Paz

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Cuando lo ví con esas mujeres ahí sentados, me sentí como un volcán a punto de estallar. Para eso se querían quedar continuar la noche sin nosotros como dos perfectos solteros, acaso no le basto tanto tiempo viviendo en promiscuidad. Me acerque a ellos lentamente Carlos al levantar la mirada me vio pero no sé inmutó en ningún momento, al contrario se le veía muy tranquilo como si no pasará nada.

--- Puedo probar un poco de tu trago, le dijo la mujersuela esa a Carlos. --- De seguro tendrán el sabor de tú boca. Sin pensarlo me plante frente a ellos.

--- Te aseguro que no querrás saber cómo sabe mi boca zorra.

Las dos mujeres se levantaron tan rápido que una de ellas casi cae al suelo, las enfrente a las dos sentía mucha rabia, no por ellas si no por Carlos que permitió que se sentaran en su misma mesa.

--- Aléjate de una vez.. ordené con fuego brotando por mis ojos. La muy desgraciada me dió una sonrisa burlona que hizo que me enfureciera mucho más y la empuje. A lo que ella reaccióno aruñandome el brazo con algo que tenía en sus manos. Carlos inmediatamente se interpuso entre las dos y amablemente le pidió que se retirara, mientras tanto yo me lo quería comer vivo.

--- ¿Que diablos te pasa Carolina?. Pregunto entre dientes.

Osea el ofendido era el, yo no tengo ningún motivo para estar molesta, no salían las palabras de mi boca y sentía que me estaba ahogando.

--- ¿Cómo te atreves a preguntar algo tan evidente Torres? Respondí.

--- Caro, yo no estaba haciendo absolutamente nada y tu misma lo viste, cuando esa mujer se acercó a mí, ella no estaba ahí porque yo lo quise simplemente se acercaron y se sentaron con nosotros.

Levanté las cejas ahora resulta que yo estaba loca y no pasaba nada.  Respire profundo no quiero pelear con él, pero me molestaba tanto que quisiera evadir las cosas.

--- Mejor cortemosla, porqué el santo Carlos Torres nunca hace nada. Al parecer esto lo enfureció porque su rostro se puso tan rojo como un tomate.

--- ¿Si me vas a estar juzgando por mi pasado para que coño estás conmigo entonces?
Patoadie varias veces procesando lo que me acaba de decir, enserio le ofendia que dudará de él.

--- Carlos si tú me encuentras, sentada en la mesa con un hombre dedcicnido que vas a pensar.

--- Te pediría una explicación sin juzgarte, a diferencia tuya que llegaste como un juez dispuesta a darme la sentencia como culpable.
Tenía razón así que me quedé callada. Pero el siguió.

--- Déjame ver lo que te hizo en el brazo. Aún estaba furioso.

--- No esa nada esa piroba, solo me aruño. El respiro profundo y me invitó a qué saliéramos del lugar junto con sus amigos que venían detrás de nosotros discutiendo.

Llegamos a la cabaña después él aún estaba un poco serio, en todo el camino no hablo se que estába molesto por mi desconfianza, me deje llevar por los celos y la rabia, este era el resultado.

--- Me voy a bañar... Dijo dándome la espalda.
No lo deje ir muy lejos, ya que tome su brazo para detenerlo, me pare frente a él besándole todo el rostro y el cuello. Logré sentir el calor de su cuerpo y cerré los ojos, me gustaba tanto su olor, su calor, sus besos, su cuerpo entero. A pesar que pudiera haber tenido mis dudas no podía desconfiar de él, su presencia era todo lo de necesitaba para estar bien.

--- Perdóname, no quiero seguir así contigo, te amo mucho.

Pude sentír los latidos de sus corazón sobre la palma de mi mano, no decía nada solo mi miraba con esos hermosos ojos azules que me perdían sin darme cuenta.

--- Yo también te amo.. susurró

--- Ven vamos a ducharnos juntos.

Lo tome de la mano y le lleve hacia el baño, donde me desnudó e hice lo mismo con él. Carlos se colocó detrás de mí y tomó el champú, echó un poco en su mano y luego, comenzó a lavarme el cabello, masajeando con suavidad. Gemí de placer, Dios, el hombre era bueno con sus dedos me di la vuelta y sin decir nada, lo tomé de las mejillas y lo besé, debajo de la regadera. El agua seguia cayendo sobre nosotros mientras nos besábamos y nos tocábamos, la pelea de hace un rato quedó en atrás, ahora todo lo que podía hacer era demostrarle cuanto lo amaba. Durante un rato nos quedamos allí el uno con el otro, haciendo el amor.

Cuando salimos, le dije que saliera primero. Me puse un camisón y me sequé el pelo, ahora estaba más tranquila, lo único que deseaba era descansar. Pero cuando salí, me encontré a Carlos sentado en una esquina de la cama. Me apoye al marco de la puerta mirándolo, no se había dado cuenta de mi presencia estaba sumergido en sus pensamientos, mientras tanto yo lo admiraba a cuerpo completo. Me acerque a Carlos y me senté sobre sus piernas, envolviendo mis brazos en su cuello mientras él me tomaba de la cintura, no era nada sexual, era solo comodidad, amor. Nos quedamos así, mirando hacia la ventana, observando la vista hacia el mar.

--- Estoy tan enamorado de tí Caro Ramírez. Amo que a pesar de lo ídiota que soy, de lo imbécil que puedo llegar a ser, siempre estés  para mí, nunca me abandonas. Y no quiero que lo hagas, jamás. A principio no lo entendía pero inmediatamente vinieron a mi mente dos personas que a pesar de conocerlos muy pocos sus palabras aquella noche llegaron a mí corazón. Los señores Finlay, nos habían dicho que después de una reconciliación, le decía a su esposa las cosas que lo habían hecho enamorarse de ella y ese era su gran secreto para que el amor perdurara por siempre.

--- Yo lo que más amo de tí, es que seas tan bueno con las manos para todo... Respondí y ambos comenzamos a reírnos. La verdad era que amaba a Carlos en todos lo sentidos.

Le dí un beso, este hombre era todo lo que siempre quise. Cuando volvimos a la cama, me acosté a su lado, y dejé que me abrazara. Definitivamente esto era el amor verdadero ese que te llena de paz, ese que te permite ver mucho más allá de lo errores y yo Carolina Ramirez haría lo que fuera solo para estar que estemos bien porque lo amo.





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