Un Arcoiris

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Sky

Lo único que podía hacer era luchar con todas mis fuerzas para apartarme de Scott, me sentía aterrada y nadie iba a venir a mi auxilio.
Lo golpeé pensando que se alejaría, no sirvió de nada, enterró sus uñas en mis brazos y acorraló mi cuerpo con el suyo contra la pared, el golpe de mi cuerpo y cabeza contra el muro me hicieron sentirme aturdida.
Le supliqué que me soltara pero él estaba decidido a seguir. Lo empujé y el regresó hacia mí, logré subir mi mano a su rostro y con una de las llaves que aún sujetaba fuertemente en mi puño logré rasgar su brazo y emitió un grito enfurecido. Justo cuando él me volvió a poner contra la pared James salió del elevador y tomó a Scott del brazo para evitar el golpe que aquel imbecil iba a depositar en mi rostro. Scott enojado le dijo que no se metiera yéndose ahora contra él. En ese momento James lo golpeó en la cara tirandolo al piso y hablándole enfurecido.
-Ella dijo que no, y debiste respetar eso.
James había soltado su maleta de piel en el piso, Scott se levantó y tomó la maleta para intentar golpear a James, sin embargo Jay era sumamente ágil y fuerte para evadir el golpe y volver a golpear a Scott regresandolo al piso. Me miró preocupado preguntándome si estaba bien, se veía enojado como jamás lo había visto pero me habló con mucha calma, solo asentí.
Me di la vuelta para evitar que James me viera, mis lágrimas se desbordaban. Entré al departamento y escuché que James hablaba pero no podía entender nada, solo quería escapar de ahi. No quise que él me viera así. Corrí a mi habitación y cerré la puerta.
Di solo dos pasos adentro y mis piernas perdieron fuerza, me tiré en el piso y traté de no llorar pero sentí ganas incontrolables de vómitar. Casi gateando logré llegar al baño. Quise controlarme pero fue inútil. Me preocupaba que James vendría a buscarme y me viera así, estaba mal.
Me sentía muy avergonzada con mi hermoso amigo. Pasaron un par de minutos y James no vino. Me solté a llorar, agradecí que Jay me diera mi espacio, como pude me acosté en mi cama. Cerré mis ojos tratando de controlar mi respiración para dejar de llorar y no supe en qué momento me quedé dormida.

James
Cuando el elevador se abrió escuché a Sky hablar aterrada. Por el espejo vi la peor escena que había visto en mi vida y salí de inmediato a defenderla.
Ella lo empujó tomando valor aún cuando se veía que estaba más que asustada. Él regresó y la puso contra la pared tocándola de una forma hostil. Ví sus ojos llenos de lágrimas y su voz cortarse suplicando. Exploté de ira, jalé a Scott para evitar que golpeara el rostro de Sky y cuando él trató de irse contra mí lo golpeé con tanta fuerza como pude. Él cayó y lo iba a levantar para volver a golpearlo al mismo tiempo que pensé en que él no era importante, me preocupaba más Sky.
Hice la pregunta más estúpida que pude haber hecho, le pregunté si estaba bien, ella no podía estar bien después de algo como lo que acababa de suceder pero aún así me respondió.
Vi que asintió a mi pregunta pero no me miró a la cara. Se dió la vuelta para entrar y vi lo mucho que estaba conteniendo su llanto. Fui detrás de ella, se encerró en su habitación y Escuché que se azotó otra puerta que estaba seguro era la del baño.
Me quedé afuera de su puerta dándole tiempo y estaba apunto de tocar para preguntarle si podía pasar cuando la escuché llorar, Noté la dificultad con la que respiraba y solo me quedé esperando.
Quería entrar y abrazarla para calmar su miedo pero preferí que se desahogara. Por algún motivo ella me había evadido y no pensaba presionarla. Me fui a mi cuarto y dejé mi maleta con mi chamarra sobre mi cama.
Abrí el closet para escucharla y su llanto no cesaba. Preferí darle espacio pero seguiría atento a ella, así que volví a mi cama y me acosté a pensar y a esperar que estuviera lista para hablar.
Pasó una hora y dejé de escucharla. Abrí mi ventana y salí a la terraza que conectaba con la de ella, Fui a su ventana y la vi acostada en su cama. Se durmió llorando y eso me partió el corazón.
Regresé a mi habitación y fue hasta entonces que vi mi mano llena de sangre. Me dirigí al baño, me enjuagué y regresé a acostarme en mi cama. Dejé la puerta entreabierta para cuando ella quisiera hablar.
Me puse a pensar y la forma en la que ella reaccionó fue visceral. Era algo que ya le había sucedido y la hizo entrar en pánico al verse en la misma situación. Fue muy valiente para defenderse aún estando en shock pero si yo no hubiera llegado. Que habría sucedido? Desquité un poco de mi enojo con Scott, no era ni una milésima parte de todo lo que aquel despreciable sujeto se merecía, pero en este momento me pesaba más lo que ella sintió.
Yo no tenía idea que ella había pasado algo así. Él debió parar cuando ella le dijo no.
Todo comenzó a venir a mi mente de golpe, me sentí culpable por haberla metido en el juego de que era mi novia y las veces en las que la besé, la abracé y cuando casi llegamos más lejos. En muchas ocasiones yo bromeaba sobre el sexo con ella y yo pensaba que no había problema. Pero si ella había experimentado algo malo, no era un tema sencillo y aún así ella actuaba natural conmigo.
Me hacía sentir un poco mejor que siempre le pregunté si podía besarla o era obvio que se iba a dar y la miraba esperando su aprobacion.
Esto me había afectado mucho, yo sentía un cariño inmenso por mi querida Sky, la había extrañado demasiado estos días y ella despertaba todo en mi, sin embargo si ella había sufrido un abuso, era lógico que ella temiera de lo que yo disfrutaba en el sexo. Todas mis experiencias desde la Primera habían sido rudas, intensas e incluso un poco violentas pero consensuadas. Yo había aprendido a disfrutar de eso, si yo quería llegar más lejos y ella aceptaba. Cómo iba a poder detenerme en el momento que decidieramos estar juntos? Temía que yo pudiera hacer algo que la transportara a ese momento en su vida. Yo no quería hacerla sufrir. Todo eso daba vueltas en mi mente y tenía impaciencia de saber como estaba. Pedí comida china que era su favorita como pretexto para llamarla. Estaba esperando a que llegara para tocar su puerta e invitarla a comer, no sabía como llegar y hablar del tema con ella.
Estaba leyendo sobre el trauma de abuso cuando tocaron mi puerta suavemente. Inmediatamente voltié y era ella. Se estaba asomando tímidamente.
-hola, puedo pasar?
-claro que si, pasa.
Entró a mi habitación y traté de no verla directamente a los ojos. Se sentó a mi lado y se quedó pensando. Yo estaba haciendo tiempo con mi teléfono para dejarla hablar.
-estás ocupado?
-no en realidad. Solo estaba leyendo.
Dije poniendo mi teléfono a un lado y mirando al techo. Di una mirada rápida a ella en el trayecto, pude ver que sus ojos estaban irritados por llorar. Ya no tenía nada de maquillaje y su rostro se veía inflamado. Ella traía una blusa de tirantes con un suéter lindo cuando llegué y ahora usaba mi suéter que se había adueñado el cual le quedaba un poco grande y me parecía que se veía sumamente tierna.
-algo de trabajo?
-cuentos de Poe, a ti te gustan mucho, cierto?
-son fabulosos.
Asentí y guardé silencio. Ella quería hablar aunque no se animaba a hacerlo y yo no quería presionarla. También quería abrazarla pero no sabía cómo acercarme.
Reposé ambas manos sobre mi pecho y me quedé dándole tiempo.
Ella miró mi mano y suavemente la acarició. En todo ese tiempo no había notado que sentía dolor.
comencé a hablar.
-cómo estas?
-te extrañé, mucho.
-también te extrañé, demasiado.
Sonreí hacia el techo. No quería mirarla e incomodarla, tampoco me sentí lo suficientemente fuerte, me dolía verla así.
-estás molesto?
-no contigo. Preocupado si.
-lo lamento
En ese instante tocaron la puerta y vi que se tensó sosteniendo mi mano, la giré para entrelazarla con la suya.
-pedí comida china. Ya llegó. Espero que quieras cenar conmigo.
Noté que se relajó un poco. Me senté y le hablé cerca sin mirarla a los ojos. Seguí mirando nuestras manos entrelazadas.
ella asintió y me levanté.
-Voy a abrir. No tardo.
Salí de mi habitación, saqué mi cartera para pagar y vi que ella se limpió un par de lágrimas con el suéter. Quise regresar y abrazarla pero decidí esperar con calma su proceso. Abrí la puerta, pagué y tomé las bolsas. Regresé a la barra y ella vino a la sala. Los dos disfrutábamos de comer justo en ese sofá. Vi que se sentó sobre sus piernas y estaba muy callada observándome con su brazo recargada sobre el sofá y cubriendo su rostro. Puse las cosas sobre la mesa de centro, fui por la soya y los vasos, enseguida regresé a sentarme, ella no se movía.
Me senté a un lado y respiré. Ella estaba gritando ayuda y yo no podía seguir evadiendo todo aunque no sabía cómo ayudar.
-quieres comer?
Esperé a que respondiera sin mirarla. Ella se sentó de frente hacia mí y se quedó mirándome en silencio pero yo no era tan fuerte para mirarla.
Empezó a hablar y su voz se hizo aguda.
-estás molesto conmigo?
-no, no lo estoy. No contigo. Estoy preocupado. -Si lo estás, ni siquiera quieres mirarme.
Me quedé un momento viendo hacia el piso y tomé valor para mirarla. Sentí que mi corazón se detenía pero lo hice para demostrarle que no estaba molesto con ella. Sentí que mis ojos ardían, cuando la miré su carita estaba roja, sus párpados inflamados y sus ojos llenos de lágrimas. Al hacer contacto ella dijo lo siento y sus lágrimas se empezaron a derramar abundantemente. Tomé una servilleta para limpiar su rostro pero ella con el suéter trató de hacerlo rápido.
-no tienes por qué disculparte. Tu no, Sky. Tu no, vida.
Mordí ni labio de enojo. Ella estaba tan afectada que incluso pensaba que todo había sido su culpa y por eso me daban ganas de ir a matar a Scott a golpes.
-te hiciste daño en tu mano por mi.
-estoy bien, no fue nada. No fue tu culpa.
Volví a mirarla a los ojos mientras ella sostenía mi mano y vi su carita empapada. Queria darle la fuerza y la confianza que ella no tenía en ese momento.
-te puedo pedir algo?
-lo que quieras
-abrázame, solo abrázame fuerte y no me sueltes.
Al escucharla mis ojos se llenaron de lágrimas y me levanté para acercarme más a ella, tragué saliva para deshacer el nudo en mi garganta y la envolví con mis brazos cuidadosamente. Ella al sentir que yo me acercaba se abrazó a mi pecho y comenzó a llorar desconsoladamente. Cerré los ojos y un par de lágrimas me escurrieron. Suavemente pero firme la tomé y me recargué en el sofá trayendola sobre mis piernas y recargandola sobre mi pecho. La sentí helada así que jalé la frazada y la cubrí para hacerla entrar en calor. La sostuve enrollandola con mis brazos y al ser tan delgada y pequeña no me costaba trabajo. Dejé que llorara y se desahogara diciéndole que todo iba a estar bien. Que estaba a salvo. Ya habían pasado como 15 minutos cuando ya estaba más calmada y respiraba sin agitarse, entonces se sentó y me miró de frente.
-no quería que esto te afectara. Ni siquiera quería que me vieras así, pero necesitaba a alguien que me abrazara y me hiciera sentir que iba a estar bien.
-Necesito que estés bien. Y si me afecta es por que me importas Sky. No te voy a dejar sola, te lo prometí y lo voy a seguir haciendo. Puedes venir a mi las veces que lo necesites y pedir lo que sea, contarme lo que sea o solo llorar y yo voy a estar aquí para ti.
Se quedó un momento pensando y empezó a hablar pero no sabía cómo explicarlo, se volvía a sentir nerviosa o apenada.
-hace unos años yo tuve una horrible experiencia...
-no tienes que explicarme nada si no estas lista. Scott debió entender que no, es no. El problema es él, no tú.
-eres una persona maravillosa Jay. El mundo necesita más personas como tú. Me alegra tanto tenerte en mi vida. No me gusta que estés tan enojado.
- desquité un poco de mi enojo con él.
-gracias por defenderme así.
-fuiste muy valiente sky, me alegra que no te dejes. Desafortunadamente no tendría que ser así, nadie debería pasar por este tipo de situaciones. Y personas como ese imbecil deberían desaparecer.
-debí reaccionar más rápido.
-lo hiciste bien. Si quieres, puedo conseguirte clases de defensa personal. Espero que esto no se repita nunca, por lo menos te servirá para que saques tu enojo, miedo, angustia.
-ya tomé cursos de defensa personal, karate y un poco de box. Ayúdame a entrenar y a volver a estar en forma, solo eso.
-es un hecho. Cuando tú lo decidas comenzamos, entre más pronto sea mucho mejor.
-mañana mismo, ahora... me dejas curar tu mano antes de cenar?
-esta bien.
Ella se levantó y trajo el botiquín. Empezó a limpiarme con gasas los puntitos de sangre que tenía ya que me había abierto la piel de lo duro que le pegué. Me puso un ungüento y vendó mi mano cuidadosamente. Mientras hacía lo suyo el suéter se deslizó y en su brazo tenía la marca de los dedos de Scott de lo violento que la había agarrado. Su piel al ser tan blanca ya se veía morada. Ambos lo vimos al mismo tiempo y no pude evitar preguntarle.
-te hizo más daño?
-tengo lo mismo aquí y aquí.
Señaló su antebrazo y su hombro.
-puedo ver?
Ella se levantó el suéter y debajo tenía la blusa de tirantes que le había visto. Se volteó y vi que en su hombro tenía sacados pedazos de piel ya que él la había apretado con sus uñas. Pasé mi mano para levantar su cabello y se estremeció de dolor.
-Sky... Sé que es lo que menos que quieres pensar en este momento. Qué quieres hacer respecto a Scott? Él no podrá seguir en el edificio eso es obvio, podemos ir a poner una orden de restricción o...
Sabia que no sería fácil para ella ir en este momento a poner una denuncia, sin embargo era el momento perfecto de hacerlo. Antes de que completara mi oración ella la interrumpió.
-si, quiero ir a levantar cargos en su contra. Es un maldito imbecil y no quiero que nadie más pase algo así a causa de él.
-bien, entonces llamaré a mi abogado para que nos alcancé. Pediré la grabación del elevador y de nuestro piso.
-Jay, y si hay consecuencias en tu contra?
-sso no va a pasar, yo estaré a tu lado acompañándote y si fuera así, que importa? Mientras Scott reciba su castigo todo estará bien.
Salimos del departamento y escuchamos que nuevamente habia música a todo volumen en su departamento, varios jóvenes venían llegando en el elevador.
En la recepción León nos esperaba con la grabación de lo ocurrido en una usb. Me la proporcionó y alcancé a Sky en la puerta de salida. Ella se había puesto una chamarra sobre mi suéter. Tenía un gorro y una bufanda. Nos subimos a mi camioneta directo a la oficina de la policía. Tardamos menos de lo que yo había pensado, una doctora examinó a Sky y tomó muestras y fotos de sus heridas y moretones. Mi abogado hizo los trámites pertinentes y cuando por fin Sky salió nos quedamos un par de minutos con el abogado, en ese instante el oficial encargado de este caso nos informó que la detención de Scott sería inmediata. Que del edificio acaban de recibir una llamada informando que habían gritos de una mujer a la que él infeliz estaba golpeando, eso sumado a la denuncia que pusimos y a los cargos anteriores en su contra era todo lo que necesitaban para su arresto inmediato. El abogado regresó dentro de la oficina de policías mientras Sky y yo salimos de ahí. Yo traía el gorro y su bufanda.
-eres muy valiente, Sky.
Me sonrió con sus ojos llenos de lágrimas.
Me acerqué a ella y la abracé con cuidado, me apretó fuerte y se quedó así un par de minutos.
-qué quieres hacer ahora? Quieres ir a algún lugar?
-no quiero ir al departamento ahora, por lo menos no mientras lo detienen. Dejamos nuestra comida china en casa y quiero comer ahí. Solo vamos a hacer tiempo a algún lugar donde no haya mucha gente.
-bien, entonces vamos.
Subí con ella y conduje a la orilla del muelle, me detuve y ella bajó de inmediato. Caminamos unos cuantos metros y entonces se detuvo. Cerró los ojos y se quedó percibiendo el viento frío, la brisa y el aroma del agua. Respiró profundo en varias ocasiones. Yo la miraba y no podía dejar de pensar en lo hermosa y adorable que era Sky, su cabello se ondeaba y los tonos rosas de su ropa contrastaban con el gris profundo del mar, el gris medio del cielo y las espesas nubes. Lo obscuro del pavimento húmedo y los pequeños charcos de agua que habían dejado la lluvia que había cesado solo unos minutos antes. Me acerqué a ella y me sonrió, aún estando rota se esforzaba por lucir tranquila y así no preocuparme.
-esta sensación es tan nostálgica y a la vez tan increíble. Siempre dicen que viene el arcoiris después de la tormenta, aunque por la hora lo que viene es el anochecer, pero no deja de sentirse reconfortante.
-te equivocas, claro que hay un arcoiris. Lo estoy viendo justo en este momento, y es radiante.
Miró a su alrededor intentando verlo, reí y mientras ella lo buscaba saqué mi teléfono y activé la cámara, ella se giró hacia mi.
-no es verdad, eres un mentiroso.
-claro que no, míra.
Acerqué mi teléfono a ella y se asomó intentando ver de que hablaba, al ver su reflejo entendió que yo hablaba de ella y se le dibujó una sonrisa.
-eres un exagerado.
-tienes razón, eres una nube gris.
-oye! Me gusta ser un arcoiris.
Hice el comentario sabiendo que ella respondería así y la animaría un poco.
Caminamos varios metros hablando de cosas sin importancia, compré un par de cafés y nos sentamos en una banca alejados de todas las personas que paseaban por ahí. Me senté en la banca de espaldas al mar y ella se sentó con sus piernas flexionadas sobre la banca y recargada con un brazo sobre el respaldo viendo el agua.
Respondí un par de mensajes mientras ella bebía su café y solo observaba todo, tomó valor y comenzó a hablar.
-hace algunos años...
-Sky, no tienes que contarme nada si no te sientes lista. Si quieres hacerlo estoy aquí para escucharte, si no. No importa, de todas formas estaré aquí haciéndote compañía incluso si quieres guardar silencio.
-necesito hablarlo, Jay. Necesito hacerlo para poder soltarlo. Mañana te prometo que pasaré la página.
Tomé su mano y me giré para mirar el mar igual que ella, pensé que era la mejor forma de dejarla hablar y que no se sintiera intimidada con mi miraba sobre ella.
-Hace unos años, en el verano antes de mi último año de colegio yo salía con un imbecil.
En realidad no tuve novios hasta él, eramos buenos amigos y las cosas se dieron. Yo era una niña tonta para ese entonces.
Teníamos varios meses saliendo y él quería más, yo no me sentía lista para eso.
Como te conté, mis abuelos eran sumamente estrictos conmigo. Yo no podía salir ni ir a fiestas.
Un fin de semana, ellos salieron con mi tía de la ciudad, yo me quedaría en casa. Nadie lo sabía más que ellos y yo, supuestamente.
Decidí ir a una fiesta con él, yo nunca le mencioné que estaría sola y con ese pretexto dije que volvería temprano a casa.
En la fiesta no bebí alcohol, solo un poco de soda y una bebida energizante.
Solo unos minutos después pedí ir a casa, él me llevaría y regresaría.
Una vez que estuvimos ahí, me despedí de él y me pidió una chaqueta que me había prestado una semana antes. No lo invité a pasar fingiendo que mis abuelos se enojarían si lo veían ahí. Subí a mi habitación y cuando bajé lo vi en la sala esperando.
Cada minuto que pasaba me sentía extraña, al bajar las escaleras noté cierta dificultad en mis movimientos, al llegar abajo sentí que todo se movía a mi alrededor. No quise entrar en pánico....
-Sky, toma tu tiempo. No estás sola.
-estoy bien. Cuando caminé hacia la puerta me comencé a sentir mal.
Vino a mi "auxilio" tratando de abrazarme y besarme, le pedí que se fuera. Ya no podía hablar muy claro, hasta respirar me era difícil.
Habló diciendo que sabía que estaría sola, que alguien le había dicho que me quedaría esa noche sola y que podíamos divertirnos.
Veía todo negro y destellos de luz, estaba muy asustada. Él me jaló y me tiró sobre el sofá.
Aquel imbecil vino sobre mi. Traté de golpearlo pero mi cuerpo no respondía. Estaba asustada y molesta. Trataba de patearlo y de alejarlo de mi. Te juro que luché, grité tan fuerte como pude. Supliqué que no lo hiciera y aun así él no se detuvo. Rompió mi ropa y me golpeó tratando de dejarme inconsciente para que dejara de luchar y de gritar, realmente no podía hacer mucho pero me esforzaba en no rendirme. Y ojalá hubiera sido así para no ver ni sentir nada. Desgarré mi garganta. Además de lo mal que me sentía por lo que sea que puso en mi bebida, él fue horrible conmigo. Llegó el punto donde solo deseaba que acabará y se fuera. Cuando estaba más entretenido conmigo logré tomar un abre cartas de mi abuelo y lo llevé a su rostro cuando mi objetivo era ir a su cuello. Se alejó molesto y gritando. Con mis pocas fuerzas me que quedaban me levanté y juré que lo iba a matar si se acercaba a mi otra vez.
Él salió corriendo y sangrando en gran cantidad por la herida que hice en su rostro. me quedé tirada en el sofá. Como pude me levanté y fui a mi habitación casi arrastrándome. Traté de llamar a alguien, a la policía pero mis abuelos cortaron el cable del teléfono. Busqué mi celular y no lo encontraba. Me quedé tirada en el piso de mi habitación llorando, tratando de no sentir dolor, me esforcé tanto que hubo un punto en que lo logré y desconecté mi mente de mi cuerpo.
Estaba dormida a ratos, en los que despertaba jamás dejé de mirar hacia la ventana, vi las estrellas hasta que amaneció y me levanté decidida a no decir nada. Lo que menos quería era hablar de eso. Y que alguien tuviera que examinarme y pasar por los regaños y señalamientos de todo el mundo. Porque cuando algo así sucede. Todos te culpan a ti. Por no vestir adecuadamente, por salir tarde, por salir con chicos, por provocarlo...
De sus ojos brotaron lágrimas que limpié pero al mismo tiempo apreté mi mandíbula tratando de no llorar. Ella había vivido un infierno. Cuando no pude contener más mis ojos. Ella me miró y limpió mis lágrimas.
-perdón, Jay. No quería que esto te afectara.
-Sky, no pidas perdón. Me importas demasiado, estoy aquí contigo, no te voy a dejar sola.
Me acerqué a ella y la abracé. Se acomodó contra mi pecho aún sin dejar de mirar hacia el mar.
siguió hablando.
-me metí a bañar y no sentía nada. Solo quería borrar todo rastro de él. No pude mirarme al espejo en ese momento y por muchísimos días, semanas. Yo no pude ver mi reflejo desnuda por más de un año.
Decidí guardar todo eso y cuando mis abuelos volvieron no dije nada. Comencé a salir a caminar y ya ni siquiera sentía miedo de que algo me sucediera. Estaba ida. Lo único que me ayudaba era caminar sola. Conocí a una chica que también le gustaba estar sola por que no se sentía cómoda como los demás. Nos hicimos amigas y por suerte ella estaba en la mayoría de mis clases. Tomé cursos de todo tipo para mantenerme ocupada y sentirme viva. Empecé a trabajar en un café y por casi un año estuve bien. Pero cuando se acercaba el aniversario de ese día. Empeoré. Quise matarme, tomé muchas pastillas para dormir e iba por más, Me asomé por la ventana. Era lo último que quería ver.
Las estrellas en el cielo que se veían hermosas, la luna brillaba iluminando todo ahí afuera y unos segundos después supe que no, algo de mi me dijo que no era el momento. Corrí al baño porque tenía ganas intensas de vómitar. Saqué las pastillas que me había tomado poco antes. Permanecí en el piso del baño llorando e intentando devolver hasta la primera pastilla, después me tranquilicé y me levanté, vi mi reflejo en el espejo después de mucho tiempo y me prometí que no iba a dejar que él arruinara mi vida.
Sin importar mi pasado, tenía que seguir adelante.
Empecé a armar mi portafolio para la universidad y me sentí viva, después de mucho tiempo el estar cerca de morir fue lo que me devolvió algo que había perdido.
Empecé la universidad y mi amiga también, ella iba a psicología. Ella sabía lo que me había sucedido. Los rumores corrieron entre los de mi edad, así que me miraban como una zorra. Me animé a buscar ayuda y ella me acompañaba a terapia. Me costó muchas sesiones hablar del verdadero problema. Primero empecé con que me quería matar, mi falta de interés por interactuar con otras personas y al último fue lo del abuso.
Me tomó mucho tiempo reconectar mi cuerpo con mi mente. Y cuando tuve el valor de contarlo, no importó nada de lo horrible que él me hizo. Sabes que fue lo que aligeró las cosas? Que él tuvo la cortesía de usar un condón. Me sentí tan insignificante, me quebré nuevamente y volví a guardarme eso solo para mi. Si las personas saben que fuiste víctima de algo así, te culpan. Te dicen que tu lo buscaste. Sentía que jamás iba a estar bien. Pasó el tiempo y hubo un día que desperté y no fue mi primer pensamiento, he aprendido a vivir un día a la vez.
Justo ayer fue el aniversario de eso. Ya ni siquiera lo había pensado, me sentía triste y me di cuenta que era el día. Intenté hacer de todo. Fui a caminar, salí a correr. Dibujé pinté y nada me calmó. Y justo hoy pasa esto, fue demasiado para mi.
Pero se que podré volver a retomar mi vida, solo por hoy me permitiré sentirme así de rota, mañana será diferente.
La escuché hablar, no fue nada fácil para ella, veía en su rostro la dificultad que le costaba contarme esto, me sentí muy agradecido de que ella tuviera la confianza de contarme todo. Sabía que necesitaba desahogarse y la dejé seguir hasta que se quedó en silencio.
-Sky, eres una persona increíblemente fuerte. Te admiro demasiado.
El como pudiste sobrellevar todo eso sola es impresionante. Nadie merece vivir algo así.
No puedo imaginar el caos que viviste y que siempre estas compartiendo alegría, positividad con las personas a tu alrededor.
Te pido una disculpa por la noche que estábamos ebrios...
-no, tranquilo. Escucha, no es que no me puedan tocar. Es solo que no me gusta que sea en contra de mi voluntad. Eso es lo que detona mi trauma. Tu eres un caballero, siempre lo has sido y aquel día todo fue muy confuso después de estar en el bar... En fin. Mil gracias por escucharme, Jay.
Asentí y me quedé sosteniendo su mano, ahora lucía más tranquila.
-y bien... Qué quieres hacer ahora?
-necesito algo de alcohol, me sigo sintiendo tensa. Pero tampoco quiero ir a un bar o algo así, solo compremos algo y vamos al departamento a cenar y beber un poco.
-no quiero que te vuelvas una alcohólica.
-no va a ser diario, solo hoy. Tu qué haces cuando tienes un mal día?
-yo voy al gimnasio, me pongo los audífonos y hago ejercicio hasta que me duelen todos los músculos.
Sky volteó a verme incrédula, de inmediato completé la frase.
-y justo después de eso me voy a embriagar. Está bien, vamos a casa. Si te quieres embriagar hazlo, yo te estaré cuidando.
-gracias...
Nos levantamos de la banca y fuimos al auto, Sky se veía más tranquila, relajada aunque su semblante seguía siendo triste.
Yo me sentía muy preocupado por ella y por buscar una forma de evitar a cualquier costo que algo así le volviera a ocurrir, tenía un par de ideas que pronto pondría en marcha.
Continuará...

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