Capítulo 31

9 2 0
                                    

Jungkook

Me encontraba perdido en unos familiares ojos marrones que ahora me miraban con afecto. Unos ojos que por muchos años había contemplado con dulzura al despertar algunas mañanas, con un suave cuerpo enredado al mío, y cuyos secretos había descubierto y memorizado hacía un tiempo atrás.

Si alguien me pidiera dibujar a la persona que ahora se encontraba frente a mí, probablemente podría hacerlo con los ojos cerrados. Recordaba su olor, la sensación de su piel y cada uno de los movimientos y gestos que hacía reaccionando a diferentes circunstancias, emociones y estímulos.

Los años a su lado habían hecho que poco a poco todos aquellos detalles se volvieran algo habitual para mí, hasta que mi instinto respondía a ella antes de siquiera pensar.

Sin embargo hoy, mientras la miraba platicar animadamente como muchas otras veces, me encontraba frente al rostro versátil de la familiaridad.

Seguía encontrándola bonita, inteligente y entretenida. Seguía sintiendo por ella un afecto grande y por supuesto que aún recordaba con agradecimiento cada momento que habíamos pasado juntos, pero lo que alguna vez había sido usual y cómodo, ahora se sentía extraño. Aquel sentimiento familiar ya había cambiado de rostro.

Había ido a comer con Minnie como le había prometido en la galería aquel día de la exhibición, pero lo cierto es que no lograba concentrarme en lo que estaba parloteando entre sus esporádicos bocados de comida.

La miraba a los ojos intentando prestarle atención, pero sólo podía pensar en lo raro que era que aquellos orbes tan familiares no me produjeran nada como muchas veces habían hecho cuando estábamos juntos.

Ni siquiera el recuerdo de sus besos o su cuerpo contra el mío movían un solo hilo dentro de mí. Podría jurar que lo había atesorado en su momento, pero bien podrían ser imaginaciones mías pues no quedaba rastro de esas sensaciones en mis recuerdos.

Ahora unos ojos avellana eran lo que estaba acostumbrado a admirar. Era otro cuerpo el que me hacía temblar y era otra persona la que adoraba como nunca había adorado a nadie más. Simplemente no podía imaginarme el estar con alguna otra mujer u otro hombre más que con Jimin. Incluso el rememorar momentos con Minnie se sentía completamente fuera de lugar.

- Jeon Jungkook ¿en qué estás pensando? - Me cuestionó la susodicha con un puchero - No sé si debería enojarme porque claramente no me estás prestando atención, o debería sentirme halagada de que me estés admirando tanto.

Me avorgoncé de inmediato porque definitivamente lo que pensaba al contemplarla, no estaba para nada cerca de lo que ella estaba suponiendo, y eso solamente comprobaba la teoría de que yo había sido un completo imbécil con ella, y a su paso, con mi novio.

Antes de que Jimin me cuestionara sobre la información que Minnie tenía sobre nosotros, yo jamás había pensado que el no decirle personalmente a ella acerca de mi nueva relación, fuera necesario.

Verdaderamente asumí que ella lo sabría desde los primeras días de mi noviazgo y supuse que si no me había cuestionado nada, era simplemente porque prefería dejar el tema enterrado antes que traerlo de vuelta, especialmente después de que en varias ocasiones ante su insistencia en regresar, le había mencionado que lo único que anhelaba de ella era su amistad.

Pensé que todo estaba claro entre nosotros, pero ahora que tenía la misión de comentarle sobre Jimin, me había percatado de que sus actitudes no sólo eran afectuosas por el cariño amistoso que podíamos tenernos, sino que más de la mitad del tiempo eran coqueteos e insinuaciones.

Había sido injusto con ella, porque tan embelesado por Jimin, no me había dado cuenta que sin quere había avivado sus esperanzas y definitivamente había sido injusto con mi novio porque él había aguantado las actitudes de Minnie conmigo, sabiendo las intenciones que tenían y probablemente malpensando mi pasividad ante ellas, aunque realmente sólo fuera el resultado de mi estúpida ceguera.

El arte de caer (KOOKMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora