Manos Heladas

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James

Sky jaló la puerta y le extendí mi brazo como solía hacerlo, sin embargo, en esta ocasión ella deslizó su mano hasta tomar la mía y entrelazarlas. Nos miramos y sonreímos al entrar al ascensor. Noté que mi madre nos veía pensativa pero no me importaba nada. Necesitaba su apoyo y su cercanía. Llegamos al lobby que estaba vacío. Salimos al estacionamiento y quité los seguros. Abrí la puerta para Sky y ella subió tomando mi maleta.
El viento era frío y todo estaba en calma. Me gustó la sensación del clima. Me di la vuelta y subí a la camioneta, me puse el cinturón y empecé a manejar.
Aun era de noche y casi no había carros. El camino al hospital era de 20 min ya que ahí estaba el especialista que me iba a operar. Todos íbamos en silencio, no podía con la sensación de nervios y miedo. Pensé que conducir me relajaría, sí lo hizo un poco pero seguía tenso, fue hasta que sentí a Sky tomar mi mano sobre la palanca que me relajé. Le sonreí cariciándola levemente con mi pulgar en aprobación para que la dejara así. Miré por el retrovisor y vi a mis padres observando nuestras manos.
Llegué al estacionamiento del hospital y le entregué las llaves a Sky, tomé mi maleta y la ayudé a bajar. Nuestras manos volvieron a buscarse instintivamente. Al entrar a la recepción mis padres tomaron asiento mientras yo rellenaba el formato de ingreso. Me dieron un brazalete y que leyera varias especificaciones.
Me senté junto con  Sky cerca de mis padres para leer todo y al terminar le di los papeles  a mi padre para que firmara como mi responsable. Lo hizo sin leer nada y me devolvió la tabla, yo la entregué en la recepción y regresé a sentarme.
En ese momento recordé que traía puesto el brazalete que ella me había dado de regalo. Alcé la manga de mi sudadera y le pedí que me ayudara a abrirlo. Ella se quitó un arete y lo introdujo en el seguro para abrirlo. La sostuve para que no se cayera y mientras ella se colocaba el arete de vuelta la esperé para enseguida jalar su mano y colocarse la a ella.
-guárdamela, quieres?
Planeaba decir más sin embargo no pude. -claro, yo cuido de ella. Cuando despiertes ya la tendrás de vuelta.
Mis ojos volvieron a humedecerse y me giré a manera de que solo ella pudiera verme. Sostuvo mi rostro delicadamente  asegurándose de que yo supiera que todo iba a salir bien.
Sonreí y con una mano entrelazada la sujeté firme. La espera se me hacía eterna aún cuando no habían pasado más de 10 minutos. Le entregué mi teléfono y lo guardó en su chaqueta. Se sentó de lado inclinada hacia mí con sus piernas cruzadas. La abracé y ella se recargó en mi pecho. Por el reflejo de las ventanas podía ver a mis padres mirarnos y platicar muy silenciosamente al igual que ella y yo hablábamos.
Un minuto más tarde puso el brazalete con mis datos en mi muñeca y se quedó con sus manos sosteniendo la mía transmitiendo su calor a mi.
Sabía que en cualquier momento vendrían para ingresarme. Mis manos seguían heladas y ella trataba de hacerme entrar en calor. La acerqué más hacia mi y ocultó su rostro bajo mi cuello, cerré los ojos memorizando esa sensación y rogando por que el tiempo se detuviera justo ahí.
Ella se quedó así de cerca y cuando estaba decidido a besarla la recepcionista dijo mi nombre avisando que no tardaban en venir por mi.
Nos separamos y mi padre me habló Preguntando algunas cosas sobre mi ingreso. Solté a Sky y me puse de pie para preguntar a la recepcionista.
Regresé a hablar con mis padres, mientras lo hacía un enfermero vino hacia mi con una tabla y una silla de ruedas pidiendo que me sentara. Lo hice volteando a ver hacia Sky arrepentido de no haberla besado.
Mi madre tocó mi mano en apoyo, me iban ya moviendo cuando mi padre preguntó si alguno podía ir conmigo ya que apenas me iban a dar mi habitación y a preparar para la cirugía. El hombre volteó a verlo después de mirar la tabla y dijo que solo podía pasar mi responsable. Mi padre respondió molesto. Ella es su esposa, faltan más de tres horas para su cirugía y no puede estar solo tanto tiempo.
La recepcionista intervino diciendo que "mi esposa" podía ir conmigo y que en un rato más podrían pasar ellos dos a acompañarme. El enfermero se volteó molesto y comenzó a caminar llevándome hacia la habitación. Inmediatamente escuché a mi padre decirle a Sky que fuera conmigo y a la recepcionista disculparse y decirles que pediría que alguien más me asistiera. Avanzamos poco más por el pasillo y entramos en una habitación amplia, apenas venía Sky entrando detrás de nosotros con mi maleta cuando  llegó otro enfermero a pedirle al que me llevó que se retirara. Aquel hombre salió molesto y él nuevo enfermero nos saludó amablemente, le indicó a Sky que podía tomar asiento y que se sintiera cómoda. A mi me empezó a explicar lo que me pondrían y a dar explicaciones sobre la cirugía.
Sacó una bata y pidió que me desvistiera. Lo hice y me puse la bata. Me explicó que me harían un estudio antes de la cirugía y que debía estar tranquilo y relajado. Después empezó a hacer plática pidiendo disculpas sobre la actitud de su compañero y que era importante que mi esposa me estuviera acompañándo. Nosotros respondiamos en complicidad siguiendo la mentira que mi padre había dado. Estaba convencido de que mis padres se daban cuenta que mi principal fuente de energía en este momento era ella.
Media hora más tarde me hizo  algunos exámenes de vista, de habla, de comprensión, de oído, de reflejos y equilibrio. Le explicó a Sky como debían evaluarse ya que al ser mi esposa ella los haría conmigo durante mi recuperación en casa.
Mi esposa ficticia escuchó atenta y preguntó un par de cosas a las que él respondió detalladamente. Me colocó suero y varios parches hasta que se retiró dejándome sentado en la cama. Extendí mi mano y pedí a Sky que viniera a acercarse. Probablemente era uno de los últimos momentos que tendríamos solos antes de la cirugía y no quería desaprovecharlo.
-ven aquí, esposa.
Sonrió divertida y se acercó quedando justo frente a mi. Estábamos a la misma altura. La abracé por más de un minuto llenandome de energía y de su positividad. pronto comencé a sentir dolor y me quedé quieto aparentando los ojos. Ella lo notó así que empezó a masajear mi cuello y hombros, enseguida el dolor se desvaneció. Mantuvimos la cercanía mientras luchaba con mis ganas de besarla.
Permanecimos inmóviles mirando los ojos del otro, Estábamos tratando de alejarnos al escuchar venir al  enfermero, nuestras frentes se juntaron rozando levemente nuestras narices tratando de no unir nuestros labios, cuando ya era obvio que aquel joven había regresado a la habitación abrí los ojos para ver que en la ventana afuera junto con la recepcionista estaban mis padres mirándonos conmovidos.
Sky se apenó un poco pero el enfermero comentó que en ese tipo de apoyo consistía el matrimonio y que me hacía muy bien sentir que no estaba solo en ese momento.

Written in the StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora