Capitulo 1: Reconocimiento

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Se dice que el planeta tierra hace 800 años era diferente a lo que hoy conocemos.

Los lobos ancestrales eran monstruos tan enormes que con sus grandes patas al correr hacían temblar la tierra, el cielo y sobre todo los árboles, siendo uno de los mayores depredadores dentro del mundo animal. Cuando era niño me emocionaba la idea de poder ser como ellos, medir más de 20 m de alto y recorrer todo el mundo con mis enormes y fuertes patas, pero claro eso solo era uno de mis sueños porque siempre me decían que era imposible.

- ¿Cómo un niño tan pequeño como tú puede creer que sería alguien así de enorme? Aún no tienes un lobo con el cual ligarte como para pensar en esa clase de cosas. -

¿Me dolía? claro que lo hacía, pero tampoco tenía como contradecirlos porque era cierto. Cuando era muy muy pequeño como para recordarlo unas monjas me habían encontrado tirado en la basura, dicen que estaba solo sin nada más que un papel el cual decía que mi nombre era Jeon Jungkook. Un niño huérfano que aún no se había presentado, no se sabía de qué jerarquía pertenecía y para rematar con todo, ni siquiera tenía un pequeño olor como para hacerme pasar como Beta. Muchas veces trataba de tragarme mis lágrimas cada que me gritaban y me golpeaban por ser diferente, no solo por no tener un lobo u olor sino también porque mis ojos eran distintos. ¿Qué tanto me podía odiar el mundo como para hacer que naciera de esta manera?.

Sabía que cuando llegara el momento podría irme, porque algo dentro de mí tenía esperanza de comenzar de nuevo. No odio lo que soy, no odio mis ojos, no odio nada de mí a pesar de que siempre trataron de hacerme sentir como basura porque yo no pedí nacer, ni mucho menos ser acogido de esta manera, pero, estaba feliz... feliz de poder vivir.

- ¡¿Jeon dónde estás?! - gritaba la monja mientras recorría los pasillos de la institución.

-¿Sí madre Hanim? -

- ¿Y la ropa que debías lavar?

- Está en su habitación madre Hanim.

- ¿Y los pisos están limpios?

- Si madre Hanim.

- ¿Terminaste de arreglar los cuartos y la habitación del padre Hansu?.

- Si madre Hanim.

Todos los días eran iguales. Aún teniendo a tantas personas alrededor siempre era yo quien hacía los trabajos más pesados, como si fuera un empleado. A veces no reclamaba por ello, de alguna manera pensaba que con esto pagaba aunque fuera un poco mi estadía aquí.

- Bien. Te puedes ir Jeon.

- Alabada sea madre Hanim. - hice una pequeña reverencia mientras ésta sólo se alejaba de espaldas a mí.

¿Lo bueno de todo esto? Bueno seguro piensas que no lo hay, pero no es así. Todos los días a las mismas horas de la noche cuando se iban a dormir me escabullo por la cocina para recoger un poco de pan y algo de agua. No mal entiendan, no era para mí.

Pasando por el área de los empleados detrás del almacén se encontraba una pequeña puerta de salida que había descubierto en mis años más jóvenes limpiando el lugar.

- ¡Señor Nam! - Susurré un poco pero sin perder el tono para ser escuchado.

Poco después pude ver como a lo lejos en una esquina a las afueras de la instalación donde vivía salía el hombre que buscaba, este tenía no más de 30 años, era un vagabundo que no encontró más refugio que en esos lados, pues ahí no solían molestarlo. Se había convertido en uno de mis mejores amigos, siempre me contaba las maravillosas aventuras que había tenido siendo más joven y yo lo admiraba mientras comía lo que llevaba. Es la única persona que desde el primer día jamás me juzgó por quien soy ni como soy y yo, solo podía sonreír por eso.

- Pequeño Jeon, ¿Qué tal te fue?

- Lo mismo de siempre señor Nam, la madre Hanim haciendo que mi lista de deberes sea cada día más larga y yo como siempre terminándola. - sonreí ofreciendo el pan y agua que le había llevado mientras me sentaba a su lado.

- ¿Te volvieron a golpear hoy? - preguntó ofreciéndome algo de pan, pero rechazando solo observé cómo lo comía.

- Bueno, hoy no y es una suerte, salieron de excursión los demás es por eso que me quedé solo con las demás monjas. -

- A veces me gustaría poder hacer algo por ti niño, es asqueroso ver como esas personas que se hacen llamar religiosas lastiman a un pequeño como tú. - Mirando el pan en sus manos suspiró, regalándome esa mirada que solo él sabía ofrecerme: confianza.

- No soy tan pequeño señor Nam, juro que cuando al fin tenga la edad, podrá ser todo diferente. Yo podré trabajar y así le traeré mejor comida que ésta. -

- Deberías pensar en ti, no en mi pequeño bobo. - rió sacudiendo mis cabellos.

- Señor Nam, ¿Qué se siente tener un lobo?. -

- Soy un beta pequeño así que no tengo realmente una conexión muy grande, pero... si tuviera que describirlo diría que se siente bien de alguna manera, es como tener a otro yo dentro de ti, pero este sabe más cosas que tu ¿comprendes?. -

Asintiendo, sonreí lo mejor que pude, la sola idea de ser acompañado por un lobo hacía todo mi cuerpo temblar de la emoción.

- ¿Cree que algún día podré ser como usted?. -

- ¿Un vagabundo?. -

- Noooo, ¡Señor Nam!. - Riendo levanté mi mirada al cielo, las estrellas brillaban mucho esa madrugada.

- Aún si tu lobo jamás aparece, nunca lo olvides pequeño, estás destinado a grandes cosas ¿de acuerdo? No tener un lobo quiere decir que no eres como los demás. Tus ojos son hermosos y tu corazón también, nunca olvides de donde eres y menos quién eres. Aunque claro las palabras de este viejo no son del todo basura así que hazme caso mocoso. - Sonrió mostrando sus característicos hoyuelos.

- Gracias, Señor Namjoon. -

Aún tenía mucho por vivir y hacer antes de salir de aquí.

Digamos que es el capítulo piloto y yo estoy muriendo porque necesito editar todos los capítulos para poder subirlos con calma

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Digamos que es el capítulo piloto y yo estoy muriendo porque necesito editar todos los capítulos para poder subirlos con calma... anyway.

- Seagull.

Jerarquía: LOST ☪ KookV|Omegaverse [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora