Cuando abrí la puerta del portal, vi como Pablo se alejaba sin volver a mirarme ni por un momento. ¿De verdad me había besado y yo le había correspondido sin haber puesto ni un poco de resistencia? Estaba tan desconcertada que me quede parada junto a la puerta del portal, mientras me miraba en el espejo. Tenia los ojos rojos, el pelo despeinado y los labios un poco hinchados. A mi nunca se me hubiera ocurrido besarlo así de repente en un ascensor, cuando hace escasamente unas horas antes se podría decir que habíamos discutido por un motivo que desconocía.
Respiré profundamente un par de vez y salí del portal. Todavía me temblaban un poco las piernas, así que me senté en el banco de en frente para esperar a Sofia. Todavía quedaban 5 minutos para las seis y media. Espero que sea puntual.
En esos minutos seguí dándole vueltas a lo que había pasado y pensé en todo lo que le diría cuando hablara con él. Le dejaría las cosas claras. Yo no quiero nada con él, bueno, ni con él ni con nadie. No estoy preparada para abrir mi corazón otra vez. Hace tiempo que he acabado por no me fiarme de nadie, ni de mi propia sombra. Lo que sucedió me hizo tanto daño que pensé que no volvería a querer a nadie de nuevo. Joder, al único chico que de verdad quería, del que me enamoré locamente...
-¡Hola Irene! -dijo mirándome de arriba a abajo -¡Oh, que guapa estás!
-Gra...gracias. Tu también estas muy guapa. -dije levantándome del banco y dándole dos besos. Llevaba maquillaje por un tubo, un pantalón vaquero corto con medias negras, unas botas marrones, una camiseta de tirantes escotada (aunque no había mucho que enseñar, la verdad) y una chaqueta de punto a la que se aferraba para que no se le cayera de los hombros.
Empezamos a andar hacia la parada de bus de la esquina mientras me contaba alegre los planes de hoy.
-Habíamos pensado ir de compras hasta las 9, que hay una sesión de cine de la película Anabelle y estos querían ir a verla.
-¿Estos? -pregunté extrañada.
-Claro, mis amigos.
-¿Pero no habíamos quedado con tus "amigas"?-Dije marcando la palabra amigas mientras pagaba al autobusero.
-Si, pero luego se han unido los chicos. Tranquila, son todos muy majos. -dijo mientras nos sentábamos en la parte de cuatro asientos. -A demás, tú ya conoces a Pablo.
-¿Pa...Pablo? -En ese momento me quedé totalmente pálida.
-Eh si...¿es qué pasa algo? -dijo preocupada por mi reacción.
-No...no para nada. -mentí. No, no puede ser que vaya. No estoy preparada para verle, no ahora.
El resto del camino me estuvo contando acerca de sus vacaciones en Londres con sus padres. En verdad me dio bastante envidia. Hacia mucho tiempo que no tenía tan buena relación con mis padres. Me preguntó a mi por las mías, pero esquive el tema sutilmente preguntándole lo primero que se me vino a la mente. A pesar de lo que le dije en la comida, no le había quedado claro que no me gusta hablar de mi vida personal. Pero hay que comprenderla, ella no paraba de hablar y yo solo la respondía "¡que bien!" o "¡que envidia!", y supongo que ella también tenía derecho a saber cosas de mi. Lo que no sabía es que tardaría más en conocerme de lo que ella se espera.
Cuando llegamos al Xanadu, nos bajamos y nos dirigimos a la entrada. Habíamos quedado con sus amigas en la zona WiFi, así que fuimos hasta allí juntas.
Ya eran las siete, pero sus amigas aún no habían llegado, así que nos sentamos en los sillones y esperamos cada una chateando con el móvil. Yo le pedí el teléfono de Pablo a Sofia y me lo dio sin preguntar para que lo quería, cosa que me extraño bastante.
-¿Sabes? Hacéis buena pareja. -dijo sin dejar de mirar su móvil.
-No quiero nada con nadie. -dije con un tono más seco de lo que pretendía.
-Uy, seguro que si le conocieras bien no dirías lo mismo. -dijo guiñándome un ojo. -Hace dos meses que lo dejó con su novia. Dicen que lo hace muy bien...
-He dicho que no me interesa. -dije molesta en el momento en que se acercaron 5 chicas a donde estábamos.
-¡Sofia, cuanto tiempo sin verte capulla! -dijo una de las chicas. Era rubia con los ojos marrones. Llevaba un peto vaquero largo y una camiseta corta dejando ver su ombligo.
Las otras chicas eran todas morenas con los ojos marrones, con pantalones vaqueros y blusas.
