Hola a todos, siento no haber escrito nada durante todo este tiempo. La mitad de este capítulo llevaba escrito desde antes del verano, pero nunca encontraba el momento para terminarlo. Espero volver a escribir diariamente al menos un capítulo como hace unos meses. Gracias por la espera y espero que os guste.
Alex
-¡Irene, no!-le grite a mi hermana para evitar que viniera con nosotros.
-Te contaré todo lo que pase, te lo prometo.-la prometí cerrando la puerta rápidamente para evitar una reacción por su parte que ponga las cosas aún mas difíciles.
En el fondo sabía que pensaría en algo para venir con nosotros, así que tendríamos que actuar lo más rápido posible.
Mi madre y yo estábamos esperando a que llegara el ascensor. Desde allí, se oía como mi hermana gritaba de frustración, pero yo no podía hacer nada para evitarlo. Alguien tenía que quedarse con Ale, y no iba a ser yo.
El ascensor abrió sus puertas por fin, y mi madre y yo nos metimos dentro rápidamente, pulsando el botón -1 para coger el coche del garaje. Realmente no tenía muy claro que íbamos a hacer ni a dónde tenía pensado ir mi madre. Intentaba hablarla, pero ella lo único que hacía era jugar nerviosa con sus dedos, llorar y temblar.
Me dolía tanto verla así, ver al mismísimo miedo en sus ojos rojos de color café, cubiertos de miles de lágrimas que descendían por sus mejillas constantemente. De vez en cuando, se secaba la cara con la manga de su chaqueta roja de punto, pero enseguida volvían a brotar de nuevo otras nuevas.Llegamos al coche, y ella se sentó, colocando las manos en el volante, preparada para arrancarlo en cuando me metiera en el coche. Yo me senté en el asiento del copiloto, y cerré la puerta de un portazo, deseando salir de allí para saber si le había pasado algo a mi padre. Mi madre me miró durante unos segundos, y en seguida volvió a fijar la vista al frente. Después de abrocharse temblorosa el cinturón, volvió a poner las manos en el volante, pero sin intención ninguna de arrancarlo. Al ver que no se movía, le puse la mano delante de su cara y chasquee mis dedos para hacer que volviera a este mundo, pero en ese momento me di cuenta de que le temblaban tanto las manos que no era capaz de conducir.
-Conduciré yo.-dije saliendo del coche, sin esperar si quiera a que me contestara. Abrí la puerta de su lado y tras desatarse el cinturón se desplazo al asiento de al lado. Yo me metí dentro, y salí de allí lo más rápido que pude.
Cuando ya habíamos logrado salir del garaje, la pregunté sin quitar la vista de la carretera.
-¿Dónde está?
-Estaba muy borracho, seguramente vendría de algún bar, pero no sé de cual...-dijo volviendo a llorar otra vez.
Después de pensarlo durante unos segundos, se me ocurrió el sitio donde podía haber estado bebiendo.
-Creo que yo si lo sé.-dije poniendo rumbo al bar donde le pillé poniéndole los cuernos a mi madre.
No era seguro que estuviera por esa zona, pero era el primer sitio al que se me ocurría que pudiera haber ido.
El bar estaba a unos 15 minutos desede la casa de mis padres, pero desde mi apartamento, no eran ni 5 minutos.
El bar se situaba tres locales después de la esquina la cual acabábamos de pasar con el coche. La mayoría de los locales de la zona eran bares pequeños pero eficaces para pasar una noche de sábado con los amigos y emborracharse tanto como para no acordarse de nada al día siguiente. Desde la ventanilla podías ver a grupos de entre 10 a 15 personas, bailando bailes ridículos o vomitando en la acera. Era bastante asqueroso, así que miré al frente y busqué el coche de mi padre. Dimos unas cuatros vueltas a la manzana pero no había ni rastro de éste. Así que pensé en otro sitio donde hubiera bares a los que podría haber ido, y nos dirigimos hasta allí. No llevábamos ni cinco minutos conduciendo desde que nos habíamos ido de esa zona de bares, cuando vimos un montón de ambulancias y coches de policía parados en medio de la carretera. Entre las luces y el sonido de las ambulancias, me estaba poniendo más nervioso de lo que ya estaba. Me paré justo delante de un precinto de la policía.
