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La mañana estaba cálida, el silencio sepulcral acompañado del cántico de las hermosas aves avisando la salida del hermoso sol.

Los primeros rayos del sol colándose por la ventana que solo la cubría la cortina fina color verde tierno, un gemido de dolor se escuchaba por todo el cuarto, un cuerpo semidesnudo, sudoroso con pequeños calambres en el bajo vientre, debajo de las sábanas blancas se encontraba el pequeño cuerpo de un pelirosa.

Gimiendo dolorosamente ante la falta de placer, ante el pequeño rose de las sábanas que le daba a su escultural cuerpo, calambres que iban y venían.

Y los hermoso gemidos que salían de sus pomposos labios rojos maltratados debido a las fuertes mordidas que se daba todo para no que de ellos no salían el nombre de su alfa..

Su omega gimotea por querer aparearse, por sentir las grandes manos poseer el cuerpo de su dueño, el querer sentirse complacido, lloraba pidiendo a su humano el cederle el mando y poder llamar a su amado.

~ Dejame llamarlo humano, lo necesitamos ~ pedía en sollozos, ya era mucho tiempo el no poder satisfacer sus necesidades, el poder saciar su sed de dar y recibir amor.

Ya eran muchos años de no poder estar con su amor de la eternidad, tantos años atrás no pudieron ser felices y prometieron hacerlo si se encontraban en la siguiente vida.

Pero su humano se rehusaba a hacerlo, el sentía que moría cada celo que pasaban solos, y sin el poder saciarse solos, tenían que pasarlas encerrados sin el poder tocarse así mismo y apaciguar el gran dolor en su vientre.

~Alfa~ - gimió el peli-rosa, dejando todo de lado, él al igual que su omega necesitaban a su pareja el poder estar con el restregarse en el, reclamarlo.

Su cuerpo daba pequeños temblores, no podía levantarse su celo le ah llegado más fuerte que otras veces, quizás sea porque ahora que encontró a su alfa y humano ya es imposible el poder soportarlo más, lo necesitaba, ambos lo hacían.

Su omega tomo el mando de todo su cuerpo y llamo a su alfa en un doloroso gemido entre cortado.

~A-alfaa~

~A-alfaa~

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El pálido se encontraba recostado boca abajo ya hace más de media hora que había despertado, pero le daba algo de pereza levantarse, siempre era el primero en estar en pie en la casona.

Pero ahora no podía, su cuerpo lo sentía caliente y con una pequeña capa de sudor cubría toda la piel lechosa, su cabello se pegaba a su frente debido a lo mojado que estaba.

Ese fuerte aroma que llegaba a suya fosas nasales, estaba perdiendo el control de si mismo, quería ir ante ese embriagante exquisito aroma que era de Su omega.

Ante ese pensamiento abrió sus ojos en grande, y el aroma le golpeó la cara como una cachetada y en su interior escuchaba el llamado doloroso de su amado.

❇ Omega Rubí ❇ 🐺 ❇ Yoonmin ❇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora