El Arte De Fingir [JELSA] (#1) ✔︎

16. La Ceguera De Cupido

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Jack

Última semana de enero, un mes sin mi estrellita, un yeso en mi mano por culpa de Gallagher y además, el oculista ha dicho que necesito lentes de descanso.

Llevo 2 semanas sin poder conducir mi auto y mamá me tiene viviendo con ella en casa porque dice que no estoy en condiciones de vivir solo, por mi mano enyesada.

Solo los actualizo de la mierda que ha sido este mes para mí.

Pero me he aguantado con una sonrisa ante los demás, porque seamos sinceros. Elsa podría no dirigirme la palabra y odiarme, pero la he visto sonreír disimuladamente después de despedirnos aquel jueves en que se enfadó al ver que estaba en taller.

¿Lo hice para estar más cerca de ella? Sí.

¿Se ha molestado? Sí.

¿Me arrepiento de algo? No.

Bueno, en realidad si, pero de algo que sucedió antes, es decir: lastimarla con mi drama.

—¿Me estás oyendo, cariño?

Agité mi cabeza y asentí.

—Si, mamita preciosa.

—Eres un mentiroso, Jack.

Fruncí los labios y ella sonrió. Besó mi mejilla y se acercó al mueble de la cocina para sacar un vaso.

—Te decía, que el doctor Arthur llamó esta mañana para decirme que no habías ido al control de esta mañana ¿no quedamos en que serias responsable con el cuidado de tu mano?

Me mordí la cara interna de mi mejilla.

—Ugh, Arthur es un soplón.

—No seas mal educado, Jack. —Me reprende.

—Es que esta mañana tenía universidad.

—Tu salud es mi prioridad, hijo.

Rodé los ojos y me acerqué para besar su mejilla.

—Tu felicidad la mía.

—Entonces ve a control mañana, diré que te agenden una hora para la tarde.

Hice una mueca.

—Mamá, mañana me toca pasantía.

—Pues habla con papá. Seguro te lo soluciona.

Me mordí el labio inferior.

La verdad de las cosas, es que no me gustaba pedirle favores a papá, me gusta demostrarle que puedo hacer las cosas por mi propia cuenta.

—¿A que hora es?

—A las 3:50.

—Vale.

—Prométeme que irás, hijo.

Rodé los ojos.

—Te lo prometo, mamita. —Aseguro.

Ella sonríe y revuelve mi cabello con cariño.

—Bien, iré a mi habitación a estudiar.

Caminé a la salida de la cocina, pero mamá me detuvo.

—Espera, Jackie. Quiero preguntarte una cosa.

Asentí con sospecha y apoyé mi cuerpo contra el marco de la puerta.

—Vale.

Mamá apretó los labios un poco nerviosa y apoyó las manos en el mesón.