Venganza

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-¿Qué pasa con ella?
-Me has prometido que no se lo contarás...
-A nadie.-la interrumpo.- ¡Continua!
-Está bien...-dijo dando un suspiro.- Allí donde la ves, hace unos años, estaba gordita. Bueno...hablemos claro. Estaba bastante gorda. Y la mayoría de nosotros no metíamos con ella día si y día también...
-¿Y qué tiene que ver eso conmigo?
-Por favor, dejame que termine y después preguntas lo que quieras, ¿vale?
-Vale, continúa.-la dije haciendo un gesto con la mano para que siguiera hablando.
-Pues eso, que nos metíamos mucho con ella. Eso fue durante prácticamente toda la ESO, hasta septiembre del año pasado.-dio un parón para suspirar como si recordara algo triste y continuó.- Ese año vino prácticamente como está ahora. Delgada y guapa. Ya nadie se metía con ella, y los chicos empezaron a perder el culo por acostarse con ella. Reconozco que de pequeña yo fui mala con ella, pero la pedí disculpas por mi comportamiento mil veces. Pero nunca me perdonó, y desde entones siempre ha intentado hacerme la vida imposible, poniendo a la clase en contra mía y todas esas cosas... Pero para ella no era suficiente con eso. Siempre que alguien se intentaba hacer mi amiga, la jodia también, y hacia lo mismo con ella que conmigo.
-¿Por qué me cuentas esto Sofia?-dije perpleja tras aquella historia que nunca me habita imaginado.
-Por que ahora esta haciendo lo mismo contigo, y va a hacer que te odio todo el mundo hasta que dejes de ser mi amiga. Lo siento...no debí meterte en esto sabiendo las consecuencias. Fue muy egoísta por mi parte...-dijo bajándo la cabeza avergonzada.
-Eh, no es tu culpa, ¿vale? Si ella quiere jugar a ese juego, yo no voy a ser menos.
-No Irene...no te enfrentes a ella, es popular y tu acabas de llegar...pondrá a todo el instituto en tu contra...
-¿Te crees que me importa? Los que se dejen llevar es porque no valen la pena, ¿no crees?
-Jo tía, te envidio.
-No podrías envidiar nada de mi, te lo aseguro...
-¿Como qué no? Para empezar que te da igual lo que piense la gente, y eso es algo que no le pasa a muchos.
-Lo único que necesitas es tener personalidad y las ideas claras.
-Ya tía lose...-dijo en un suspiro.-Te vas a meter en una buena por mi culpa... ¿piénsatelo mejor vale?
-No te voy a dejar sola, así que no sigas insistiendo, ¿vale?
-Bueno...yo no insistiré sea cual sea tú decisión si me prometes que lo pensarás detenidamente, ¿vale?
-Trato hecho.-dije, y ella me dio un abrazo.
En ese momento tocó la campana y nos dirigimos otra vez a clase. Mientras subíamos, me dio tiempo a ordenar mis ideas. Sofia se metió con Raquel hace años, y ella lo pagó dejándola sola en clase. No digo que no tenga derecho a enfadarse por lo que la hizo, pero con la venganza no conseguirá nada, y haré lo que haga falta para convencerla de ello. En este momento, mi única amiga es Sofia, y yo por mis amigos hago lo que haga falta.
Subimos a clase y el ambiente no había cambiado, aunque esta vez ya no estaba sola, sino con Sofia y Esther que nos hablaba de vez en cuando. En cuanto a Raquel, me miraba a veces de reojo pero no decía nada, zorra, pensé. Pero por otra parte tuvo que ser dura esa estapa. A una amiga de Texas le paso lo mismo, y fue bastante duro...
Entró mi profesor de mates y todos nos fuimos sentando en nuestro sitio. Más o menos a mitad de la clase, Raúl me habló por primera vez en todo el día.
-¿Sabes como se resuelve este problema?-me dijo susurrando y marcándome con el lápiz el ejercicio de su cuaderno. Yo me asome un poco para verlo mejor.
-Hay que hacer Pitágoras en ese triángulo, y así ya obtienes el lado para sacar el del rombo.
-Ah...-dijo como si lo entendera.- Sigo sin pillarlo.-dijo riéndose. Yo le sonreí y se lo expliqué tres veces más hasta que cogió la idea.
-Que buena profesora eres.-me dijo guiñándome un ojo.
-¡Y eso que te lo he explicado 4 veces!-dije riéndome con él. Nunca pensé que lo haría, como siempre es tan gilipollas.
-Pues contigo he logrado el récord para saber hacer un ejercicio de esos.
-¿Me debería de sentir orgullosa?
-Bastante.-dijo pasando hojas sin sentido de su libro de matemáticas.-Podríamos quedar hoy para que me lo explicaras.
-Pero si solo llevamos una clase.-dije en tono divertido.
-Si, pero en una clase hemos dado 5 puntos, de los cuales no entiendo nada.-dijo señalándomelos con el dedo.-¿Podrías entonces?
¿Estaba ligando conmigo? ¿Enserio?
-Es que...tengo que cuidar de mi hermana pequeña.
-Podríamos ir a tu casa, sólo si tu quieres, claro, y asi así cuidas de tu hermana mientras me ayudas a hacer los ejercicios que mandará al final de la clase.
¿Que narices le digo? Mi madre me ha dicho que no salga de casa...nada sobre que no pueda traer a alguien para estudiar.
-Está bien, ¿a las 7?
-Perfecto.
En ese momento Raquel se dio la vuelta y le echo una mirada asesina a Raúl. ¿Por qué siempre nos mira así? ¡No estará celosa!
-Sí, lo está.-dijo respondiéndome como si me hubiera leído la mente. Me quedé mirándolo como si ahora el tuviera tres ojos, y se rio.
-¡Vamos! Tampoco es tan difícil saber que pensabas en eso.
-También es verdad que...
-Aunque es ridículo que este celosa de ti.-dijo interrumpiéndome.
¡Ya le vuelvo a odiar!
-¿Y eso por qué?-dije con tono molesto.
-¿Tú te has visto? ¡eres lo contrario a mi!
-¡Gracias a dios!-dije levantando las manos en señal de alabanza. El me sacó la lengua y termino la clase.
En las tres horas siguientes, comentábamos cosas de vez en cuando, y me sacaba de quicio otras. Era majo, después de todo.

Cuando salí del instituto despidiéndome de Sofia, y después de haberle dado mi número a Raúl, me fui a buscar a mi hermana a la guardería que estaba solamente a dos manzanas. Durante el camino, se me ocurrió mandarle un mensaje a Pablo, aunque claramente no debería hacerlo, por lo gilipollas que había sido, pero algo respecto a la salud de un ser querido como lo de su abuela debía preguntárselo.
Hola Pablo, ¿qué tal está tu abuela? Espero que bien. Besos

Dejadme respirarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora