Cartas para él.

Carta 25.

Estaba destrozada, hundida, caí dentro de una oscuridad de la que no pensaba que iba a poder salir. Acudí a profesionales en busca de ayuda para sanar, hice todo lo que pensé que era lo correcto para mí, e incluso me volví algo egoísta y empecé a pensar más en mí y menos en los demás.

Y cuando pensaba que todo estaba mejorando apareces tú.

Tú que lo haces todo mucho más bonito, mucho más hermoso, mucho más llevadero. 

Pero lo bueno nunca dura tanto, y los problemas empezaron a llegar. 

Apareciste en una foto de instagram, un instagram más de entre tantos, pero el que llamó mi atención. Y todo se vuelve un poco obsesión, cotilleo tus historias destacadas, tus fotos, tus etiquetadas, todo... Me hablaban tanto de ti, y tan bien, que dije "Tiene que ser para mí".

Y sin darme cuenta caí prendida de una persona que no conocía pero de la que sé tanto que es como si pudiera leerte a través de las miles de fotos que te sacas frente al espejo. 

Tú no tienes la culpa de que yo sea piscis y me enamore de todo por nada, de que me deje ilusionar por las personas que te conocen diciéndome que nos quieren presentar, de que mi propia cabeza se invente escenarios que nunca pasaron ni pasarán, pero aquí estoy, sufriendo por no poderte hablar. 

Todavía sueño con el único día que nos hemos visto, soy incapaz de describir el nivel de nerviosismo que tenía, el pie del acelerador me temblaba y me daba miedo que se notara que el coche me iba a tirones por ello. Tu imagen sentada en el asiento de atrás todavía está grabada nítidamente en mi cabeza. 

El sonido de tu voz se ha vuelto mi melodía favorita, por favor, háblame toda la vida porque jamás me cansaré de escucharte. 

Llevo unos días dándole vueltas a lo mismo, me gustas, mucho además, pero no puedo decirlo, me da miedo.

Tengo miedo de hablarte, pero quiero hacerlo, me da vergüenza verte, pero las ganas de hacerlo me pueden. Intento disimular pero creo que es demasiado evidente.

Pedí al universo que llegara una persona que me gustara de verdad, que fuera tan buena y pura que sintiera que estaba bien que me gustase, y ahora que has llegado tú no puedo estar más contenta por ello, pero estoy jodidamente acojonada. 

No sé cómo manejar esto, quiero pero me da miedo, tú con tanta experiencia y yo con ninguna.

Tú tan impresionante y yo tan del montón. 

Tú sin vergüenza y yo tan acojonada.

Tú tan ignorante y yo tan confundida.