"¿Qué si yo te amo? Dios mío, si tu amor fuera un grano de arena, el mío sería un universo de playas."
― William Goldman, The Princess Bride.
POV Armando
-Buenos días mi vida hermosa, no sabe cómo la he extrañado -le digo bajito, mientras me acerco a ella, que lleva puesto ese precioso conjunto de traje rojo que tanto me encanta.
Betty está de pie frente a su escritorio, tiene en la mano las tarjetas de sus dos obsequios y en el rostro una sonrisa pícara que me enloquece.
-Doctor Mendoza, buenos días, veo que esta mañana decidió demostrar sus habilidades para escabullirse en oficinas ajenas.
Dejo salir una pequeña risa, tratando de no hacer mucho ruido.
-Por usted doctora Pinzón -le susurro -por usted yo me arrastraría ida y vuelta al mismo infierno, si de eso dependiera poder verla y poder...
Me acerco a ella y tomo su cintura, la atraigo hacía mi abrazándola contra mi cuerpo, sus manos viajan instantáneamente a mi cuello y ella se abraza a mí con la naturalidad con que ahora lo hace, mientras que mis labios quedan a pocos centímetros de los suyos.
-Te extrañé demasiado Beatriz, ya no sé qué voy a hacer ahora, todo el día solito, cuando tú no estés a mi lado, rondar por ahí como un alma en pena será -le susurro mientras suavemente la arrincono contra su propio escritorio.
Ella me sonríe.
-Yo también te extrañé -me susurra de vuelta, su tibio aliento acariciando mi piel.
Me llama, toda ella me hipnotiza y me arrastra a buscar ese lugar del universo en el que me siento completo.
Recorro sin dudarlo más el breve espacio que queda entre mi boca y sus deliciosos besos, me hundo en el sabor de sus labios y me pierdo en ella, estoy entre sus brazos y ella me besa de vuelta.
Mi lengua juega con la suya delicadamente, reclamo un poco de acceso y luego dejo que tome control ella, los papeles se invierten y soy yo quien cede, dejando gustoso que ella me atrape y hasta me muerda un poco a su propio ritmo y medida.
Esta mujer divina, que es la razón de mi existir me besa con una pasión tal que me derrite el corazón y me acaricia con una ternura con la que nunca antes me había tratado nadie.
Beatriz me besa y cada uno de sus deliciosos besos me llena de ella, de su presencia en mi vida, no necesito nada más.
Bueno, excepto tal vez aire.
Y seguramente a ella también.
Ese mismo aire que me empieza a faltarnos y que nos obliga a separarnos, espaciar un poco los besos hasta que yo me alejo un instante y la mira, llevo mi mano a su mejilla y ella asiente. Creo que ha sido evidente mi intención.
-Voy a frenarme un poquito mi vida porque si no vas a terminar prohibiéndome la entrada en esta oficina -le digo mientras respiro profundo sonriéndole, la acaricio y ella me devuelve el gesto acariciando mi nuca.
-Y no queremos que eso suceda -responde Betty en un susurro ahogado.
-No señora, no queremos.
Los dos reímos bajito.
Entonces decido que es mejor aflojar un poco mi agarre porque la sensación de su cuerpo contra el mío empieza a despertar en mi unas ganas de ella que ahora mismo, no tienen mucho futuro. Y creo que mi amigo no va a entender razones si lo dejo que continúe entusiasmándose.
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Ilusión
FanfictionDespués de mucho esfuerzo, Armando ha logrado que Betty lo escuche y ella ha decidido que vale la pena darle una nueva oportunidad, se quedará en Ecomoda pero... ¿Logrará que se quede con él? Esta historia está ubicada después de los eventos de "D...