[45. Perdón]

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Soltó un sollozo roto, revolviéndose el pelo

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Soltó un sollozo roto, revolviéndose el pelo.

¿Qué más podía hacer?

Si le contaba la situación, él no le permitiría hacerlo.

Alejarlo, no podía porque lo amaba demasiado.

Mantenerlo, tampoco porque en algún momento su destino llegaría por ella.

—¿Qué hago? ¿Qué hago?

Se levantó, caminando en círculos por todo el lugar, mientras su respiración se volvía pesada y al mismo tiempo se mordía fuertemente el pulgar.

"Сез бернәрсә дә эшли алмыйсыз, минем китабым бар, мин сезне теләгәнчә контрольдә тота алам, бу сезнең язмыш (no puedes hacer nada, yo tengo el libro, yo puedo controlarte como desee, este es tu destino)."

—¡Joder, cierra la boca!

Estaba acabada, no tenía ninguna otra opción.

Suspiró pesadamente, volviendo a tumbarse en la silla, mientras estampaba su cabeza contra la mesa.

...

Al anochecer.

—___, ¿sigues aquí? —preguntó Thor, llegando a la biblioteca.

Pero al notar el lugar vacío, frunció el ceño.

¿Dónde estaba?

La buscó por los alrededores de la torre, pero no encontró rastro alguno de su mejor amiga.

—¿A quién buscas con tanto afán, hermano?

—A tu esposa, no la veo por ningún lado.

—¿Cómo?

—No está, Loki.

—¿Ahora dónde se metió?

De pronto, Pietro llegó a la escena.

—¿Qué sucede, chicos?

—¿Has visto a ___?

—Sí, está en la bodega, revisando las cosas de su padre.

—De acuerdo, gracias.

Ambos hermanos se dirigieron al lugar rápidamente, encontrando a la castaña ojeando uno de los trajes de su padre.

—Habla con ella, los dejaré a solas. —susurró el rubio, dándole un codazo.

Loki sonrió.

Su hermano siempre ayudándolo para solucionar las cosas.

Entró completamente a la bodega, soltando un carraspeo para llamar la atención de la mujer, pero cuando ésta se giró, pudo notar las lágrimas en sus ojos.

—___...

—¿Qué quieres, Loki? —murmuró, volviéndose a girar para darle la espalda.

—Por favor, hablemos. Odio verte llorar.

—Creo que ambos dijimos suficiente, ¿por qué simplemente no lo dejamos así?

El dios del engaño se acercó hasta ella, tomándola del mentón para que lo mirara.

—No puedo dejarlo así.

Ella suspiró.

—No insistas, no estoy de humor para esto ahora.

Ambos mantuvieron sus miradas fijas entre los dos por unos momentos, cada uno con sus propios dilemas.

—¿Ya no me amas?

—Loki...

Las lágrimas descendieron por sus mejillas, al ver a su esposo con ese semblante de miedo, de tristeza.

No podía dejarlo así, simplemente no podía.

—Te amo, te amo demasiado. —sollozó— Y lo lamento, por todo lo que dije, sólo no sé que hacer.

—Ven aquí, mi amor.

Se abrazó rápidamente a él, permitiéndose llorar libremente en su hombro, mientras éste acariciaba su espalda y plantaba dulces besos en su cabeza.

—Lo lamento muchísimo.

—Yo también lo lamento.

Sus frentes se juntaron, a la vez que limpiaba sus lágrimas con sus pulgares.

—Ambos somos un poco idiotas.

—Pero ambos nos amamos mucho.

Finalmente ella sonrió de forma dulce, acariciando el cuello del pelinegro con las yemas de sus dedos. 

—¿Quieres ver algo que encontré? —comentó de forma coqueta.

—Por supuesto, preciosa.

La reina se levantó de su lugar, ocultándose tras una pila de cosas de forma seductora, provocando una sonrisa armoniosa por parte de su esposo, quien aflojó su corbata, teniendo una idea en mente de lo que tramaba su esposa.

Sin embargo, no fue nada de lo que imaginó.

Después de unos largos minutos, su esposa no salía.

—¿Querida?

Ésta no respondió, por lo cual se levantó  y la buscó.

—¿Acaso quieres jugar, muñeca?

Una risita resonó a sus espaldas, así que se giró esperando verla, pero no.

—¿___? ¿Dónde estás, princesa?

Repentinamente, la castaña salió del otro lado, empapándolo de forma rápida con una pistola de agua, dejándolo en shock y provocando una graciosa carcajada por parte de su esposa.

—¡___!

—¡No seas amargado y diviértete, cuernitos! —exclamó, lanzándole la otra pistola.

La tomó ágilmente, sonriendo ladeadamente.

—¡Ven aquí, señora Laufeyson!

La pareja corrió por todo el lugar, disparándose agua hasta que sus prendas terminaron empapadas, al igual que sus cabellos, hasta que finalmente en determinado momento el agua de las armas de juguetes se acabó.

—Eso fue divertido. —sonrió.

El hombre detalló a su esposa, con la ropa mojada ajustándose en su cuerpo escultural, las gotas de agua deslizándose por su cuello, su bonito ojo plateado y su bonito ojo café, ambos deslumbrando al verlo a él.

Era demasiado perfecta para este universo.

Se acercó hasta ella, tomándola por los muslos.

—Ahora, yo tengo algo más divertido para hacer.

—¿Ah sí?

—Así es.

Sus labios se unieron en un deseoso beso, con sus cuerpos mojados mezclándose entre sí.

¿Volverás a mí? [loki y tú - 2datemporada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora