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Hyunjin no esperaba más, ¿Qué más podía pedir?, Su madre aceptó darle nuevamente el empleo pero todo tiene un costo.

— Nada de fiestas, tampoco quiero ver tus bebidas alcohólicas y Chan queda estrictamente prohibido en mi casa. — Ordenó y Hyunjin asintió.

No le quedaba de otra, sin títulos universitarios no podía conseguir un empleo decente que le diera para sobrevivir día a día. Sin duda tenía que comenzar a enfocarse en el empleo familiar.

— Gracias. — Hizo una reverencia y la mujer negó.

— Aún me falta agregar una cosa más. — Habló y Hyunjin suspiró, ¿Qué otro sacrificio tendría que hacer? — Esta vez no estarás fuera y tendrás un tutor privado, me encargaré de conseguir uno.

Hyunjin volvió a asentir, iba a quejarse pero recordó que su vida depende de ese empleo y no podía dejarlo.

Jeongin bajó las escaleras mientras movía su cola tan feliz.
Aquella mujer se desconcentró del asunto y puso toda su atención a Jeongin.
Sin duda la pequeña bola de pelos se volvió el favorito para la mujer.

— Jeongin, no quiero dejarte con este irresponsable pero le tendré confianza solo una vez. — Le habló la mujer al pequeño que ladeó la cabeza y segundos después fijó su mirada en Hyunjin que hizo un gesto de desaprobación.

— No volveré a hacer fiestas, lo prometo.

— Solo será esta noche, tengo una reunión con la familia Kang. Cuida bien de Jeongin. — Volvió a advertir la mujer y Hyunjin asintió nuevamente, un poco molesto por la desconfianza de su madre. En realidad no tenía que preocuparse, ya había cuidado de Jeongin por más tiempo.

La mayor tomó a Jeongin y le hizo unas caricias para después despedirse tan dulcemente y por fin salir de esa casa. Tenía que apurarse o no llegaría a la cena de negocios.

Hyunjin quedó asqueado por mirar esa escena, ¿Desde cuándo su madre era tan amorosa?, En especial con Jeongin que lo acababa de conocer.

Ahora solo se trataba de Jeongin y Hyunjin en esa amplia casa, sin mencionar a la única empleada que seguía trabajando ahí desde que el rubio era tan solo un niño.

— Deberías estar feliz, ella te ama. — Hyunjin hizo un puchero y miró mal a Jeongin que movía su cola de un lado a otro.

Ella huele muy bien.

Habló Jeongin y el rubio obviamente no pudo entenderle pero el pequeño recordaba esa fragancia tan deliciosa que acababa de oler hace unos momentos.

— Te mostraré mi habitación.

Hyunjin subió las escaleras y el pequeño avanzó con sus cuatro patas, aún feliz de explorar ese gran lugar. Siguió a Hyunjin un poco apresurado mientras seguía observando cada detalle de esa casa.

Nuestra habitación. — Pensó Jeongin, recordando que gozaría de los mismos lujos que Hyunjin.

El rubio avanzaba rápido y pronto llegó a su habitación. La había extrañado tanto. Cuando abrió la puerta se encontró con los mismos muebles, nada estaba fuera de su lugar, todo estaba en buen estado y seguía siendo igual de lujosa que antes.

Esa habitación medía demasiado, era como un mundo nuevo para Jeongin. Las cortinas en colores grises, una cama aún más grande y lucía tan elegante al igual que el resto de la habitación, sin mencionar el resto de objetos costosos que se encontraban en ese lugar.

Dulce hogar. — Pensó Hyunjin, recordando su vida antes de mudarse a ese viejo y descuidado apartamento.

— Me gusta. — Habló el pelinegro.

HyunJin's puppy «ʜʏᴜɴ ɪɴ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora