Capítulo 36

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Jimin

La luz del crepúsculo se filtraba por las ventanas cubriendo todo el estudio con un brillo dorado. Pronto tendría que sustitur aquella fuente de luz natural por alguna artificial, pero antes de que la oscuridad reinara, estaba disfrutando de poder trabajar bajo esa hora chapada que le daba un aspecto fantasioso al lugar.

Había tenido un día libre de trabajo, ya que la galería se encontraba cerrada y no tenía turno en la cafetería, por lo que Jungkook me había propuesto ir al cine y a cenar. Por supuesto que había aceptado, amando la idea de pasar una salida de pareja como no siempre podíamos tener por nuestros respectivos deberes.

Sin emabrgo, antes de llevar acabo aquel plan, Jungkook me había pedido encontrarnos en un estudio en el que solía trabajar. Era un lugar amplio que le permitía relizar proyectos de una magnitud mayor a los que estaba acostumbrado y que en su apartamento le eran imposibles de hacer.

Una familia le había pedido una especie de restauración de una pintura bastante grande, por lo que ese estudio sería su segundo hogar por las siguientes semanas.

Aquel cuadro ya se encontraba ahí, listo para ser intervenido, pero Jungkook había ido a recoger los materiales necesarios y quería dejarlos en el lugar para poder comenzar su misión al día siguiente, por lo que habíamos acordado de vernos ahí para después salir a nuestra cita y así poder aprovechar el mayor tiempo posible juntos.

Yo me había adelantado para continuar con una tarea que estaba terminando para una de mis clases, disfrutando de la tranquilidad de aquel bonito sitio, esperando con paciencia a que llegara la hora de ver a mi novio, quien probablemente no tardaría llegar.

Tarareaba una canción imaginaria mientras agregaba secante de cobalto al barniz cristal y aceite de lino que reposaban en un pequeño frasco de cristal, preparando un glazing casero, cuando al puerta se abrió. La habitación se inundó con un perfume que que yo había aprendido a distinguir con el paso del tiempo, convirtiéndose en una escencia desagradable a mi olfato por asociacion.

- ¿Aún no llega Jungkook? - Dijo una voz aguda que acompañó al aroma floral y dulzón que acababa de invadir mi espacio de trabajo.

Me dispuse a remover los materiales que acaba de vertir en el recipiente cristalino, sin siquiera alzar los ojos cuando respondí.

- No, no lo veo por aquí - Le contesté aún sin mirarla. No tenía que hacerlo para saber que una sonrisa sarcástica adornaba su rostro mientras resoplaba con sarcasmo.

- Supongo que tu creativo sentido del humor fue lo que enamoró a Jungkook ¿no? - La agria ironía resonando en sus palabras. Me encogí de hombros.

- Entre otras cosas, probablemente.

Era consciente de que Minnie vendría a buscar a Jungkook al estudio aquella tarde, pues aún compartían trabajos juntos fuera de la escuela, en donde Minnie se encargaba de fotografiar las pinturas de Jungkook, mientras que él le ayudaba a customizar algunos escenarios que ella utilizaba para sus instantaneas.

Justo aquella tarde, tenían un breve reunión para ajustar detalles sobre los siguientes proyectos que tenían pendientes, que, si bien eran cosas que fácilmente podrían haber arreglado por mensaje o llamada, Jungkook había querido aprovechar la oportunidad para devolverle algunos lentes que le había pedido para algunas fotografías destinadas a la realización de un proyecto escolar.

La presencia de la mujer no iba más allá de un encuentro laboral y conveniente para mi novio, pero no podía evitar el sentirme invadido e incómodo cada vez que me topaba con ella, quien, de paso, seguía actuando melosamente con él, como si el hecho de que la hubieran rechazado no fuera suficiente para entender cuál era su lugar.

El arte de caer (KOOKMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora