Mi padre es Harry Styles

¿Dónde estabas?

Emma;

- Qué fué lo que dijiste?!-, me preguntó Laura mientras me miraba asombrada.

Mi corazón comenzó a acelerarse.

- Que al viajar..., pierdo el tiempo-, le respondí tontamente.

Ella asintió y luego soltó una risa.

- Creí haberte escuchado decir " Nunca debí haber viajado en el tiempo"-.

Reí con ella, aunque por dentro estaba asustada, no la conocía bien, y si ella se enteraba de la verdad, al volver a su ciudad le diría a todos que vengo del futuro.

- Laura?-, le dije.

Ella se volteó a verme.

- Sí?-.

- Conoces bien esta isla?-, le pregunté.

Ella hizo una expresión extraña con su cara, intentando decir muchas cosas.

- Ummm, llevo muchos años acá..., pero esta isla te puede llegar a confundir más de lo que crees..-, me dijo.

Agaché mi rostro.

- Pero si la conozco, en parte-, susurró.

La miré asombrada.

- Hay una cueva que se encuentra cerca de una casacada, creo que va hacia el oeste, sabes de cúal hablo?-, le dije.

Ella lo pensó unos segundos.

- Creo que sí, pero no estoy segura Emma-, dijo mientras resfregaba sus ojos, al parecer tenía sueño.

Ella paró unos segundos y me miró.

- ¿Y si continuamos mañana?, tengo sueño-, me susurró.

Le asentí, aunque me sentía extraña, de seguro los chicos me estaban buscando.., eso creo.

Harry;

Llegamos a la cueva y pateé una pequeña piedra, haciendo que llegara hasta la cascada.

Eleanor me rodeó con sus manos.

- Hola...-, me susurró al oído.

Me dí la vuelta y agaché mi rostro.

- Qué sucede?-, me preguntó con su dulce voz, nunca me cansaría de escucharla.

Suspiré y bufé.

- Harry, me asustas, que pasó?-, me volvió a preguntar.

Me separé de ella y unas lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas, yo era un hombre que no lloraba fácilmente.

- Es Emma...-, susurré.

Ella abrió sus ojos como dos grandes platos.

- La perdí...-, dije mientras me sentaba y hundía mi rostro en mis rodillas, haciendo que mi pelo cubriera mi rostro.

- Qué hiciste qué?!-, dijo espantada.
- Dime que es una broma, Harry-, gritó.

Todos los chicos comenzaron a rodearnos.

Negué.

Sentí como ella salía corriendo, me paré rápidamente y la seguí.

- A dónde vas?!-, le grité mientras corría detrás de ella.

- Solo tengo pocos meses para estar con mi hija, no la quiero perder en una maldita isla -, me dijo mientras intensificaba la velocidad con la que corría, y gritaba el nombre de nuestra hija.