La Tormenta

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No tuve más remedio que subir a la habitación, me duché, me puse un camisón para dormir y me acosté en la cama, no sabía qué hacer ahora, asi que llamé a mi hermano para pasar las horas más rápido. Ayer antes de viajar lo había llamado para avisarles que saldría de Bogotá por asuntos personales. Cuando terminé de háblar con él me sentí un poco mejor, aunque no sentía nada de sueño. Quería hablar con Carlos, saber si estaba bien pero después de como me trató no quería ser rechazada por él, también quería llamarlo y pregúntarle a dónde había ido así me vería como la típica novia tóxica, aunque se que si el de verdad necesita de mí me buscará.
Busco que adelantar en mi laptop, tratando que el sueño llegué a mí, llegaron las dos de la mañana y nada no podía dormir daba tantas vueltas en la cama que ya iba a marearme. Cuando ya era las tres estaba arta pensando y pensando en dónde podría estar Carlos. El estaba alterado y eso me preocupaba que se metiera en problemas en la calle, Carlos no era un hombre problematico pero pensar en como se fue me daba pánico.

Pensando todo en nuestro proceso todo parecía haber pasado en una eternidad, habíamos pasado por tantas cosas desde entonces. Algunas veces extrañaba esos momentos donde solo éramos los buenos amigos que nos molestabamos el uno al otro, definitivamente al ser humano le gusta complicarse la vida. Cuando mis ojos estaban cerrándose, mi mente nublada,  escuché el sonido de un auto, luego los portones abriéndose. Me levanté de inmediato asomandome por  la ventana, que daba justo a la entrada principal de la casa. Y alli estaba, mi molesto, sexy y a veces dulce pollito rico caminando haciendo ochos por el camino hacia la puerta.

Sentí como un gran peso salió de mi cuerpo, estaba bien borracho pero bien. Me quedé esperando a que viniera a la habitación, su ropa, la misma que yo le había comprado, seguía estando aquí, por lo que imaginé que ibamos a compartir la misma habitación hasta que regresaramos. Pero los dos minutos que le hubiera tomado entrar, se convirtieron en diez, luego en quince y así fueron sumando. No aguante más , tenía que hablar con él, así me viera como una loca novia tóxica.

Salí, bajando las escaleras, sabía dónde iba a estar, en el despacho. La puerta estaba entreabierta y una tenue luz se filtraba, lo que me confirmaba que estaba allí.

Quise entrar, pero de pronto, escuché la voz de Amanda y me congelé. Miré a través de la puerta entre abierta y mi corazón se detuvo un segundo, al verla muy cerca de Carlos, demasiado para ser normal. Pasó sus dedos a través del cuello, Carlos parecía aburrido, pero si no quería ser tocado por ella la habría quitado.

--- Se que te duele la muerte de tú padre, déjame consolarte... Susurró su insinuación era muy clara.

---¿No tienes ni siquiera un poco de respeto por tú esposo?... Le preguntó Carlos.

Eso me hizo sentir bien dentro de toda esta confusión, pero entonces Amanda hablo.

--- ¡Ja¡ Me hablas de respeto tú qué me cogiste sin importarte nada.

Mis manos tapaban mi boca para no dejar escapar mi zolloso. No podía creerlo Carlos se acostó con la mujer de su padre, esto tenía que ser mentira, esa mujer estaba jugando sucio y esto seguro era uno de sus juegos.

--- Eso paso hace tiempo.. Respondió el y fue como si clavaran un puñal en mi pecho. Pero el siguió.. --- déjame solo lárgate a celebrar lo que quieras.

Mi corazón se rompió en mil pedazos, Carlos lo estaba confirmando si pasó entre ellos paso. Pero ella no se rindió, ella se acercó un poco más a él hasta que sus labios estaban a centímetros, lo estaba seduciendo y a pesar de haber poca luz podía ver en su mirada la intensidad de su deseó hacia él.

--- ¿Para que estar solo cuando podemos consolarnos mutuamente?.. pregunto riendo.. --- tu sabes lo bien que podemos pasarla.

Quise vomitar, si me quedaba aquí iba a vomitar. Por unos cuantos segundos Carlos se quedó en silencio mirándola, quería creer que el iba a negarse hacer eso estando yo en el mismo techo pero él volvió hablar.

Ahora Que Te Tengo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora