Capítulo 46

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Jimin

Usualmente disfrutaba de los sueños lucidos, porque me permitían controlar gran parte de lo que pasaba, pero últimamente había llegado a odiarlos. No importaba qué tanto pudiera modificar a mi antojo, al finalizar la noche y llegar el día, nada era real.

El peso de la cruel fantasía se cernía sobre mis hombros cada amanecer, filtrandose con los rayos de luz que no alcanzaban a iluminar mi nublado interior.

Aquella mañana desperté con ese sabor dulce-amargo de la ficticia lucidez. Sentía un fuerte cuerpo abrazado a mí, acompañado de unos dulces dedos que recorrían mi espalda en suaves caricias. El masculino pero fresco aroma de Jungkook entrando por mis pesadas inhalaciones.

Aspiré con fuerza intentando guardar ese olor antes de regresar a la realidad que me esperaba cuando terminara de despertar y la sensación de Jungkook se desvaneciera junto con las ahora borrosas imágenes de mis recientes sueños.

Sin embargo, mientras mis sentidos despertaban, más alerta estaban ante aquel contacto.

Di un respingo interior. ¿Y sí no estoy soñando?

Una oleada de emoción me invadió con esperanza, casi con felicidad, pero deseché la idea tan pronto como vino. Aquello no tenía sentido.

No recordaba mucho del día anterior pero estaba seguro de que no podía ser Jungkook el que me abrazaba. No sería la única vez que despertaba completamente convencido de que lo hallaría a mi lado, y al abrir los ojos me encontraba solo, o peor, besando a alguien más pensando que era él, como aquel día en la biblioteca en el que Eunwoo interrumpió mis sueños.

Intenté recordar lo que había sucedo la noche anterior y así descifrar quién demonios me estaba abrazando, pero todo era confuso.

¿Había tenido un ataque de nuevo? Podría ser. Mi cuerpo dolía y aquella desorientación era propia de dichos episodios.

Descartando a Jungkook, la primera opción que me vino a la mente fue Tae. Si había tenido un ataque de nuevo, era probable que se quedara a mi lado para cuidarme. Sin embargo, aunque los abrazos era propios de él, el cuerpo que me sostenía era mucho más grande que el de mi amigo, y las caricias que me mimaban se sentían lejos de ser amistosas.

Un extraño al azar estaba descartado porque no tenía ni el tiempo ni la intención de irme a la cama con nadie.

Tachando dichas posibilidades, sólo me quedaba una opción: Eunwoo.

Sí, quizá realmente había tenido un ataque mientras me encontraba con él y, al igual que hubiera hecho Tae, había decidido no dejarme solo. Aquello era lo más probable pero la teoría no terminaba de encajar.

¿Por qué su abrazo se sentía tan bien? ¿Por qué el volúmen de la persona me recordaba más al cuerpo fuerte y firme de Jungkook? ¿Por qué seguía deseando que fuera él, engañándome a pesar de las desilusiones?

Desencantado, me removí un poco para alejarme.

- Eunwoo... - Lo llamé con un murmullo lastimero, preparándome para lo que iba a encontrar junto a mí, alejando la imagen del hombre a que realmente anhelaba ver al abrir los ojos.

El cuerpo que me abrazaba se puso rígido al instante, cesando el movimiento de sus manos.

Con trabajo, luchando con el peso de mis parpados, parpadeé varias veces hasta que la figura que se aferraba a mí se volvió nítida, mostrándome unos hermoso ojos negros que me miraban horrorizados.

Pestañeé una, dos, tres, cuatro veces más pero el rostro de Jungkook no desaparecía para transformarse en el de alguien más.

El aire se escapó de mis pulmones y un peso muerto cayó a mi estómago. La mirada oscura de Jungkook se empañó.

El arte de caer (KOOKMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora