18. Trabajo

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Siempre me ha gustado ayudar a las personas y por supuesto a los que quiero.

Pasaban los días y se volvía cada vez mas difícil mantener a mi papá.
Aunque ya tenga un trabajo.

No era suficiente el salario para pagar sus costosos medicamentos.

Jules me ayudaba un poco.

Pero no podía depender de los demás para ayudar a mi papá, me desesperaba mucho. En esos momentos solo me sentía perdido.

Mi papá tenía que ir con sus medicamentos al hospital en una semana.

Pedí tiempo completo en mi empleo y un aumento de sueldo.

Pero no me bastaba todavía.

No dormía.

Lograba descansar una hora o dos. Estaba retrasado con la paga de la preparatoria.

Así que me tuve que salir mientras conseguía el dinero.

Eso era lo de menos.

Costaba adaptarme a cambios de horarios. Mi cuerpo estaba muy cansado y perdía el apetito.

Estaba en un colapso físico y mental, hasta que un día tocan la puerta de mi casa.

Era Jules.

Ella como si nada entró con una semblante sonrisa.

-Margot encontré la solución a tu problema- Me colocaba con una duda.

-¿Cuál problema?- aunque tenía una idea a lo que se refería.

-Con tus problemas de pagos ¿Te gusta tomar fotografías verdad?- me desesperaba saber a qué punto quería llegar.

-Si, eso ya lo sabes-

-Bueno, te conseguí un trabajo de fotógrafo que te ayudará a pagar lo que necesitas para tu papá- Me entregaba un papel.

La verdad me encantaba tomarle fotos al cielo y se me iban a ayudar con mi situación estaría bien.

-Tendrías que ir mañana a la oficina que dice en el papel y estarías contratado-

-¡Dios mio! Gracias amor- Le doy un fuerte abrazo.

-Y no te preocupes con la preparatoria, mis padres te ayudarán con eso- mi gesto facial se relajó por lo feliz que me hacía escuchar eso.

-Jules no te tenías...-

-Claro que sí, todos necesitan ayuda y yo lo hago porque te amo- Lo decía mientras me da un beso.

Se quedó conmigo toda esa tarde para explicarme a detalle lo que tenía que hacer en la entrevista.

Me preparé para mañana.

Le dije a mi jefe que no trabajaría en la mañana por asuntos familiares.

Me costó un poco dormir por los nervios. Yo no soy muy bueno hablando con los adultos.

Y apenas soy un chico de preparatoria con trabajo poco saludable.

La noche se convirtió en hogar de mis pensamientos y dudas sobre mí y la entrevista.

Nunca me había vestido formal, pero necesitaba hacerlo para la ocasión.

Me levanté temprano para tomar el autobús de la primera hora.

Llegué con cincos minutos de antelación.

Yo ayer había mandado a imprimir unas de mis mejores fotografías.

Donde se podía notar la luna en su máximo esplendor y reflejada en el agua.

Mientras esperaba en unos de las sillas que estaban en la recepción, mi corazón se detuvo al escuchar mi nombre.

Me llamaron a que pase a la oficina para la entrevista.

-Buenos días soy Margot- Los nervios me carcomen la lengua.

Ojalá no me jueguen en contra.


La Relatividad del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora