Capítulo 34

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Jungkook

Apenas salió del estudio, lo tomé de la mano y prácticamente corrí, esquivando a la gente que osaba cruzarse en mi camino cuando llevaba tanta urgencia y determinación. Atrás de mí Jimin me preguntaba cosas, pero no le ponía la más mínima atención.

Atravesamos los pasillos hasta llegar a un recóndito lugar escondido de todo lo demás. Pegué mi espalda a la pared de aquel rincón y jalé a mi novio hasta tenerlo contra mi pecho.

- Ahora sí no te me vas a escapar.

Lo besé con pasión desenfrenada, mordiendo y lamiendo aquellos dulces labios. Con las palmas abiertas ejerciendo la mayor presión posible, mis manos apresaban su nuca y su espalda baja, queriendo romper el inexistente espacio que según yo había entre nosotros.

Su cuerpo se retorcía entre mis brazos, mis piernas enroscándose en sus tobillos para acercarlo más y más...

No me importaba que estuviéramos en la escuela, la necesidad mezclada con el deseo de besarlo, consumirlo, eran demasiadas para ser ignoradas y la felicidad que se había acumulado en cada fibra de mi ser buscaba salir y demostrarle a Jimin lo que había causado.

Apoyó una mano en la pared justo al lado de mi cabeza para sostener su cuerpo, mientras que los dedos de su izquierda presionaban con fuerza mi cadera.

Solté un gemido al sentir su dureza contra la mía y mis extremidades se aferraron a las suyas con más ahínco.

- ¿Interrumpo?

Una voz femenina me hizo saltar en mi lugar, rompiendo la delicia de aquel beso. Mi visón brumosa se aclaró con lentitud hasta poder distinguir a la figura que acababa de interrumpir: Minnie. Me sorprendí. Ni siquiera había reconocido su voz. Estaba tan cegado por el placer, tan absorbido por Jimin, que ni siquiera pude reconocer el sonido que había escuchado por años llamando mi nombre.

A diferencia de mí, Jimin ni siquiera se volvió, su mirada taladrando la pared detrás de mí,

- ¿No es obvio? - Soltó Jimin con desprecio. Me mordí el labio para no reír. No debía ser tan lindo celoso, pero malditamente se veía precioso.

Con el dorso de la mano, limpié la saliva de mi boca y mentón y nos separé en leve movimiento, esperando que mis ceñidos pantalones no revelaran demasiado el bulto que acababa de formarse en ellos.

- Oh, lo siento, no me había dado cuenta de que Kookie venía acompañado - Jimin bufó desvergonzadamente, pero Minnie simplemente sonrió antes de continuar - Sólo lo vi de lejos y quería aprovechar para decirle que hemos tenido que apresurar la sesión de fotos de la siguiente semana para este Jueves en la tarde ¿te queda bien, Kook?

Casi podía sentir el calor que irradiaba el coraje de mi castaño. No creía que Jimin estuviera realmente molesto por la intermisión, sino por el tono de voz de Minnie y la posible intención que su visita tenía.

A pesar de haber hablado con ella sobre mi relación con Jimin, siendo plenamente consciente de que ésta iba de maravilla, había optado por continuar hablándome coquetamente de vez en cuando y muchas otras veces aparecer "sin querer" cuando Park y yo nos encontrábamos solos, para avisarme sobre cosas del trabajo que compartíamos, de mis pinturas u opiniones poco importantes sobre sus fotografías.

Opté una vez más por ignorar sus provocaciones e intentar terminar con aquella situación lo más pronto posible y así poder regresar a la boca de mi novio.

- Claro. El jueves nos vemos en el estudio.

- Te estaré esperando - Me dijo sonriente. Casi pude escuchar las maldiciones que se estaban maquinando en la cabeza de Jimin.

El arte de caer (KOOKMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora