Ya en mi silla, con un vaso de jugo, porque no tenía permitido beber en ese momento.
Estaba con un grupo de amigos, hablando sobre qué vamos hacer después de terminar la secundaria.
Y la verdad no lo he pensado mucho, tal vez siga con el camino de la música o escritor. Y sí, soy músico, me encanta tocar guitarra (Mi padre me enseñó desde muy chico), escribir canciones y producir pistas.
Mi mejor amigo Chris andaba con un fastidio, ya que quería sacar a bailar a Antonella. Yo no tenía ningún problema, hasta lo alenté a que lo hiciera.
Alejandro se acercó a Chris solo para darle una "demostración"
—Presta atención pequeño— Decía mientras se acercó a una chica, que estaba en la mesa de bebidas.
—Hola preciosa, ¿No te gustaría bailar con este bombón?— Yo no sabía si Alejandro había pensado en lo que acaba de decir.
—No y mejor no te me acerques— Dijo la chica cortando todo lazo de comunicación entre ellos.
Alejandro volvió mientras nosotros nos burlábamos de él, por la pena que pasó con aquella chica.
—Algo así tienes que hacer, solo que esa mujer era muy arisca— Se refugiaba de esa excusa.
—Lo anotaré en la lista de cosas que no tengo que hacer— Decía Chris riéndose de él.
—Chris deja el miedo y ve a invitarla— Digo dándole un pequeño empuje.
—Y por qué no la invitas tú— Con un poco de molestia dice Chris
Yo ya la había invitado, pero tampoco quería quedar como un cobarde frente a ellos.
Me levanté y respiré.
Me dirigí hacia ella otra vez y le hice un gesto con la mano señalando para ir a bailar.
Ella aceptó tomando mi mano
Yo la guié al centro de la pista en esta ocasión, aproveché que se estaba escuchando otra canción suave.
—Al parecer quedaste con ganas— Dice ella.
—Tus ojos me invitaron a verte otra vez— A pesar de no ser muy expresivo con las personas, con Antonella me sentía seguro de hablar.
Otra vez cerca, rozando sus caderas con mi manos, se aceleraron mis latidos. Sentir su respiración y olor, me hace entrar en un estado de trance.
Al parecer yo estaba armando un espectáculo, porque al girar mi vista, noté que todos mis amigos me estaban viendo, haciendo gritos de celebración.
—¿Quieres ir a otro lado?— Pregunta ella.
—¿Qué tienes en mente?— Digo dudoso.
Toma mi mano y me guía por detrás de la casa de Frank hacia unos árboles. Mi mente solo pensaba dos cosas "Me van a matar" o "Me va a besar", me incliné por la primera opción.
Uno de esos árboles, tenía unas escaleras que se dirigía hacia el tope del árbol. Era una pequeña casa del árbol.
Cuando veo el interior era como estar en la tierra de mis sueños.
Habían varias pilas de libros.
—Parece que te gusta leer— Me gusta hablar sarcásticamente.
—Un poco— Dice con una pequeña sonrisa en su rostro.
Nos pusimos a conversar sobre qué tipos de libros nos gusta. Por primera vez me podía abrir hacia una persona. Primera vez que conozco una chica que le gusta leer tanto como a mi.
—Me gustan los de suspenso, romance juvenil y relatos basados en hechos reales— Dice ella.
Y así se nos fue el tiempo, con simples conversaciones. Hasta que abrió una pequeña puerta donde sacó una botella de Tres Monedas de Oro.
Yo la verdad no soy mucho de beber, lo he hecho, pero pocas veces.
Me sirvió un vaso y ella igual.
—Necesito que me prometas algo— Dice dejando ver una actitud más seria.
—Dime—
—Esto tiene que quedar entre nosotros, no le puedes enseñar este lugar nadie, ¿Entendido?—
—Lo Haré si me respondes esto—
—¿Qué quieres que te responda?— pregunta
—¿Por qué es tan importante este lugar para ti?— Después de hacer esta pregunta ella se quedó varios segundos en silencio.
—Es un lugar donde puedo ser yo, simplemente puedo soñar, escapar un momento de mi vida y poder estar sola—
—¿Por qué me la muestras a mi, sin conocerme?—
—La verdad no tengo una respuesta para eso, porque sin importar de que tenga que confiar a ciegas, quiero tener a una persona para leerle mis libros junto con las cartas que escribo, tener la confianza de expresarme y que me haga olvidar de las prisas.
¿Puedes darme eso?—
Traté de analizar todo lo que ella me dijo, con intención de estar seguro con la decisión que pensaba tomar.
—Te lo voy a prometer únicamente porque mi corazón habla bien de ti—
—Bueno, solo espero que el tiempo me de la razón—
Luego de prometerle que guardaría en secreto este lugar.
Hablamos de libros y conectando distintas opiniones a su referente. También aprovechamos preguntar acerca del otro para conocernos mejor y para mi sorpresa, compartíamos los mismos gusto musicales. Yo a veces la fastidiaba con comentarios sarcásticos, pero en momentos si se molestaba de verdad, lo peor es que me daba mucha gracia sus molestias, pero a la final me disculpaba para que dejara un poco su drama.
—Bueno Mart, ya sabes algunas de las cosas que me gusta hacer en mi vida, pero no me has contado qué te gusta hacer a ti, además de leer— Preguntó revoloteando sus pestañas y curvaba una sonrisa en su rostro.
—Hay muchas cosas que me llaman la atención, por ejemplo: hacer música, tomar fotos al cielo y escribir poemas o lo que sea que se trate de literatura. Aunque en estos momentos quiero añadir algo más a la lista—
—¿Algo como qué?— me pregunta
—Si te visito más seguido, puede que llegues a entrar en esa lista—
Pude notar un pequeño tono rojizo en su mejilla, sin embargo cambió el tema rápido.
—¿Me dijiste que te gusta escribir?—
—Si, desde pequeño me la pasaba con una libreta, escribiendo canciones, poemas o simplemente escribía para liberarme, un dato pequeño sobre mí, es que cumplo años el día mundial del libro—
-¿No has pensado en escribir un libro?- Me dejó esa pregunta flotando en el aire
—Lo he pensado, pero no tengo algo que me inspire—
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La Relatividad del Amor
Romance¿Tiempo? Acaso tienes tiempo para visitar ha alguien, que probablemente ya ni recuerde el color de tus ojos. Tantos viajes y el camino sigue avanzando. Igual que el tiempo, nunca se detiene y tampoco te espera. Dime ¿Disfrutaste la última vez que es...