Capítulo 38

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"Ser profundamente amado por alguien te da fuerza, mientras que amar a alguien profundamente te da valentía."

― Lao Tzu


POV Beatriz


-Bueno, mientras voy sacando esto, me encantaría saber un poco más de ti Beatriz, cuéntame, ¿Tienes hermanos?

Sentada en el borde, yo voy mirando algunas de las tantas cosas que Camila ha extendido sobre su cama y ella sigue sacando varias prendas más de una maleta. Ahora que lo noto, tiene una gran variedad de estilos de ropa, para diferentes ocasiones.

-No Camila, soy hija única, no tengo hermanos -le respondo mientras tomo entre mis manos un jean de estilo clásico que llama mi atención, es azul oscuro y bastante sencillo.

Hasta hace un par de meses no solía usar pantalones ajustados, a mi padre no le gustan porque según sus palabras, son inapropiados para una señorita, por tanto, yo evitaba pelear con él y prefería usar siempre faldas.

Pero doña Catalina cambió mi forma de ver la vida, mi forma de pensar a la hora de vestirme y arreglarme, me enseñó a pensar por mi propia cuenta en lo que me hace sentir más cómoda y por supuesto, lucir bonita. Lo que es apropiado para mi edad y para cada situación. Yo ahora me siento mejor con algo que antes me inquietaba mucho y es el pensar en cómo me queda esta u otra prenda.

-¿Te gusta ese jean? -me pregunta al ver que lo sigo sosteniendo – es uno de mis preferidos porque es muy cómodo, un corte clásico que seguramente te quedara muy bien.

-Me gusta, voy a probármelo, ya regreso -le digo caminando hasta su baño. Me pruebo rápidamente el jean y veo que me ajusta perfecto.

Abro la puerta y Camila me mira sonriendo.

-¡Te quedó perfecto Betty! -exclama emocionada. Eso me hace sonrojar algo avergonzada.

-Gracias Camila, no es para tanto.

-Lo digo con toda sinceridad Betty, te quedó muy bien -asegura Camila mientras señala palmeando con la mano sobre la cama para indicarme que me siente -ven y seguimos, nos falta alguna blusa o camisa y algo para abrigarte.

-Cualquier cosa me sirve, veo que somos de la misma talla, aunque tu eres un poco más alta.

-Es cierto -me dice mientras asiente con la cabeza y remueve alguna pelusa de una camisa -Y entonces me contabas que eres hija única -continúa preguntándome mientras extiende algunas blusas y camisas en la cama para que yo las vea.

-Si, aunque siempre quise tener un hermano, pero mis padres me decían que yo fui prácticamente un milagro y por la seguridad de mi madre no se quisieron arriesgar con un segundo hijo.

-Ya veo -me dice ella -entonces tal vez no entiendas lo que es sentirse responsable por cuidar a un hermano menor cuando siempre anda metiéndose en problemas, tratando de protegerlo de todo lo que pueda dañarlo.

-Pues no Camila, a decir verdad no.

-Mira Betty, los hermanos mayores sentimos que es nuestra responsabilidad enseñarles y cuidarlos, quisiéramos evitarles cualquier dificultad, cualquier tipo de dolor, porque a pesar de llevarnos pocos años, los vemos como nuestros chiquitos toda la vida, tratamos de aconsejarlos, de estar ahí para ellos y nos duele profundamente verlos sufrir -afirma Camila suspirando -por eso no importa la edad o la distancia que el destino ponga entre nosotros, yo siempre estaré dispuesta a hacer lo que sea por el bienestar de mi hermano.

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