¿Volverás a mí? [loki y tú - 2datemporada]

•Capítulo especial II•

Un amor obsesivo y tóxico.

La joven Karun fue acogida por Galaxia, llevándola a su palacio y convirtiéndola en una princesa, decidió entrenarla para sus batallas, para su sorpresa, la joven tenía poderes de Piroquinesis, siendo esa su fuente principal de poder, la reina decidió agrandar aún más su nivel, volviéndola una hechicera hábil y una combatiente estrella.

Su amistad fue creciendo con el tiempo, tanto así que la profecía se había dejado de lado, almenos por un tiempo, ya que la poderosa mujer de corazón inquebrantable se había pillado por otra de cabellos rojos y sonrisa tímida.

Pero para Karun sería algo más que una fijación, se convertiría en amor.

Ella creía que podía cambiar a Galaxia, que podía desaparecer todo rastro de la oscuridad que se había ido formando en su vida.

Pero estaba muy equivocada, porque en todo su tiempo juntas, ella jamás cambió.

Galactic queen era un espíritu libre, no le gustaban las ataduras, ella no le pertenecía a nadie, pero lo que ella quisiera, le pertenecía, eso incluía a cualquier ser existente, y en ese caso, la pelirroja era de su pertenencia. Por lo cual, Karun no podía encariñarse por nadie más, sólo por la reina; pero la reina sí podía hacer lo que ella quisiera, sin que la joven pudiese reclamarle o reprocharle algo.

—¿¡Por qué te besaste con ese pueblerino, Galaxia!? ¡Yo estaba justo frente a t...!

En seguida, recibió una fuerte bofetada.

—¡Yo soy la reina, y puedo hacer lo que me plazca!

Esa siempre fue la respuesta de la mujer en cada oportunidad, incluso en las batallas, cuando la chica le suplicaba que no exterminara más planetas, ésta simplemente hacia caso omiso y le demandaba que se enfocara en su trabajo.

Pero nunca le importó cuántos gritos le diera, cuántas veces la viera acostándose o besándose con alguien más, cuántas muertes macabras podía ocasionar, porque al final del día, Galaxia siempre iba a sus brazos y la besaba a ella.

Eso era suficiente para ella, aunque en el fondo deseaba aunque fuera sólo un poco de su corazón.

Pero Galaxia jamás se abrió.

Fue con todos esos acontecimientos, que una obsesión inició por parte de Karun.

Quería estar cerca de ella todo el tiempo, quería que le dijera que la amaba todo el tiempo, quería su toque todo el tiempo, la quería a ella todo el tiempo.

—Karun, entiende. Debes quedarte aquí o me distraerás en mi batalla. —mencionó ella, mientras se vestía.

—Pero yo quiero estar contigo, yo te amo, ¿tú me amas?

—Por supuesto, no seas tonta. —rodó los ojos.

A veces sus besos eran fríos, otras veces eran apasionados, pero eso ocurría en muy pocas ocasiones.

Una vez, en medio de una batalla, la joven decidió ayudar a un hombre que se había quedado atrapado entre las ruinas de su hogar roto.

Grave error.

—¿¡EN QUÉ DEMONIOS ESTABAS PENSANDO EN ACERCARTE A ESE HOMBRE!?

—¡Y-yo sólo quería ayudarlo!

—¡TÚ NO DEBES AYUDAR A NADIE MÁS, SÓLO A MÍ! —estrujó su rostro con rabia— ¡ERES MÍA! ¿NO LO HAS ENTENDIDO, KARUN?

—¿¡Pero por qué tú no puedes ser mía también!?

Nunca respondió a su pregunta.

—¡Sí quieres andar con cualquier ser que se te antoje, olvídate de mí! —exclamó con ira, soltándola y saliendo de su habitación.

—¡Galaxia, no me dejes! ¡Moriré sin ti!

—¡Entonces muérete!

Desde ahí, la mayoría del tiempo la reina se mostraba distante, pese a que la joven intentara seducirla de cualquier forma, incluso en medio de cosas importantes.

—Karun, ¿qué demonios estás haciendo? ¿no ves acaso que estoy en una reunión importante?

—Pero yo quiero estar contigo, además hago parte del equipo.

—Mephisto, sácala de aquí.

En vez que cambiarla, lo que estaba haciendo era empeorar su carácter, pero nunca se dio cuenta de ello.

—Ya no seguirás en las batallas, me has decepcionado de gran manera.

—¡No, Galaxia! ¡Dame otra oportunidad, te haré sentir orgullosa!

Pero siempre, por más de que intentara sorprenderla, nunca sucedía.

Galaxia ya no era la misma que cuando la conoció, era un ser lleno de frialdad.

—De acuerdo. —suspiró— Esta es tu última oportunidad.

—¡Grandioso! ¿Cuál es el siguiente planeta?

—La tierra.

Y ese se convertiría en el planeta más odiado por la joven de cabellos rojizos.