocasión no tengo ninguna duda, estas palabras han sido escritas por Armando.

La tomo con cuidado y la abro, instantáneamente puedo distinguir su escritura, algo que debí haber notado en las viejas tarjetas, pero cuando él empezó a escribirme yo ya no quería ni saber de sus mentiras y engaños, menos detallar su caligrafía en las tarjetas. El resentimiento era demasiado.

Me enamoré, totalmente como nunca me había pasado antes. No fue algo físico... o quizás si lo fue pero después de que yo ya me había enamorado de tu alma.

Definitivamente nunca había sido tan directo antes, o tal vez ahora yo lo siento mucho más cercano, con más fuerza, quizás es porque ahora es para mí mucho más real al leerlo.

Me enamoré de ti, de toda tu, de tus mejores sonrisas, de tu forma de pensar, de mirarme, de conversar, de tu manera especial de enfrentarte al mundo.

Me enamoré de tu ternura, de tu incondicionalidad, de tu honestidad, me enamoré de tu forma de apoyar y querer a todos tus amigos.

Me enamoré de tu risa mágica y sin igual, única y diferente como tú.

Me ha dejado con la boca abierta, no esperaba algo tan profundo y que expusiera tanto de él.

Si tuviera que decir algo sobre su manera de escribirme, sin lugar a dudas diría que Armando Mendoza tiene mucha más habilidades con las letras escritas que con la palabra hablada. Muchas de estas cosas ya las había dicho antes, me las había dicho pero nunca de esta manera.

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