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Changbin seguía con su nuevo objetivo. Por esa razón caminaba en círculos en toda la habitación de Seungmin.
Se miraba en ese espejo una y otra vez y acomodaba su cabello.
También comprobó que toda la ropa de Seungmin le quedaba realmente bien.

Tú puedes Changbin, tú puedes. —Se daba ánimos mentalmente mientras tomaba aire y poco a poco sentía que dejaría de respirar debido a lo nervioso que estaba por decirle a Seungmin sobre su verdadera especie.

Hace media hora que Seungmin salió por unas compras, sus padres regresarían esa tarde y afortunadamente, Changbin no tendría que seguir viendo a Felix con Seungmin, compartiendo momentos románticos.

Bajó las escaleras y esperaría al chico en la sala, aún sin tenis, solo usaba ropa de Seungmin pero estaba descalzo.

Una mucama lo miró e hizo una reverencia. Olvidó por completo que los empleados de esa casa se meten en cualquier asunto que no les incumbe.
Pero para su suerte, los empleados no pueden cuestionar a las personas que estuviesen dentro de la casa, así que Changbin hizo nuevamente una reverencia y caminó directamente a ese sofá para después sentarse en el.

La empleada solo lo miró confundida y volvió a hacer su trabajo.

Changbin dudaba seriamente en su decisión, ese chico lo había animado. Él tenía razón, "Deberías decirle, no está bien guardarse las cosas." — Recordó aquellas palabras que había dicho Sung y tomó nuevamente el valor para por fin decirle a Seungmin.

No esperaba que el castaño terminara con Felix, aunque si es sincero, no tenía idea de que respuesta podía recibir.

La puerta principal se abrió y se encontró con ese chico castaño que cargaba más de seis bolsas en sus manos. Todas las bolsas tenían letras que Changbin a penas podía leer.

— Lleva esto a mi habitación. — Ordenó Seungmin al hombre que pronto cargó todas las bolsas y se apresuró a hacer su trabajo.

Seungmin suspiró cuando dejó de cargar el peso de esas bolsas.
Después dirigió su vista a la entrada principal donde se encontraba un chico con cabello negro muy oscuro y con su... ¿Ropa?

Tan pronto como Seungmin logró comprender la situación a su modo, se apresuró amenazar.

— ¡No te muevas de ahí o te pegaré con esto! — Amenazó Seungmin y cargó aquel jarrón de vidrio que había traído su padre del extranjero.

No entendía como ese chico logró entrar a esa casa. Hay más de tres guardias en la entrada, es obvio que nadie podía entrar, sin embargo ese pelinegro lo había logrado.

— Soy Changbin.

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Hyunjin detuvo el automóvil y después miró a Jeongin que tenía sus orejas atentas y lo podía ver gracias a que sobresalían bastante de su cabello.

— ¿Por qué lo preguntas? — Cuestionó el chico de cabellos rubios. Una pregunta muy tonta para Jeongin pero intrigante para el contrario.

El pelinegro se detuvo a pensar un poco su respuesta. Cuestionaba una y otra vez si sería bueno decírselo.

— Porque somos novios, me diste besos aquí, — Señaló Jeongin con su dedo índice sus labios y también su mejilla. Señalandole a Hyunjin esos lugares que fueron besados por el rubio. — y dijiste que las personas que se aman hacen eso. — Finalizó y aún seguía bastante atento a las reacciones del rubio.

El otro chico se quedó un poco — muy — impresionado al escuchar las conclusiones de Jeongin. ¿En qué momento todo se había malinterpretado?, Al menos, Hyunjin lo vió de esa forma. Pero aquel chico estaba tan seguro de sus respuestas que no lo dudó y concluyó.

— Verás... — Dejó un breve silencio y desvió la mirada, dejando de ver al pelinegro, concentrando su atención en la calle oscura dónde no todo era visible. — Solo fue una excusa o se podía malinterpretar.

Hyunjin terminó de explicar y mordió su labio inferior. No quería mirar al pelinegro, en ese momento se sintió como la peor persona por explicarle las cosas a Jeongin.

— ¿Y por qué me besaste? — Volvió a preguntar Jeongin. — Eso hacen las personas que se aman.

El chico rubio suspiró y Jeongin siguió atento.

— Porque yo... No lo sé, simplemente fue un estúpido impulso. — Se excusó y volvió a conducir.

Las prendas de Jeongin cayeron en el automóvil y nuevamente se volvió en un pequeño animal que se acomodó en ese asiento para después cerrar sus ojos.
Sus orejas estaban bajas y no quería mirar a Hyunjin, nuevamente tenía esa sensación de tristeza y no le gustaba.

Jeongin esperaba otra respuesta.

Mientras tanto, el rubio siguió conduciendo, esta vez el automóvil estuvo en silencio. En el camino solo se podía escuchar ruidos exteriores y Hyunjin seguía perdiendo tiempo.
Supo que era hora de regresar cuando miró la hora y había perdido cuarenta minutos.

HyunJin's puppy «ʜʏᴜɴ ɪɴ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora