Capítulo 43

8 2 0
                                    

Jimin

No me consideraba una persona supersticiosa, pero estaba comenzando a pensar que debería de haber una explicación esotérica por la que mis días continuaban siendo una mierda uno tras otro.

Probablemente era una maldición o los planetas se encontraban en una extraña alineación que afectaba de más a mi entorno. Pero de nuevo, si lo veía de manera objetiva, toda mi vida había sido así. La única diferencia había sido que no lo sentí de esa manera cuando me estaba en una relación con Jungkook.

Supongo que me había acostumbrado a ser felíz a su lado a pesar de todo.

Tenía un punzante dolor de cabeza y el papeleo acumulado de la galería, gracias a los días que había tenido que cuidar de Soobin, estaba empeorándolo. Todo era un verdadero caos y el tiempo apremiaba. Se avecinaba una nueva exposición y los preparativos estaban atascados.

Además tampoco podía dejar de lado los ensayos y trabajos universitarios que quemaban entre mis cosas, recordándome que debían ser terminados a la brevedad.

Me habría gustado decir que fuera de esas resposabilidades, mi estabilidad emocional se encontraba intacta, pero no iba engañar a nadie. Estaba estresado, preocupado y tampoco ayudaba que que el día anterior hubiera soñado con Jungkook hasta el punto de confundirlo con Eunwoo.

Últimamente no tenía ni tiempo ni ganas de dormir. Jungkook aparecía en mis sueños desgarradoramente seguido, por lo que descansar ya no era precisamente de mis actividades favoritas. Me ayudaba el caer exhausto después de mis largos días de trabajo, pero no siempre era efectivo. Había días en los que despertaba más cansado que cuando me había ido a la cama y usualmente eran aquellos sueños en los que mi ex pareja me visitaba en el reino onírico.

El día anterior algo parecido me había sucedido pero el resultado había sido bastante peor que simplemente despertar exhausto. Mientras trabajaba en algunas tareas había sucumbido al cansancio, durmiendo sobre mi maldita tarea en la biblioteca como en los viejos tiempos.

Ni siquiera recuerdo qué estaba soñando antes, pero sí recordaba con exactitud la voz de Jungkook colándose de algún lado. Pensé que estaba despertando, pero había sido uno de esos sueños en los que piensas que lo haces, pero para tu sorpresa e ironía, sigues dormido.

Podría haber jurado que era él, rozando su cálido aliento en mis labios, susurrando. Incluso estaba seguro de que había percibido su aroma cuando mis sentidos comenzaron a alertarse.

Quería abrir los ojos pero aún me encontraba acorralado en el estupor del sueño. Estaba luchando contra esa extraña y brumosa sensación, pues estaba seguro de que al abrir los ojos vería a Jungkook y me daría cuenta que había estado soñando todo ese tiempo y que realmente me encontraba durmiendo en sus brazos como tantas noches.

Apenas comenzaba a despejarse la somnifera neblina, cuando unos labios se posaron en los míos.

Había algo extraño en su textura, pero definitivamente eran familiares. Seguramente aquella rareza se debía a que aún estaba adormilado, pero tenía que ser Jungkook. Lo había percibido. No importaba que ahora su aroma se hubiera mezclado con el de otra loción que no le pertenecía, tenía que ser Jungkook.

Aferrado a esa idea, acerqué el rostro de la persona que me besaba más, deseando convencerme de que era la persona que tanto esperaba, pero de nuevo, mis dedos no reconocieron las suaves hebras de Jeon.

Abrí los ojos de inmediato sólo para darme cuenta del grave error que había cometido.

Había evitado todo ese tiempo hacerle daño a Eunwoo, pero por una estúpida fantasía, ahora era el momento de hacerlo.

El arte de caer (KOOKMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora