Querido universo, voy a ser feliz.
Esta mañana me levanté antes de que sonara el despertador, y por primera vez después de tanto tiempo no me encontraba cansada, sino que estaba lista para prestar atención en la clase online de hoy, lo cual es raro en mí porque odio las clases online.
Al comenzar la clase me estaba quedando dormida cuando la profesora dijo que tenía los exámenes que hicimos la semana pasada y que está muy contenta con los resultados. Nerviosa me meto en la página de la universidad y descargo el documento donde salen las notas.
19 años, 19 años que tengo y me emociono por tener un mísero cinco. Esa asignatura la tengo suspensa del año pasado, la estoy repitiendo, y tenía mucho miedo. Sinceramente me emocioné de ver esa nota, me ha dado fuerza y ánimos para el siguiente y poder seguir adelante con la carrera, ni siquiera los malos comentarios por parte de mi familia me han hundido el ánimo hoy. Ni si quiera la falta de amigos que puedan tener al menos quince minutos para poder quedar ha hecho que mi día se hunda, por eso decidí que mi buen humor de hoy se convierta en esa sensación de querer seguir con la vida.
Todo esfuerzo tiene su recompensa, este pequeño piquito de esperanza hace que mi madre tenga una hija alegre un poquito más de tiempo. Y no, no lo digo por moda, todos pasamos por malas rachas, pero hay algunas que te destruyen internamente, yo perdí mi felicidad hace mucho tiempo, la sensación de soledad me abrumaba cada segundo de cada día, el hecho de mirarme la espejo y ver una imagen distorsionada de mí misma, una imagen que odie, una imagen que a día de hoy me sigue desagradando... esa imagen que en realidad es mi reflejo.
No encontré un por qué, no supe cuál fue el desencadenante de esto pero creo que puedo encontrar la salida. Estuve leyendo un libro, porque una vuelve a sus viejos hábitos cuando está desfalleciendo por dentro, en el que hablaban de un amor de una persona humana a un fantasma, cuanto más se enamoraba la humana del fantasma más fría y sola se sentía, hasta que llega a un punto en el que muere.
Yo no me enamoré de ningún fantasma, pero sí me he ido apagando, lo he podido notar.
Poco a poco, día a día, mi cielo ya no es tan gris, y el hecho de volver a casa, con las personas que quiero me hicieron despejar aún más ese gris oscuro, pero claro, sin ellos saberlo. Perdí las ganas de seguir luchando, perdí las ganas de seguir con la que era mi vida, pero me he dado cuenta de que nadie nos salva a menos que seamos nosotros mismos quiénes lo hagamos.
Hoy pensé todo tranquilamente, no soy tan inútil, me han quedado algunas asignaturas mi primer año de universidad pero las que saqué, que son la gran mayoría, tengo muy buenas notas. Me saqué el carnet de conducir a la primera, he conseguido bajar de peso después de cuarentena, no he enfermado... No soy tan inútil como piensan, no soy tan inútil como yo misma pensaba.
Por eso universo he decidido que quiero ser feliz, quiero encontrar mi misión en esta mierda de mundo, quiero poder reír tranquila, levantarme y poder decirme cosas bonitas...
Y lo voy ha hacer, porque conocí a personas increíbles, porque tengo gente que me quiere, poca, pero verdadera, y porque estoy enamorada, y aunque no sea correspondido tengo la esperanza de que algún día encontraré a alguien que lo haga.
Querido universo, voy a ser feliz.
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Cartas para él.
RandomEste libro no es un diario, no es una novela, simplemente son cartas que me gustaría dedicar a muchas personas, no necesariamente a ex novios o chicos que me han gustado o me gustan, sino que pueden ir dedicadas a mi padre, a mi hermano, a mi primo...