Capítulo 46

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"Quiero ser todo eso cotidiano que sin pretexto te siente la piel, y sin prejuicio te roza las manos.

Quiero ser todo eso cotidiano que nunca miras y siempre tocas, que sin cautela se acerca a tus ojos, y sin recato te prueba la boca."

- Ligia García y García



POV Armando


-¿Cómo es que tienes comida en tu nevera mi vida? – le pregunto observándola mientras me desabotono y remango la camisa -Creo que se ve incluso más ocupada que la mía.

Ella ríe un poco al tiempo que saca un paquete de queso y uno de algún tipo de carne fría, tajados ambos.

Después de que terminó la canción y en medio de un suave beso que parecía marcar el inicio de la tan prometida diversión, los quejumbrosos sonidos de hambre del estómago de Betty nos detuvieron entre risas.

Insistí en que nos tomáramos un momento para comer algo antes de que pues... nos ocupemos llenando otro tipo de necesidades.

La tomé de la mano y a pesar de sus quejas, me la traje a la cocina en busca de aliviar en algo su hambre, para calmar de una vez por todas a su muy ruidoso estómago.

-En realidad fue cosa de mi mamá que insistió en que mi nevera nueva ya llevaba un día de instalada y encendida, y que ya podía ponerle algo de comida adentro, según me dijo no es de buena suerte tener una nevera vacía así que ayer mismo compramos algunas cosas de mercado -me cuenta ella mientras regresa para acomodar todo junto al pan tajado -en especial comida que podía necesitar mientras que lograba organizarme, mudar mis cosas y empezar a cocinar de forma permanente acá.

-Ingredientes para sándwiches, incluyendo salsas, jugos de varios sabores para acompañar el sándwich, veo algunas frutas y leche para desayunar -le digo mientras llego a su lado y me asomo, sosteniendo abierta la puerta cuando ella toma se aleja buscando un plato y un cuchillo para untar, entonces abro también el congelador, y veo un tarro redondo que me llama la atención -¡Helado de chocolate! ¡Doña Julia definitivamente sabe lo que hace! ¡No necesitamos nada más mi vida!

Betty dando un par de pasos acomoda los ingredientes en la barra que da extensión al mesón de la cocina en una forma de L muy elegante y funcional. Dos bancos altos de madera en color rojizo que caben perfecto debajo de este espacio completan el mobiliario de su cocina, sin embargo, ambos estamos de pie y creo que estamos más cómodos así.

Se sonríe levantando la mirada para verme cerrar la puerta. Ella ya tiene todo organizado y está lista para empezar, porque no hay nadie más eficiente que mi Betty.

-El helado es uno de mis pocos pedidos expresos en esta compra y como verá usted doctor Mendoza, el tamaño del recipiente me deja suficiente hasta como para compartir.

-Así que le encanta tanto el helado de chocolate doctora Pinzón, tomo nota atenta para cuando pueda necesitarlo -afirmo acercándome para ubicarme a su espalda y darle un beso en el cuello.

-Me encanta que últimamente sea usted tan dado a las tareas en equipo mi doctor Mendoza -me susurra a tiempo que trata de abrir los paquetes, solo que yo sigo repartiendo más besos ligeros en su cuello y ella se estremece un poco por las cosquillas -es muy bueno mantener la moral alta mientras los demás trabajan.

-Estoy completamente a sus órdenes mi preciosa y eficiente cocinera, siempre listo para mimarla mientras usted trabaja -le aseguro yo continuando con mis caricias.

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