Mientras ellas hablaban, yo le mandé un mensaje a Pablo.
Pablo soy Irene. Tenemos que hablar, es urgente. Besos
-¡Pero bueno Isa, no sabía que ibas a venir! -dijo dándole un abrazo y dos besos.
-Quería darte una sorpresa. Llegué ayer de las Vegas y tenía ganas de salir con mis amigos. -dijo volviendo a abrazar a Sofia.
-¡Te lo habrás pasado poco bien puta! -dijo mirándome. -Por cierto, esta es Irene, una chica nueva de mi clase. Ella es Isabel -dijo señalandola. -Y ellas son Bea, Sandra, Carolina y Laura. -dijo señalándolas también.
-Encantada. -dije dándolas dos besos a cada una. Me daba la sensación de que no me iba a llevar bien con esa tal Isabel.
-Oye, ¿tú eres inglesa o algo por el estilo? -me dijo la que creo que se llamaba Sandra mientras entrábamos al Hollister.
-Soy de Texas.
-¿En serio? ¡Me encanta Estados Unidos! Y oye, ¿cómo es que te viniste aquí y por que hablas tan bien español?
-Yo... -dije arrepintiéndome por décima vez de haber venido.
-Se mudó aquí por alguna razón que no quiere compartir con nadie, y sabe español porque su familia es de aquí y venía mucho a visitarla. Es mejor que dejes de preguntarle, no le gusta que le pregunten sobre sus cosas personales, ¿vale Laura?
-Oh... -dijo avergonzada. Lo siento Irene, no quería ser demasiado cotilla. -dijo sacándole la lengua a Sofia. Me tenía que aprender ya los nombres antes de que pudiera cagarla otra vez, y esta vez en alto.
-No importa, tranquila. -Dije mientas mirábamos vestidos colgados en las perchas de la entrada.Unas hora y media más tarde aproximadamente, nos habíamos recorrido gran parte del centro comercial. Cada una de ellas llevaba como mínimo unas tres bolsas llenas de ropa, mientras que yo no llevaba nada, a pesar de lo que todas habían insistido en que me comprara vestidos o faldas con su respectivas blusas. Pero yo solo quería terminar la tarde lo antes posible e ir a ver la película.
Algunas de ellas no paraban de repetir el miedo que iban a pasar viéndola, y otras se intentaban hacer las fuertes, aunque se notaba a la legua que estaban realmente asustadas. Menos yo. A mi me encantan las películas de miedo. De hecho las prefiero mucho antes que una película ñoña de las que no puedes parar de llorar hasta que acaba. Todas consisten en historias de amores imposibles, que o acaban bien, o uno de los dos amantes muere trágicamente. Soy de la opinión de que no existe el amor verdadero. Que las personas se casan con alguien por el miedo a acabar solos o solas y rodeados de cientos de gatos. En conclusión, que el amor es una mierda. Aunque la gente no quiera admitirlo y siga con la idea de que encontrará a su media naranja.Cuando llegamos al cine, nos colamos en la cola con los chicos con los que habían quedado para ver la película. Allí estaba Pablo. Joder, no me había dado cuenta hasta ahora de lo guapo que era. Es normal que tenga a todas las tías detrás, de hecho, durante la tarde, todas había hecho comentarios de lo guapo que era. Y si, es guapo, muy guapo, pero no me gusta. No estoy preparada para estar con otra persona. Que no. Que no lo estaba. Me repetía constantemente mientras que esperábamos para entrar a la sala.
Cuando se fijo que estaba allí, tuvo la cara de sonreirme tan tranquilo. ¿Pero de que va este tío? Me manda prácticamente a la mierda, luego me besa, se va sin decir nada, ¿y ahora me sonríe? ¿A qué narices estaba jugando? Puse lo ojos en blanco y miré al resto de los chicos... ¡Mierda, también estaba Raúl!----------------------------------------------------------------------
Gracias a los que me estáis leyendo. Me hace mucha ilusión ver que cada vez hay más gente que lo hace. Tengo muchas ideas y empecé hace nada, así que darme tiempo. Me encantaría conocer vuestras opiniones aunque lleve poquito escribiendo. ¡Cuanto más apoyo mejor! Otra vez mil gracias por leer y espero que os guste tanto como a mi escribirla.
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Dejadme respirar
DragosteIrene es una chica de Texas que llegó nueva a un instituto de Madrid debido a una serie de sucesos que cambiaron su vida para siempre. Allí conocerá a dos chicos, Pablo y Raúl, que harán que su vida sea aún más complicada. Secretos, mentiras y coraz...