Jodida Mierda

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Una semana encerada en mi apartamento y sentía que iba a volver loca, ya la lesión no dolía tanto a menos que hiciera algún movimiento brusco, ese maldito impactó casi rompe una de mis costillas, duele mucho creanmelo cuando se los digo.

Carlos venía casi todos los días , pero al estar aquí mi mamá no teníamos casi privacidad y eso me sacaba de mis casillas. Mamá estaba un poco con la guardía en alto percatandose que el hombre malvado no lastimara a su pequeña hija pero con lo que ella no contaba era que su pobre hija inocente era la que se quería comer vivo al lobo.

Él se las había ingeniado para que Blanco me diera una licencia de 15 días,eso era mucho yo no soy mujer de estar queita así que eso era mentira que yo iba a estar más días encerrada.
Agarre mi celular y le envié un mensaje a Carlos , cuando no estaba aquí pasábamos horas escribiendonos o el llamandome a toda hora. Estaba claro que vivía aburrida.

Yo: ¿Sabías que cuando una persona permanece mucho tiempo acostada, suele enfermarse más?

Prendí la tv esperando conseguir algo bueno que ver, aveces tardaba un poco en responder ya que estos últimos días se lo había tomando para adelantar ensayos de su personaje.

Carlos: ¿Sabías lo hermosa que te ves con la boquita cerrada?

Puse los ojos en blanco y sonreí

Yo: ¿No te dan ganas como de estar aquí conmigo acostadito?.

Yo: ¿O mejor y si voy a dónde estás tú? Me estoy muriendo con este aburrimiento.

Carlos: ¡Ni se te ocurra Carolina Ramirez!. Tú debes cumplir con el reposo acordado.

Lancé las almohadas al piso de la frustración que sentía, me levanté rápidamente de la cama con la intención de ir al baño pero un leve mareo hizo que callera sentadas nuevamente, la cabeza me daba vuelta debía relajarme si no nunca iba a poder salir de este encierro.

Carlos cada ves que venía a visitarme, parecía que viniera a ver a mi mamá porque era ella quien lo acaparaba. Mi madre lo ponía a ver sus novelas con ella , mientras que el se quedaba como un guevon mirando, la verdad es que se veía muy divertido al ser dominando por mi madre. Había llegado en horas de la tarde y ahora estaba recostado sobre mis piernas, echados en mi amplia cama, queriendo hacer de todo menos estar aquí mirándonos como adolescente enamorados, aveces me cuestionaba el tiempo que perdí sin estar con él, pero la vida era así un Vaivén de cosas que se debían disfrutar al máximo, quizás cada uno debía vivir su proceso por aparte para estar actos el uno para el otro, pienso que con mi primer matrimonio por la diferencia de edad yo me cohibia de hacer muchas cosas porque sabía que mi pareja no podría hacerlas, más sin embargo no me quejo porque con Maríano aprendí muchas cosas y una de ellas fue amar u a cultura distinta a la mía, quizás nuestras relaciones fallidas nos prepararon para poder llegar hasta aquí con el único fallo de que me habían metido un tiro por las consecuencias de las malas relaciones, aunque no creo que eso halla Sido una relación para el siendo esa mujer una completa desquiciada. Acaricie su cabello mientras no dejaba de mirarme, no sabía ni que éramos . Si embargo ambos nos deseamos y quería comerle mucho la boca.

--- Quiero que hagamos el amor... Le pedí suavemente.
Sus ojos se iluminaron de inmediato, no habíamos hecho nada en muchos días, pero savia que él lo deseaba tanto como yo. Nuestros cuerpos ya deseaban ser tocados él uno con el otro, deseando caricias y pasión.
---- Caro... Susurró, como su le costará respirar. Acariciaba mi pierna a la altura de los muslo. Quise decir algo pero la calentura no me dejaba. --- Estás herida aún.
--- Te deseo... Dije.
Dejo de acariciar mi piernas y pensé que sería el stop de ésto, pero me sorprendió levantándose poniéndose a mi altura tomando mis mejillas y me besó. No era nada tierno, al contrario, obligó a mi boca abrirse y me demostró lo mucho que me deseaba también. Su lengua se enredo con la mía, por lo que le respondi igual entregandome de la misma forma. Sentía como mis pantys se mojaban, no quería moverme, pero seguí besándolo con fuerza, hasta que mis labios se rompieran.
Estaba a instante de saltar sobre él y abrir su jodida cremallera para poder tocarlo, cuando la puerta de mi cuarto sonó, la voz de mamá nos enfrió de inmediato.

--- Cariño, vengan a cenar

Maldije por eso me gustaba vivir sola aunque amara con locura a mi mamá, era muy inoportuna.  Mis labios estaban hinchados, Carlos me dio un último beso en los labios antes de levantarse y darme su mano invitandome hacer lo mismo que él. Rodé los ojos.
--- Tengo hambre pero de otra cosa... Jodida Mierda...

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