-Voy a ver que ha pasado, quedate aquí, ¿de acuerdo?-dije a mi madre mientras salía del coche. No le di tiempo para que contestara y pasando por debajo del precinto, me acerqué al primer policía que vi.
-¿Qué ha pasado?-dije mientras observaba todo el humo que había a unos metros de donde yo me encontraba. Intente ver que había pasado, pero entre las ambulancias y los coches de policía no lograba ver que era lo que provocaba todo ese humo
-Usted no puede estar aquí, vuelva a su vehículo por favor-dijo mirándome con toda la tranquilidad del mundo.
-Y una mierda.-dije corriendo dirigiéndome a donde provenía el humo. Mientas iba hasta allí, oí como varios policías me ordenaban que me parara y que volviera al vehículo, pero no hice caso alguno y seguí corriendo.
Cuando llegué, vi como los bomberos intentaban apagar el fuego de un coche prácticamente destrozado por el impacto y las llamas.
-¿¡Qué ha pasado!?-pregunté a una policía que no dejaba acercarme más al lugar.
-Un accidente entre dos vehículos. Uno de los conductores debió perder el control.-Dijo mirando su libreta.
-¿Sabes quiénes eran los conductores?-dije mientras intentaba avanzar para verlo desde más cerca.
-¿Es usted un familiar?-dijo la policía echándome nuevamente para atrás.-Quedese aquí, es por su seguridad.
-¡Por favor necesito saber si es mi padre o no!-dije ya perdiendo los nervios completamente.
-Tenemos la matrícula del segundo vehículo, es 4273 GFK.-dijo un policía acercándose a nosotros, mirando a la policía a la que intentaba sacar conversación.
-Es el coche de mi padre.-dije mientras un dolor intenso iba desde el pecho al resto de mi cuerpo.-Es el coche de mi padre..-volví a repetir sin poder terminar de creerlo. Había sido un cabrón conmigo y con mi madre, pero esto... No podía ser verdad, no podía estar muerto...
-¿Estás bien?-dijo la joven policía cogiendome del brazo para evitar que me cayera de bruces al suelo. Estaba blanco completamente, y mantenía la mirada fija en un mismo sitio, sin poder mirar ni responder las miles de preguntas que me hacían los policías que tenia a mi al rededor.
-¡Alex! ¡Hijo!-gritó mi madre corriendo hacía a mí.
-¿Señora es usted su madre?-La pregunto el policía que había confirmado la noticia diciendo la matrícula.
-Si soy su madre, ¿qué ocurre?-dijo dirigiéndose a mi con preocupación y con la respiración entrecortada tras las carrera que se había echado.
Los policías se miraron unos a otros durante unos segundos y después uno de ellos se acercó a ella.
-Lo sentimos mucho señora pero... Su marido...-dijo sin poder terminar la frase antes de que mi madre se pusiera a gritar como una loca.
-¡No puede ser, decirme que no es cierto! ¡Alex dime que no es cierto!-dijo gritando y agarrándose el pelo con las manos por pura rabia y frustración.
Yo simplemente afirme con la cabeza, y fue suficiente para que mi madre volviera a romper a llorar y se tirara al suelo, haciendo que sus rodillas soportaran el golpe contra el duro asfalto de la carretera.
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Dejadme respirar
RomansIrene es una chica de Texas que llegó nueva a un instituto de Madrid debido a una serie de sucesos que cambiaron su vida para siempre. Allí conocerá a dos chicos, Pablo y Raúl, que harán que su vida sea aún más complicada. Secretos, mentiras y coraz...