Ilusión

Capítulo 25

"No es lo que siento por ti, es lo que no siento por nadie más."

― Jaime Sabines

POV Armando

La veo entrar en presidencia y mi corazón late fuertemente, aún agitado por todo lo que acaba de suceder pero además, por la necesidad que tengo de explicarle, de disculparme con ella... de abrazarla y besarla hasta que no le quede la menor duda de que no importa que vengan a perseguirme toda clase de mujeres, es ella la única dueña de mi ser y jamás le fallaré, jamás volveré a defraudar su confianza.

Suspiro pesadamente y me dispongo a esperar en mi oficina.

-Sandra muchas gracias por su ayuda, por favor no me pase ninguna llamada de esa mujer.

-Es un gusto ayudarle doctor, no se preocupe que ya mismo tomo nota, ¿Me indica su nombre por favor?

-Isabel Haydar -le digo yo con molestia.

-Reconozco el nombre don Armando, no se preocupe que yo estaré muy pendiente.

-Gracias Sandra. Por favor me avisa apenas salga el señor Saams de presidencia.

-Claro que si doctor.

Vuelvo a mi oficina, cierro la puerta y regreso a sentarme pesadamente.

Detesto la manera en que mi pasado regresa a golpearme, a recordarme de vez en cuando lo idiota que fui y como cada cosa que hacemos tiene una consecuencia en algún momento.

Se bien que yo no hice nada indebido, que fue esa mujer la que se me trató de lanzar encima, de agarrarme, de tocarme, pero yo no se lo permití, no como ella lo buscaba. Es que si, recuerdo lo que pasó y sé muy bien que Sandra lo vio todo, ella es testigo de que no estuve ni un instante a solas con Isabel.

Pero aun así temo por la reacción de Betty, temo haberla molestado y peor aún, que quizás pueda estar enojada conmigo.

Se me arruga el corazón al recordar su mirada de tristeza aquella noche, esa noche después de la exposición del museo, cuando llegamos al apartamento de Mario y ella solo quería dejarme porque no era la mujer ideal para mí.

Por culpa de mis estúpidas acciones y por mi forma inmadura de comportarme, yo casi pierdo a Beatriz esa noche. En ese momento supe que si yo elegía seguir siendo el canalla mujeriego que había sido hasta entonces, que si por eso daba un paso atrás y Betty me dejaba... me arrepentiría para siempre.

El dolor que sentí de su parte cuando me dijo que yo no podría nunca tener una relación sería con ella, que mi familia no la aceptaría porque no era una mujer con clase.

Que poco entendía mi princesa de lo que yo había estado esperando encontrar toda la vida y de lo que a mí me encantaba de ella.

Pero obviamente eso era mi culpa, por no decírselo lo suficiente para que me creyera, por no insistirle cuando tuve oportunidad, antes de que ella encontrara la maldita carta...

Yo había conocidos a esas tales mujeres con clase, esas supuestas mujeres perfectas, pero ninguna de ellas le llegaba siquiera a los tobillos a mi hermoso ángel, a mi tierna y sensual Betty.

Ella sufría por mi infeliz actitud y a mí me dolía verla así, con su rostro sombrío por insistir en compararse con otras mujeres de mi vida.

No quiero que mi pasado tenga el poder de regresar y herir a la mujer que más amo, a la dueña de mi existencia, solo espero que no aparezca y logre interponerse entre los dos, manchar nuestra felicidad.