!No Seas Idiota!

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Al llegar a su casa, note que la puerta estaba entre abierta así que supuse que el la había dejado así para que pudiera entrar. Al tener buen estatuto social podía darse el lujo de vivir rodeado de grandes mansiones aunque la de el no se quedaba atrás, eso sí tenía Carlos que le gustaba vivir bien para eso había trabajo tan duro desde muy joven, a diferencia de mi que me gusta lo sencillo, lo común si por mí fuera viviría desnuda sin preocupaciones mi enfoque es algo más en lo interior que en lo exterior en este caso Carlos y yo éramos tan distintos pero al mismo tiempo tan parecidos.

Al entrar el estaba recostado en unos de los muebles de la sala, se veía hermoso con una sudadera y una franela blanca tan cómodo como el, no pude evitar mirarlo más de la cuenta lo noto porque rápidamente una sonrisa algo engreída se formo en su rostro. Cuando me da esas sonrisas se ve malditamente más hermoso de lo que ya es, pero el no tenía porque enterarse de mis pensamientos así que preferí no mirarlo.

--- ¿Interrumpi algo importante?

Sabía que lo decía por lo que estaba usando, traía un top rojo y un pantalón de vestir blanco alto lo hice a propósito se que me favorece mucho este pantalón ajustado. Pero ahora pensandolo bien fue un error venir a cocinar de color blanco y de paso con zapatos altos.

--- Quizás.. me encongi de hombros. ¿Comenzamos?.

--- Claro.

Cuando llegamos a la cocina fui directo a la nevera.

---¿ Cuánto tiempo tenemos? Pregunté revisando cada cosa que había dentro, obviamente habían muchas más cosas.

--- Creo que como una hora y media, aunque podamos decir que dos por los trancones de la ciudad.

--- ¿Que les gusta comer a tus invitados?
Se encingio de hombros, esta ves de veía un poco más relajado y menso odioso.

--- Son extrajeron, supongo que suelen probar cualquier cosa que les llamé la atención, creo que haciendo cualquier cosa rica les pidiera gustar.

--- Bueno no soy una experta en ésto, pero mi abuela solía tener recestas de diferentes países así que trataré de recrear una de sus ricas comidas.

--- Confío en tí. Guiñando un ojo.
Mientras iba preparando un delicioso pollo relleno con papas al vapor, me movía de un lugar a otro lo más rápido que podía mientras que Carlos solo estaba ahí comiéndo con la mirada, por un momento nuestras miradas se encontraron y había fuego literalmente y no precisamente saliendo de la estufa si no de nuestros cuerpos ya estaba empezando a incomodarme.

--- Deja de mirarme como un depravado sexual. Le advertí.

El soltó una gran carcajada.

--- Me gusta mirarte. Se encogió de hombros.

--- Pues no lo hagas, me pones nerviosa. El levantó las cejas y se acercó a mí tomándome por la cintura.

--- Así que pongo nerviosa a Caro Ramírez. Con el cuchillo en mano , lo alce no tan cerca de su cara tampoco quería lastimarlo.

--- Mejor te apartas Carlos Torres, y me dejas terminar si quieres que tus invitados tengan que comer. Solo comenzó a reírse mientras volvía a su lugar.

Me gustaba como estaba quedando esto podría decir que era idéntica a la preparación de mi abuela. Una hora después ya tenia todo listo y estaba muy satisfecha con el resultado, todo se veía perfecto y delicioso.

--- Veo que tienes todo bajo control. Lo dijo acercándose a la mesa donde estaba ordenando todo. Al levantar la vista pude ver qué había reemplazo su franela por una hermosa camisa azúl y esto hacia que sus ojos reslataran mucho más.

--- Deja de mirarme así Caro. Casi que lo dijo de manera suplicante. Me dió pena juro que me dió tanta pena que me puse roja como un tómate, no se por que Carlos últimamente me intimidaba.

--- Deja de ser...

--- Si me sigues mirando de eso modo, voy a tener que hacer cosas que quizás me arrepienta, pero no podemos ahora no podemos.

Lo mire perpleja y si soy sincera quería lanzarme sobre él y besarlo hasta hacernos el amor mutuamente. Pero es cierto no podemos.

--- Bueno, ya he terminado aquí. Pruébalo.

Tomo una cucharilla pequeña y tomo un poco de la salsa para dársela a probar.

--- Delicioso... De verdad está muy Rico.

--- ¡Lo se! Y creo que más adelante tendrás que pagarme muy bien este favor.

---¿ En especie? Me preguntó levantando sus cejas de arriba abajo.

--- No seas idiota, lo golpee en su brazo. Pero el tomo mi mano y la llevó a sus labios dejando un cálido besos en mis dedos, mis ojos bailaban sobre su rostro y Vi como el poco a poco se fue acercando a mí, podía sentir su aliento cálido sobre mis labios solo unos milímetros nos separaban. Un timbrado nos separado, el anunció de que sus visitas habían llegando.

--- Creo que tendrás que quedarte y terminar por conocer a mis invitados, no querrás pasar por grosera e irte así. Me guiño un ojo y fue directo a la entrada. Escuché unas voces y definitivamente eran extranjeros porque ese acento tan peculiar solo podria escucharse en un solo lugar. ¡Venezuela!. Así que salí de la cocina directo a la sala a conocer a estás personas que sin verlas sentía que me iban a caer muy bien.

Había un hombre alto detrás de él, elegante pero sus rasgos definitivamente no eran de este país, sentía una calidez increíble con estás personas, eran mucho más mayores que nosotros podrían ser sus padres incluso los míos, la señora era más pequeña pero tenía unos ojos color miel hermosos lo más increíble de todo es que su mirada solo desprendía amor puro amor, no los conocía pero los sentía tan cercano, me acerque hasta quedar al lado de Carlos.

--- ¿Quién es esta encantadora muchacha Carlos? Pregunto el señor.

Carlos tenía una gran sonrisa en su rostro podía verlo de reojo, me tomo por la cintura pegandome a su cuerpo.

--- Ella es Carolina mi novia.

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