Ella Es Mi Vida

71 2 5
                                    

Sky
Hoy es el día. Me levanté temprano y bajé a alistar las cosas que me iba a llevar. James estaba en la sala trabajando y me había preparado el desayuno. Me preguntó si no estaba invitado a la presentación y respondí que si, le di su sobre con su pase pero dentro de mi había un nerviosismo enorme.
No estaba segura de querer que él estuviera ahí y me viera hacer el ridículo, muy probablemente eso pasaría.
Él notó que yo no estaba convencida, por suerte después llegó Spencer y salimos de ahí.
Estuve ocupada todo el día revisando los últimos detalles y cuando por fin era hora me arreglé y dejé el vestido listo para usarlo solo unos minutos antes de mi momento.
Miré en muchas ocasiones el asiento a la mitad de la tercera fila que era la que Spencer había apartado para él y la vi vacía.
La noche transcurrió mejor de lo que esperaba. Estaba segura que James no había venido y me sentía triste pero a la vez más tranquila de saber que él no me estaría observando.
Durante la pausa a mitad de la obra noté que Spencer desapareció y me hizo sentir muy frustrada, mi turno se acercaba y estaba helada, mi estómago estaba revuelto y mi cuerpo temblaba además de que mi mandíbula se sentía tensa.
Aguardé hasta solo unos minutos antes de mi momento cuando me comencé a poner el vestido y a quitar la ropa cuidadosamente para no mostrar nada. Valery me ayudó con los últimos retoques de mi maquillaje y me habló dándome ánimos, spencer me abrazó y dió indicaciones que ni siquiera estaba escuchando. Asentí y sentí como me llevó al borde del detrás de escena y en cuanto las luces bajaron me empujó suavemente para tomar mi lugar.
Intenté regresar por donde vine y él no me lo permitió mirándome fingiendo molestia.
Sonreí como si estuviera jugando y caminé para subirme a la pequeña elevación donde caería mi vestido para hacerlo ver más angelical. Quería regresar adentro corriendo y llorar pero debía ser valiente. No era solo el trabajo de Spence a quien arruinaría, era el trabajo de los alumnos, de varios profesores e incluso mío. Confiaba en la calidad de todo excepto en mi misma en ese preciso momento.
Conté los segundos que tenía y respiré profundamente para tomar valor y supe que no había marcha atrás.
Al estar las luces apagadas estaba bien pensando que nadie me observaba, fijé mi mirada hacia atrás de todo y de todos, comencé a cantar suave tal como estaba planeado aumentando mi voz gradualmente pero sin llegar alzarla demasiado.
Cuando las luces fueron subiendo con la música lo vi ahí, sentado mirándome tan perfecto como siempre. Inmediatamente aparté la vista y miré a Spencer tratando de pedirle ayuda aunque sabía que él seguramente había asegurado que James asistiera.
Spencer me miró y me hizo señas de que me calmara, que todo estaba bien. Me sentí enfurecida con Spence pero no era el momento de demostrarlo.
Preferí fijar mi vista a lo alto de todo para poder aumentar el volumen de mi voz. Cuando lo logré automáticamente mi vista regresó a él, justo a su rostro, aquellos ojos azules penetrantes me miraban fijamente.
Lo vi sonriéndome y mirándome como lo hace y que no tengo idea de qué significa.
Amplió su sonrisa y asintió. Quise creer que miraba sorprendido y con un poco de admiración.
Nada más importó en ese momento, además que tenía que compensar con mi voz la ausencia de los coros que supuestamente me acompañarían a la par, apenas eran perceptibles y seguramente esa había sido la indicación de mi odioso y escuálido amigo.
Abracé la confianza que me quedaba y solté mi voz, empecé a disfrutar de lo que hacía sin pensar en nada más que en el ritmo de la música y la letra de la canción. Cada vez fui más alto hasta llegar al punto máximo, enseguida solté el aire que quedaba en mis pulmones silenciosamente para finalizar lo más suave posible, una vez que terminó volví a llenar mis pulmones tratando de respirar con normalidad. Lo vi ponerse de pie y aplaudir al mismo tiempo que todas las luces se apagaron. Limpié mis lágrimas cuidadosamente muy rápido para estar lista cuando las luces volvieran.
Por un momento me sentí bien, saber que él estaba ahí apoyándome y mirándome con cariño alegraron mi día y me sentí muy relajada.
Spencer vino ayudarme a bajar para ir al frente a despedirnos. Me abrazó y podía escuchar los aplausos de todos, pero solo podía mirarlo a él. Poco después todos empezaron a moverse y bajé a saludar.
James me dió un ramo de flores hermosas, mayor fue mi asombro cuando vi a sus papás aparecer. Me causó mucha gracia ver la cara de Spencer cuando Jay le dió la bolsa con la caja de chocolates ya que ni yo me lo esperaba. Había cierta rivalidad entre mis dos amigos.
Conversamos un momento y volví adentro con la maleta que James me dió. Me cambié de ropa y prácticamente Spence me corrió de ahí pidiendo que disfrutara el momento y ya después habría tiempo para los reclamos, llegaron un par de personas a vernos y platicar con nosotros, plantearon un par de propuestas que me inquietaron bastante.
Me despedí y salí para ir a cenar.
La cena iba a ser algo normal, sin embargo nos encontramos a Anne y a su abuela que incomodaron un poco la situación. Después de eso nos sentamos y platicábamos de cosas variadas, James tomaba mi mano cada que podía, hubo un momento donde se sentó muy cerca y me abrazó ligeramente mientras esperábamos.
Nuevamente sentía su cariño y traté de solo concentrarme en eso. Había extrañado demasiado el tenerlo así de cerca y estaba convencida que eran los últimos momentos que compartiríamos juntos.
La propuesta de James de ir con él a pasar las vacaciones me había sorprendido y emocionado. Amaba saber que él me tenía dentro de sus planes pero sabía que eso no iba a durar para siempre.
Más tarde regresamos al departamento y sus padres se quedaron en la sala mientras James y yo entramos a arreglar la habitación. Yo había puesto el pretexto de que la ocupé de oficina y así no sospecharon nada.
James estaba de buen humor y cantaba y bailaba para mí. Me tenía muy divertida y pese a mi cansancio me sentía con energía de seguir de pie.
Volvimos con ellos y nos despedimos para el siguiente día.
Entré con James a la habitación y cerró la puerta, mencionó que había estado increíble y quería que le cantara algo.
Acepté después de que se ofreció a abrazarme y me quedé dormida entre sus brazos.
Desperté antes de que se fuera y hablamos un poco. Después bajé a desayunar y sus padres iban de salida así que yo me quedaría en casa.
Ordené la cocina y subí a darme una larga ducha. Mientras me ponía crema y acomodaba mi cabello vi la playera de James y la tomé para depositarla en la ropa sucia pero antes de dejarla ahí la olí y sonreí.
Me puse ropa cómoda y regresé a acostarme en la cama ahora perfectamente arreglada. Habían pasado casi tres horas y no podía con la sensación en mi pecho. Estaba desesperada y quería salir corriendo lejos de todo. Aún no era tiempo de irme, quizá en unos días pero no hoy.
Para tranquilizarme bajé a la cocina y empecé a preparar galletas y una tarta. Mis pies estaban descalzos y se sentía bien a pesar del frío que ya comenzaba a sentirse.
Estaba terminando de decorar la tarta para meterla al horno inmediatamente después de sacar mis galletas cuando la puerta de abrió y los padres de James aparecieron, conversé un poco con ellos y a los pocos minutos Jay apareció.
Saludó a todos y vino directo a mi. Se veía bastante animado y me pareció un tanto extraño.
-que delicioso huele, son galletas, cierto?
-si, así es. Estoy a punto de sacarlas del horno, me ayudas?
-yo lo hago.
James se colocó un guante y sacó mis charolas con gran habilidad. Las puso sobre la barra y le pedí espolvorear con un poco de azúcar y canela.
Lo miré atenta, su felicidad era demasiada.
-qué sucede? Lo estoy haciendo mal?
-no, para nada. Lo haces muy bien.
Me sonrió y después de terminar vino a abrazarme pasando sus manos por mi abdomen y besó mi mejilla. Le sonreí de vuelta mientras me hablaba.
-qué te pondrás para la cena?
-qué cena? A donde iremos?
-es en serio? Hoy es la cena de la oficina.
-es verdad, no lo tenía en mente. Perdona. No lo sé, que debería ponerme?
-solo por que estoy de muy buen humor no haré un drama de esto. Lo que tu quieras usar está bien, te ves hermosa de cualquier forma.
Sonreí conmovida, Jay siempre se portaba tan lindo conmigo.
-no me digas eso, dime qué debo ponerme si no, iré tal y como estoy en este momento.
-Por mi no hay problema, puedes completarlo usando tus pantuflas de conejito.
-ya Jay, no sigas. Tú que usarás?
-camisa, saco.
-te refieres a un traje?
-algo así.
Lo miré con los ojos entrecerrados y sus padres se reían de nuestra pequeña discusión. No era nada, pero yo estaba comenzando a frustrarme, estaba muy sensible.
-es formal? Es casual? Es de suéteres feos?
-ponte un vestido bonito. Te verás hermosa.
Asentí, metimos el pay al horno y regresamos a platicar con sus padres. Al dar las 5 Jay se levantó para ir a bañarse y yo subí a elegir un vestido.
-me pongo el vestido que me compraste ayer, o es demasiado?
-es hermoso, pero ese quiero verlo en ti en la cena de navidad.
-aún no te he dicho si iré contigo...
-es verdad, entonces úsalo de una vez por si no te veo ese día.
James se sonrió y comenzó a desvestirse frente a mí, abrió su pantalón y cuando ya estaba por quedarse solo en boxer decidí darme la vuelta sin responder y me metí al closet. Él se quedó con una enorme sonrisa, me comenzaba a irritar su exceso de buen humor.
Estuve mirando mi ropa y encontré un vestido negro brilloso que no había usado desde hace mucho, pensé que sería el ideal si lo combinaba con los tacones y abrigo adecuados.
Iría completamente de negro con accesorios dorados discretos.
Una vez que me vestí Jay ya había salido del baño así que le pedí ayuda para cerrar el cierre de mi espalda. Cuidadosamente acomodó mi cabello, por el espejo podía verlo y noté que se quedó mirando mi espalda y cuello detenidamente. Fingí no darme cuenta y tomé mi bolso, El se acercó a besar mi cabeza y salió de la habitación para darme espacio, unos minutos después bajé lista para ir a la cena.
Salimos del edificio y justo antes de subir al auto Anne apareció, intentó hablar con mi guapo amigo pero él la cortó de inmediato.
Durante el trayecto al lugar de la cena platicamos sobre las decoraciones hermosas que veíamos.
Al llegar al lugar Jay me dió su mano para entrar juntos, sonreí y fui a su lado, me tendría que enfrentar a todos sus compañeros de trabajo, no sabía que esperar de la situación.
Mi primera reacción fue sonreir ya que el jardín estaba decorado con miles de luces y preciosas guirnaldas de esferas. Todas las mesas estaban acomodadas en forma de rectángulo para sentarse todos juntos, la mayoría ya estaban ahí.
-te gusta? Creo que entendieron lo que quería.
-es hermoso. Me encanta todo, cada detalle.
-me alegra que así sea. Pensé en que algo así te gustaría, ya que estabas muy ocupada no quise darte más trabajo organizando esto, creo que fue un gran acierto.
-tienes un exquisito gusto, Jay.
Me regaló una sonrisa mientras me abrazaba con su brazo derecho.
Todo iba bien, me sentía mejor de lo que tenía en mente y mi perfecto amigo no se alejaba mucho de mi. Antes de comenzar a cenar Jay agradeció a todos por estar ahí y por su excelente trabajo, mencionó que esperaba que todo fuera de su agrado y que disfrutaran ese pequeño convivió adelantado ya que pronto muchos se irían de vacaciones y al volver se irían los demás entonces sería complicado reunirlos.
La noche iba en calma, después de la cena en lugar de postre había una enorme barra de bocadillos dulces y variados. La música aumentó y las bebidas no dejaban de hacerse presentes.
Jay fue al baño mientras yo me quedé con Karen, ella fue a responder una llamada mientras yo observaba el navideño jardín. Escuché un par de pasos y vi a Carmen acercarse, aquella mujer que coqueteaba a James y que no me había caído nada bien cuando la conocí. Venía con dos mujeres más junto a ella y al pasar cerca de mi fingió tropezarse salpicando mi ropa y mi rostro con su copa.
Se intentó disculpar, las otras mujeres a su lado se veían genuinamente más apenadas que ella.
Carmen: lo lamento tanto, no era mi intención. Acabo de arruinar tu vestido.
-no te preocupes.
Carmen: me muero de pena. Déjame ayudarte.
-no hay problema, no tienes que hacerlo. Estoy bien.
April: aqui tengo pañuelos, toma algunos. No te entró en tus ojitos? Eso es alcohol y debe arder horrible.
-no, por suerte no. Muchas gracias.
Marian: que bonito verte aqui acompañando a James. Eres hermosa y hacen una pareja perfecta.
Sonreí tratando de ser cortés ya que ellas se notaban sinceras con sus comentarios. La que no tenía una buena cara era Carmen.
April:es verdad, jamás habíamos visto al sr. McAvoy acompañado, que lindo ser tan especial para alguien como tú lo eres para él.
-muchas gracias, son muy amables.
Carmen: entonces si eres su novia? Por que recuerdo que él dijo que eras alguien muy especial para él, pero nunca lo aclaró.
Escuchar su comentario me molestó un poco y a la vez me entristeció, era verdad. James no me había presentado como su novia, estaba pensando que responder cuando James y Karen se acercaron a nosotros y de inmediato Jay habló antes que yo acercándose con un pañuelo para ayudarme a secar mi rostro con cuidado.
-Gracias por su ayuda, damas. Ahora yo me encargo de ayudar a mi novia. Vida, déjame secarte.
-muchas gracias.
Ellas se fueron apenadas y una de ellas molesta. Karen y James tenían una expresión más molesta que la mía.
Karen: es una bruja, la detesto.
James: opino lo mismo. Estás bien, Sky?
-un poco mojada pero no pasa nada. Ya se secará.
-james: no quiero que te enfermes, vamos al baño y seco tu vestido.
Karen: si, yo te acompaño y lo hacemos con el secador de manos.
-tranquilos, estoy bien. Mejor vamos por un postre, muero por algo dulce pero no quería ir sola.
Jay: esta bien, vamos.
Caminamos los tres juntos y mientras observaba las opciones Justin vino a abrazar a su hermosa esposa. Nosotros seguíamos en la difícil elección cuando vi algo a lo que no me pude resistir.
Había un pequeño cupcake con una carita de reno hermosa y cuernos de pequeños pretzel. Lo tomé muy feliz mientras mi mano seguía sostenida por Jay, pronto me di cuenta que él me estaba mirando pensativo y sonriente.
-ya viste que cosa tan hermosa? Además se ve delicioso.
-no era a lo que le estaba prestando atención, pero si es bonito.
-tengo algo en la cara? Se corrió mi maquillaje?
-estas perfecta. A lo que le estaba prestando atención fue a esa hermosa sonrisa. Tenía días sin verte sonreír de esa forma.
-mi estado de ánimo no ha sido el mejor últimamente.
-lo he notado. Mira, yo quiero este.
Él tomó un cupcake con mucha crema batida que simulaba un pino de navidad con sprinkles.
Me invitó a morderlo primero y yo acepté, una pequeña mancha verde quedó en mis labios, iba a tomar una servilleta cuando él se acercó riendo y me besó retirando con sus labios los restos de crema batida de los míos.
Su gesto me pareció tierno, mucho más cuando volvió por un segundo beso rápido.
Nos quedamos cerca comiendo y platicando. Pronto mi teléfono sonó, lo miré y respondí. Caminé hacía el jardín para poder escuchar mejor, Jay tomó mi cupcake mientras me alejaba. Escuché todo lo que me decían y un minuto después respondí que no sabía si podría estar ahí aún cuando el abogado me decía que era necesaria mi presencia.
Lo volví a pensar un poco y pedí tiempo para darle una respuesta. Colgué y me quedé ahí procesando las cosas. Mi estómago se tensó, quería salir de ahí e ir a tirarme a mi cama, abrazar a caramelo y poner a kiwi sobre mi pecho. No quería pensar mucho en la situación, solo me quedé observando las luces titilantes.
Sentí la mano de Jay tocar mi espalda y eso me trajo al presente. Me giré a verlo y a hablar con él.
-todo está bien?
-si, todo está bi... No, no todo está bien. Hay una situación que tengo que arreglar y no quiero hacerlo.
-te puedo ayudar? Cuentas con todo mi apoyo, Sky.
-lo sé, gracias. Te cuento después, sigamos disfrutando de esto.
Jay se acercó más a mi y me dió mi cupcake, después me abrazó de frente a él y continuó hablándome.
-no vas a arruinar el momento, esto ya terminó prácticamente. Quieres que vayamos a otro lugar y hablamos?
-te contaré de camino a casa, ahora solo quiero terminar esto, e ir por otro postre empalagosamente dulce y seguir aquí un rato más.
-lo que tu quieras, hermosa. Ven aquí.
Jay me abrazó y me recargué en su pecho, terminé de comer, nos pusimos a conversar con algunos amigos de Jay y pronto ya era de madrugada. Abandonamos el lugar y en cuanto subimos al auto Jay me miró tratando de interrogarme.
-fue una linda noche. Me la pasé muy bien y todo fue delicioso.
-lo fue y me alegra que lo hayas disfrutado. Ahora... Quieres que nos quedemos aquí en el auto o quieres que conduzca a otro lugar?
-vamos a casa. Mientras te platico la situación.
-te escucho con atención.
-mi ánimo no ha sido el mejor y creo que ya te habías dado cuenta. Hace un par de días recibí una llamada de mi tía, mi abuelo murió.
Él me miró sorprendido.
-por qué no me lo dijiste?
-no lo sé, no quería hablar al respecto.
-Sky, era alguien muy cercano a ti, tu familia pese a cualquier situación que hayan tenido. Eso te afectó de alguna forma y no debes cargar con eso tu sola.
-eso es lo peor. Soy una persona horrible por no sentirlo?
-no, no lo eres. Solo tú sabes como era su relación y lo que te hicieron sentir, pero de lo que estoy seguro es de que no eres culpable por no estar triste y llorando a mares. Todos procesamos las perdidas de formas distintas.
Guardé silencio unos minutos y él esperó hasta que pude seguir.
-el abogado fue quien me habló. Dijo que necesito estar ahí mañana tomando en cuenta que ahora ya es otro día. No sé si quiero ir.
-necesitas estar presente en el funeral?
-no, eso fue ayer por la tarde. Necesito estar ahí para firmar un par de papeles y arreglar algunos asuntos que no sé exactamente de qué se trata.
-ayer al mismo tiempo de la obra?
-si, justo cuando todo estaba terminando.
-no querías estar ahí?
-no lo sé. Tenía que cumplir con mi papel, pero de haber estado libre, no sé si habría estado ahí. No sé nada, Jay. No sé cómo sentirme. Estoy apagada y eso me asusta un poco.
-estás en shock?
-no lo sé. Lo único que hay en mi mente ahora es la indecisión y pocas ganas que tengo de ir a lo que me piden.
-no te pueden enviar los documentos que debes firmar? Podemos traer al abogado hasta acá?
-no... Es algo que tiene que ver con la posesión de la casa y de acciones. Entonces debe ser en aquel lugar y en presencia de testigos que son mi abuela y mi tía.
-no quieres verlas?
-no quiero ver a nadie, no quiero ir. Pueden quedarse con todo si de eso depende mi libertad y mi nulo contacto con todo eso.
-entonces estas segura que no quieres ir allá. Puedo pedir a mi abogado que nos ayude comunicándose con el que te está llamando y ver la forma de resolverlo a distancia.
-no estoy segura. Y si... Eso sería excelente.
-le llamaré en este momento.
-no, no. Es de madrugada. Debe estar descansando. Mejor por la mañana.
-te sientes bien? Te veo extraña.
-estoy cansada. Solo quiero llegar a ponerme una pijama caliente y meterme a la cama.
-entonces eso haremos. Vamos a casa.
Asentí y él me sonrió. Tomé su mano por encima de la palanca de velocidades y giré mi rostro hacia la ventana. Me recargué en el asiento y me relajé todo lo que pude.
Él me venía cuidando hasta llegar al edificio. Nos bajamos y caminamos en silencio hasta llegar a su habitación.
Entré directamente a cambiarme y me quedé en silencio observándolo de pie ya con su pijama puesta.
-iré a firmar los papeles, tengo que hacerlo.
-si es lo que sientes que debes hacer está bien, yo te apoyo.
-me iré a medio día.
-te irás? No, claro que no. Yo voy contigo.
-Jay... Harías eso por mi?
-lo dudas?
-no, pero me sorprendes demasiado. Eres increíble.
-Tú también lo eres, hermosa. A que hora quieres que nos vayamos?
-a que hora puedes?
-ya estoy libre, Sky. Hagamos algo. Ven conmigo a casa de mis padres a dejar nuestras cosas para las vacaciones, a kiwi y a Caramelo y después nos vamos hacia allá.
Sonreí ya que inconscientemente estaba comprometida a pasar las vacaciones con él. Spencer entendería y aceptaría de inmediato que me quedara con él pero este era mi intento de alejarme de Jay y al contrario, ahora estábamos más cerca.
-hecho. Tenemos un plan.
Su rostro se iluminó. Nos metimos a la cama y me dormí de inmediato para despertar media hora después muy asustada y casi llorando.
Aquella pesadilla donde estoy mojada y busco entrar a la casa de mis padres vino tan intensa y horrible como siempre.
James estaba aún despierto.
-estás bien? Fue una pesadilla?
-es una pesadilla recurrente. Sé exactamente que va a pasar cada vez y por mucho que hago cosas distintas el resultado es el mismo.
-quieres contarme?
Asentí y me acosté de lado hacia él para contarle el mismo sueño que había platicado a su mamá. Omitiendo las mismas partes donde él era por quien yo luchaba hasta morir.
Me escuchó con atención.
-algo te asusta de ir allá?
-si... Me asustan muchas cosas. Salí de ahí esperando no volver en mucho tiempo o no volver y no ha pasado ni un año y tengo que regresar.
-por qué?
-lo recuerdos son horribles y puedo sentir la sensación exacta de estar ahí.
-no vas a estar sola y no tiene por qué ser igual. Ya no perteneces ahí, ese ya no es tu hogar, hermosa.
Asentí y me acomodé cerrando los ojos mientras James acariciaba mi cabello. Eso me daba mucha calma y me relajaba.
Dormí profundamente hasta que Jay me despertó para decirme que el desayuno estaba listo. Me bañé y arreglé rápido, Bajé con sus papás y él a desayunar. Justo después de eso fuimos a comprar algunos obsequios de navidad para sus sobrinos.
Al caminar por la tienda encontré unas bolas de nieve pequeñitas y me quedé mirándolas con atención. Los recuerdos me estaban consumiendo y no pude evitar sentirme triste.
-te gusta? Vamos a llevarnosla.
-si, me gusta. Pero no, no es necesario. Sólo estaba recordando que yo coleccionaba estas. Mi padre me traía una de cada lugar al que iba y así fue hasta su último viaje. Después Spence me regaló una en cada cumpleaños.
-y que pasó con ellas?
-cuando tenía 16 mi abuelo las tomó como obsequio para un amigo suyo, un coleccionista.
Las únicas que me quedaron fueron las que me obsequió Spence y bueno, esas las perdí en el accidente junto con el auto.
-vamos a llevarnos esta, vuelve a iniciar tu colección.
Asentí y seguí con él por la tienda. A medio día ya íbamos de camino hacia la casa de sus padres en la camioneta, aproximadamente a las 2:30 ya estábamos ahí.
entramos a dejar las cosas de Kiwi y de Caramelo en su habitación, al bajar a la sala ya estaban ahí muchos miembros de su familia.
Jay comenzó a saludar y también me presentó con ellos como su novia. Sus tías eran personas muy agradables al igual que sus primos, habían varios niños pequeños y el ruido era intenso, no molesto.
A las 3 en punto Eve dijo que todos nos sentaramos a comer y así lo hicimos.
En el trayecto al comedor su familia lo molestaba e interrogada sobre mi. Jay estaba respondiendo bastante sonriente y lo intenté, pero no podía ocultar mi fatal estado de ánimo.
Jay venía abrazándome o manteniendo contacto conmigo en todo momento.
La comida fue deliciosa y pronto me sentí mejor y en confianza. Su familia me hacía platica y me incluían en el ambiente. Agradecí que no me hicieran sentir ajena a ellos.
Por la tarde ayudé a su madre con la decoración de su pino de navidad, Jay se mantenía cerca aunque me daba mi espacio para convivir con su mamá y su tía mientras el conversaba con sus primos y jugaba con algunos niños pequeños.
Yo estaba exhausta, no había podido descansar aún cuando dormía.
Nos sentamos en el sofá y Jay me estaba abrazando mientras repasaba su dedo por mi brazo, la pequeña bebé de sus primos Xavier y Emm tenía un muñequito tejido, parecido al osito que le regalé a James. Estaba pensando en eso, cuando Eve lo mencionó.
Yo respondí que era verdad, que yo le había dado a James el muñequito que hice sin mencionar lo de su operación.
-es verdad, las manos de Sky son maravillosas. Quieren verlo?
-un momento, tienes fotos de cosito?
-claro que tengo fotos. Me ha acompañado a cada viaje que hice desde que me lo regalaste.
James sacó su teléfono y buscó rápidamente algunas fotos, de inmediato me mostró las fotos de cosito siendo sostenido por su mano y de fondo algún lugar bastante representativo de la ciudad que James estuviera visitando.
Me sorprendió demasiado que él, siendo un hombre tan serio, varonil y rudo se llevara al pequeño oso a todos lados. Me quedé mirándolo conmovida y sin poder decir algo.
También escuché las expresiones de ternura de todos los demás y uno que otro comentario donde molestaban a James.
De inmediato él conectó su teléfono a la TV para mostrar todas las fotos. Me dejó encargado su teléfono diciendo que siguiera recorriendo las imágenes mientras regresaba.
Al volver lo hizo trayendo en su mano el pequeño oso. Todos lo quisieron ver de cerca y lo comenzaron a pasar de mano en mano.
Él nuevamente vino a mi lado a sentarse.
-lo traías en la maleta?
-así es, va a todos lados conmigo. Creíste que era mentira?
-eres tan dulce, cielo.
Dejé que me abrazara y estaba apunto de soltarme a llorar cuando James habló rápidamente a Henry, su sobrino de 8 años aproximadamente, quien empezó a apretar y a jalar al osito.
-Henry, ese oso es mio. No lo maltrates, por favor.
Sean pidió agarrar al oso y lo miró para enseguida traerlo hasta las manos de James. Mi hermoso amigo lo abrazó con su brazo libre y me sonrió. Para no ponerme a llorar me recargue en él sin mirarlo a la cara.
Así nos quedamos todos juntos hasta la cena. Yo sostuve al osito sobre mis piernas y ya por la noche fuimos a su habitación para ducharnos y cambiarnos de ropa.
Jay me sugirió dormir un rato y por la madrugada salir a carretera. Ya no aguantaba más así que acepté.
La habitación de Jay era un lugar precioso y me daba mucha calma. Todo olía a él aún cuando él no dormía aquí desde hacía mucho tiempo.
Me acosté boca abajo metiendo mis manos bajo la almohada y cerré mis ojos.
Él se quedó dormido pronto aunque yo quería lo mismo no podía.
Pasó mucho tiempo hasta que me quedé dormida y apenas había pasado muy poco cuando la alarma sonó.
Media hora después estábamos listos para salir.
El frío se sentía intenso y ya todo estaba cubierto por nubes espesas relatando que se acercaba la caida de nieve.
Para mí sorpresa cuando bajamos para salir de la casa Eve nos estaba esperando en la sala.
Nos dió un par de termos con café y un par de emparedados que nos había preparado.
La mamá de James era una persona adorable y no hacia ninguna diferencia entre James que era su hijo y yo, me trataba como si yo también lo fuera. Antes de marcharnos la abracé y le agradecí, ella me miró con sus enormes ojos grises y me habló muy sonriente. Estaba segura que James sólo le había dicho que tenía algo que arreglar sin especificar que o como, pero si instinto de mamá la hacían sospechar algo. Sus palabras fueron reconfortantes.
-cuídate mucho, espero que todo esté bien y si no es así, que todo se arregle. No estás sola, tienes a James y aquí nos tienes a nosotros. Eres parte de esta familia.
Asentí y sonreí. Después de agradecerle salimos de ahí y James le encargó a Kiwi y a Caramelo.
Subimos a la camioneta, hablé un poco con James y nos quedamos en silencio.
Me recargué en el asiento y cerré mis ojos intentando descansar. El sol salió y ya no pude seguir descansado. Comenzamos a comer los emparedados deliciosos mientras Jay manejaba.
Cuando llegamos a la ciudad Jay se detuvo unas cuadras antes de la casa. Me miró y habló mirando mis ojos.
-ya estamos cerca, que pase lo que tenga que pasar. Todo va a estar bien, no estás sola. Si te quieres marchar un minuto después de que lleguemos cuentas conmigo. Está claro?
-si, está muy claro para mí. Te lo agradezco infinitamente.
-ya veré como cobrarme
Sonreí pese a mi mal humor. Me arreglé un poco y seguimos el camino hasta que Jay buscaba donde estacionarse y le indiqué qué casa era.
Él asintió y detuvo el auto. Se inmediato bajó para abrir la puerta para mi, pareció que el tiempo se detuvo.
Vi esa enorme casa de mis pesadillas y me quedé helada.

Written in the StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora