¿Volverás a mí? [loki y tú - 2datemporada]

[23. Recordando]

Loki despertó repentinamente, había estado dopado desde el momento en que supo que la castaña había llegado a la torre y estaba en una celda confinada, se levantó con cuidado, sintiendo un ligero ardor en la herida que le provocó la espada de la mujer, pero que ignoró. Salió de la habitación, buscando a los demás, encontrándolos al cabo de unos minutos en la sala de conferencias observando a través de las cámaras a su esposa en la celda, ésta estaba totalmente estática en su lugar, parpadeando de vez en cuando, por lo que sabía Natasha y Peter ya habían ido a visitarla, habían logrado muy poco, pero al menos no había intentado asesinarlos.

Cuando entró a la sala, todos le brindaron una sonrisa cálida.

—¿Se siente mejor, señor Loki? —preguntó el chico araña.

—Sí, niño. Gracias por cuidarme.

Le palmeó la espalda al muchacho, dándole una leve sonrisa, para después sentarse a su lado.

—Quiero ir a verla.

—¿Crees que sea conveniente, Loki?

—Me siento mejor capitán, estoy en capacidad de verla.

Todos se miraron entre ellos, para después dar un asentimiento.

—Bien, pero Peter te acompañará.

—Hecho.

...

En las celdas.

Loki y Peter llegaron hasta la celda de máxima seguridad, siendo éste último quien habló primero.

—Hola de nuevo.

La mujer levantó la mirada, a pesar de que estaba seria, tenía un destello de alegría al ver al joven arácnido otra vez, sin embargo, ese destello desapareció cuando observó al dios del engaño, él se acercó hasta el vidrio que los separaba.

—___...

Ella reaccionó inmediatamente a su voz, levantándose y acercándose hasta quedar frente a él.

Esa era la misma voz de su sueño.

Detalló con sus ojos al pelinegro, sintiendo un agudo dolor de cabeza en seguida, lo que provocó que cerrara los ojos, y pronto una palabra vino a su mente.

—Te prometo que siempre estaré contigo, y si me voy, siempre volveré, porque tú eres lo que más quiero en esta vida...

Soltó un jadeo de dolor, tomándose fuertemente la cabeza, lo que hizo preocupar a los otros dos individuos.

—¿Estás bien? —preguntaron al unísono.

Pero ella no respondió, porque de nuevo esa frase llegó a su mente.