Capítulo 18

1.1K 116 265
                                    


"El destino no es la senda que se nos da, sino la senda que uno elige para sí mismo."

―Megamente



POV Armando

Camila saca de su bolso las llaves de mi carro, que está parqueado apenas a un par de lugares del de Betty. Ella nos pasa y nos dice que nos sigue, Betty se ha comprometido a acompañarla a hacer unas compras en el centro comercial más cercano, pero que esté en el camino a la clínica y hemos convenido ir nosotros adelante y que ella nos siga.

El carrito azul de mi Betty está más cerca del restaurante que el mío, así que ella abre y entramos al auto mientras que mi hermana sigue hasta el mío.

-Sabe que nunca habíamos estado así Beatriz –le digo yo mientras me giro un poco en el asiento –jamás había subido yo a su carro nuevo y tampoco nunca había sido usted quien condujera y yo el pasajero.

Betty me mira por un segundo, su mano pausada en la llave, insertada en el encendido del carro.

-¿Y le molesta no ser usted quien conduce? –me pregunta dudosa.

-¡No mi vida! ¡Claro que no! –exclamo yo sonriéndole y viendo como cambia su carita –cómo me va a preguntar eso si yo lo que siento es mucha alegría por usted Beatriz, verla así toda sonriente y conduciendo su propio auto a mí me llena de orgullo, en verdad es que me alegra muchísimo por usted, porque se merece tener todas las comodidades que quiera y necesite en su vida, porque además de todo este carro hacía mucho que cierto imbécil se lo había prometido como parte de sus ganancias en la empresa y nunca le cumplió –le recuerdo yo.

-Pero usted si me autorizó un auto, lo que pasa es que en ese momento era una tontería de mi parte creer que usted se pondría celoso de verme manejar un mejor auto que los que tenían ustedes los ejecutivos y se me fueron las luces comprando ese Mercedes tan ostentoso y ridículamente caro.

-¿Quiere que le confiese que era lo que a mí más me quitaba el sueño de todo ese asunto del Mercedes? –le pregunto mientras enciende el auto y lo deja para que caliente un poquito –No era lo que usted pensaba, no era el dinero en realidad.

Me mira interesada en lo que acabo de decirle.

-¿Qué era?

-Saber que usted andaba con ese tipo que la alejaba de mi lado, que ya no era quien la tenía cerquita en mi auto cuando la llevaba a su casa por las noches... que era él quien la tenía sentada a su lado... para besarla y acariciarla como a mi tanto me gustaba hacer –confieso esto último en un susurro.

-No es cierto, a usted lo que le enojaba es que fuera su dinero –me responde también en un susurro y con una pequeña sonrisa.

-¡Claro que si era cierto Beatriz, yo hasta pesadillas tenía con eso!, Donde la veía besarse con él adentro del carro... –le aclaro con dolor pero ella me mira escéptica y entonces agacho la mirada, suspiro y ella toca con cariño mi brazo –sé que parezco un loco cuando se lo cuento así, ¡Pero es que lo estaba! Yo no entendía porque me había cambiado por él si nosotros estábamos tan bien, yo tenía un hueco en el pecho, no tiene idea lo mucho que me atormentó con eso...

-Perdón Armando –me dice ella con tristeza -por favor perdóneme por ese juego ridículo que pensé a manera de venganza, por haberle hecho creer que tenía algo con Nicolás y por dejarlo pensar que salíamos en planes de romance cuando no fue así, yo me di cuenta muy tarde que lo que hacía no estaba bien, para ninguno de los dos –me dice ella en un susurro mientras atrae con sus dos manos mi rostro para acercar su frente a la mía –lo siento mucho, perdóneme.

IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora