Capítulo25

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Jimin

- Aquí es donde hago una broma sobre cómo me has traído a este lugar para matarme, pero más que jugar, lo digo porque verdaderamente tengo miedo - Escuché decir a Jungkook a mis espaldas, cerrando la puerta de su auto.

Me volví y lo encontré con sus labios se formando un fingido y asustado puchero.

La oscuridad nos rodeaba en medio de un tupido bosque, en el que de alguna u otra forma, había logrado meter el coche de Jungkook, llevándonos por terrenos escarpados, hasta topar con una fila de árboles que cerraban el camino al estar más cerca de la orilla del cerro que habíamos subido.

- Anda - le animé - Acercate, quiero que veas algo, prometo no tirarte cuesta abajo.

Soltando un quejido, se aproximó a mí a paso lento.

En medio de la vegetación y lo frondoso de los árboles cuyas hojas comenzaban a caer, había un espacio lo suficientemente amplio para que se formara un pequeño mirador natural entre ellos. Desde ahí podíamos admirar la ciudad en miniatura, conformada por millones de luces destellantes, creando un cielo artificial que contrastaba con el verdadero que hoy se encontraba nublado.

La vista era preciosa contrastando la ciudad con la belleza del follaje natural mientras contemplábamos la ajetreada vida bajo nosotros, rodeados de un silencio apacible.

Observé a Jungkook cuyos ojos se encontraban perdidos en el mar de luces danzantes.

Era hermoso, tan perfecto, que fácilmente se robaba toda mi atención a pesar de la vista que teníamos delante.

- Es increíble - murmuró él, sin despegar su atención del paisaje.

- Lo es - Concordé - El primo de Tae me enseñó este lugar cuando estaba en busca de exteriores desconocidos para una tarea del taller de fotografía. Hace bici de montaña por lo que conoce una amplia cantidad de preciosos lugares escondidos. No hace falta decir que le debo mi perfecta calificación a él - Jugué.

Jungkook río y aproveche que su mirada se encontraba lejos de la mía para tomar la valentía que me faltaba y cotinué, desviando al tema al que mi corazón se moría por tocar.

- No vengo aquí muy seguido porque, como ya comprobaste, no es un sitio fácil de accesar, y tampoco tengo el tiempo que me gustaría. Sin embargo, las veces que me he encontrado acá, la vista me quita el aliento y quería compartirlo contigo; terminar esta noche con las luces a nuestros pies y las estrellas brillando en el firmamento - Hice una mueca al desviar la mirada unos segundos hacía el traicioner cielo nublado que tras de sí escondía la luna y los astros - Quizá debí checar el clima antes. Me hubiera encantado que apreciaras las estrellas. No estámos muy lejos de la ciudad pero desde aquí puedo jurar que se ven mejor.

Jungkook abrió la boca para hablar pero se calló cuando mi mano ansiosa se acercó a la suya, entrelazando nuestros dedos. Sus palabras se esfumaron al tensar los labios, mientras las mías comenzaron a salír, desesperadas por ser escuchadas y recibir una respuesta.

- Me gustas mucho, Jungkook. Me gustas desde hace tiempo y en la cita de hoy he comprobado que una no me ha sido suficiente. Sé que soy nuevo e inexperto en esto de salir, pero quiero que sepas que puedo hacerlo mejor, aunque debo confesar que para mí fue perfecta. No tienes idea de lo felíz que me ha hecho. - Solté una risita nerviosa - Sin emabrgo, ahora que nos encontramos al final del día y con la promesa de que haré todo para que funcione y todas tus dudas sobre nosotros se dispersen... ¿Tendrías una segunda cita conmigo?

Mi corazón latía desenfrenadamente, ambiciosos por su contestación. No obstante, éste se detuvo cuando observé, más que sentí, cómo la mano que sostenía de deslizaba lejos de la mía, llevándose consigo la seguridad que había venido construyendo a lo largo de la noche.

El arte de caer (KOOKMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora