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Hyunjin no podía negar la existencia de Jeongin, claramente estaba debajo de ese montón de ropa y su mamá no estaba tonta, no sería fácil de engañar.

La madre del rubio tenía bastante curiosidad y no iba a permitirse quedar con la intriga así que sin importarle mucho que su hijo estuviera a la mitad del espacio, rápidamente levantó ese montón de ropa y se encontró con el pequeño Jeongin peludo que ella conocía.

—Todo este tiempo estuviste ocultando que Jeongin era realmente tu novio... — Habló la mujer, realmente sorprendida de saber cómo su hijo había fingido tener una mascota que casualmente se llama igual que su pareja. —Hyunjin, no tenías por qué hacer esto, sabes que tienes toda mi confianza y nunca te juzgaría por estar con alguien que no sea exactamente de nuestra especie.

El rubio se quedó un poco apenado por lo que realmente había pensado su mamá.
Tomó a Jeongin y lo cargó en sus brazos para después mirar a su madre.

— Jeongin no quería que supieras su secreto, en realidad, lo adopté pensando que se trataba de una mascota, pero él y yo no estamos saliendo oficialmente, sería una larga historia, pero todo fue un malentendido. — Explicó Hyunjin y su progenitora no sabía que había hecho para tener a un hijo tan mentiroso.

Jeongin escuchó lo que había explicado Hyunjin y bajó sus orejitas. Él realmente quería ser la pareja del rubio y aunque habían dicho que lo tomarían con calma, no le agradaba mucho la idea de tomar demasiada calma, era muy impaciente para los temas amorosos.

Hyunjin aún no quiere ser mi novio. — Habló Jeongin y ambos humanos solo pudieron escuchar ladridos.

— Pero piénsalo Hyunjin, ustedes dos hacen una linda pareja. — Sonrió la mujer y Hyunjin desvío su mirada, con un gran sonrojo en su rostro.

Tu mamá tiene razón. — Volvió a hablar Jeongin, aunque nadie pudo entenderle.

— Sólo... Lo estamos tomando con calma. — Sonrió nerviosamente y su progenitora, no muy convencida asintió.

— Como sea, deberían ir dejando sus pertenencias en el automóvil, ya tienen todo empacado, ¿Cierto? — Hyunjin asintió al igual que Jeongin. — Los dejaré solos y sobre el desayuno... Hubo un pequeño problema y digamos que confundí el azúcar con la sal.

Y eso no era novedad para Hyunjin, ya estaba acostumbrado a los horribles desayunos que solía preparar su mamá, aunque aún así, apreciaba su intención.

— Llevaré a Jeongin a un restaurante. — Sonrió el rubio y su mamá asintió para después salir de esa habitación y dejar a ambos chicos solos.

La progenitora no podía creer lo cursi que era su hijo, aún así, le daba un poco de gracia la situación.

Hyunjin dejó al pequeño animal en el piso y pronto, ese pequeño se convirtió nuevamente a su forma humana.
Hyunjin ya sabía lo que tenía que hacer así que solo tapó sus ojos mientras el pelinegro juntaba las prendas que anteriormente habían caído al piso para después comenzar a vestirse.

Cuando finalmente había terminado de poner las prendas en su cuerpo, Jeongin habló.

— Ya puedes voltear. — Avisó al rubio que inmediatamente volteó a ver a Jeongin y no podía creer lo bien que se miraba, sin duda le gustaba demasiado cómo se veía y no lo iba a negar, nunca antes había visto a un chico tan lindo, o tal vez solo estaba más enamorado de lo normal.

— Que lindo te ves. — Sonrió Hyunjin y Jeongin miró como el chico contrario estaba un poco apenado.

Se supone que así se comportaban las personas de televisión que se enamoraban, así que pensó que tal vez Hyunjin estaba siendo como ese protagonista de serie.

— Tú también te ves muy lindo. — Sonrió el chico y sus orejitas sobresalientes se ladearon un poco.

El pelinegro se acercó a Hyunjin y al estar suficientemente cerca, dejó un beso en la mejilla del rubio.

— Te ayudaré con la ropa. — Cambió de tema el pelinegro y tomó aquella caja donde había ropa empacada.

Hyunjin estaba inmóvil por la reacción de Jeongin, aún no lograba entender su comportamiento, nunca antes fue así, siempre fue el chico que podía hablar con la persona que sea sin sentir tantos nervios al actuar.

— Yo... yo iré tomando lo demás.

Y así, ambos chicos comenzaron a subir todas las cosas empacadas al automóvil, pues después de eso podrían irse a vivir juntos y Jeongin cumpliría su sueño de estar como en una novela romántica.

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El sol se había metido y ambos chicos estaban cansados de organizar sus pertenencias, aunque en realidad, habían dejado algunas cajas sin desempacar, pues el tiempo se había terminado y aún tenían un poco de desorden en su nuevo hogar.

Se trataba de un apartamento con paredes blancas, muy espacioso, una cocina integral muy elegante y unas ventanas que tenían vista hacia la ciudad
Sin duda, el lugar perfecto para aquellos dos chicos.

— Tengo hambre. — Dijo Jeongin.

No era novedad, ese chico podría tener hambre todo el día sin proponérselo.

— Hay cereal para cenar. — Soltó una risa burlesca y Jeongin hizo un puchero.
Claro que al pelinegro le gusta el cereal, pero literalmente Hyunjin lo podía alimentar de eso todos los días, semanas y años si hacía falta. — Mentí, será mejor que te pongas tu mejor vestuario porque te invitaré a cenar.

Jeongin demostró su felicidad al escuchar al rubio decir eso, pues realmente quería consumir algún alimento que no fuese cereal.

— ¡¿Habrá pizza?! — Preguntó muy emocionado pero Hyunjin negó y el pelinegro ladeó su cabeza, mostrando confusión.

— No la habrá, será un restaurante formal, es como una... — Tragó saliva antes de terminar de decir lo que tenía planeado, pues se supone que él también tendría que tener la iniciativa. — una...

Jeongin pudo ver cómo los nervios estaban consumiendo nuevamente al rubio mientras intentaba hablar, le parecía gracioso y tierno mirar sus reacciones.

— cita... — Terminó de decir pero la expresión de Jeongin lo decía todo y en efecto, no había entendido nada. — Será una cita. — volvió a decir rápidamente y el pelinegro pudo comprender.

Jeongin sentía aún más felicidad, pues claro que había visto esta etapa en las novelas románticas y estaba decidido, sería como en esos doramas.

El pelinegro, sin contestar nada, se acercó a Hyunjin y dejó un beso en sus labios. — Iré a alistarme. — Sonrió tiernamente.

Jeongin... Él me encanta. — pensó Hyunjin y observó como el chico entró a su habitación, dispuesto a cambiarse.

HyunJin's puppy «ʜʏᴜɴ ɪɴ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora