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    Patrick solo pensaba en una cosa al estar cerca de encontrar a Thomas, que era el último que faltaba de sospechoso.

    A Sam y a Melanie ya les había dicho, a Springtrap le había dicho que ocuparían una soga que había ocultado en el tronco de un árbol, si la soga desaparece, el chico raído podría ser el traidor.

    Y lo mismo pasaría con Melanie, que en su caso sería una llave que según les ayudaría, que estaba oculta debajo de un colchón.

    El ventrílocuo pensaba en que pasaría después de encontrar al traidor, también el como lo confrontaría.

    Estaba difícil la cosa.

    Caminaba hacia el dormitorio, Frederick le había dicho que se encontraba ahí, después de verlo presente.

    Deslizo la cortina con determinación, sus facciones estaban serias pero eran ligeras. No reflejaban ninguna emoción, ni siquiera melancolía.

    Ahí se encontraba Thomas, guardando ropa del espectáculo de la noche pasada, había sido demasiado aburrido. Todo era monótono, como el ventrílocuo.

    Pero Thomas parecía no saber que Patrick estaba en el dormitorio con él, estaba tan centrado tarareando y guardando su disfraz, al igual que tomando unas monedas que le habían dado unas personas del público, a veces le gustaba como la gente apreciaba lo que hacían.

—¿Thomas?—Patrick preguntó, rompiendo el silencio. El muchacho celeste volteo asustado, dejando salir un jadeo en sorpresa, interrumpiendo su canción. Posó sus manos en su pecho, sintiendo su corazón tranquilizarse del pequeño susto. Ahí cualquier interrupción de un momento de tranquilidad podía significar demasiadas cosas, pero lo detestaba cuando era Terrence quien le daba el susto.

—¡¿Qué te pasa, Puppet?!—exclama enfadado el chico celeste, odiaba que lo tomaran con la guardia baja.—¡Avisa cuando entres y no te quedes mirando!—empezó a exhalar el chico, para calmarse del susto y del enojo.

—Perdón.—soltó Patrick con los ojos medianamente abiertos, espantar al chico no era su intención.—Pero te necesito pedir algo.—Thomas al escucharlo solo suspiro de cansancio.

—¿Qué quieres ahora?—pregunta con cansancio Thomas, solo sería más cosas por hacer y casi no descanso la noche anterior. Pero tampoco quería mantener su cara enojada y quejumbrosa con los demás, no era Félix, después de todo.

—Te necesito confiar algo, es del tema del plan de escape.—Patrick se sentía mal en sospechar de los que él consideraba que eran sus amigos, pero ya no tenían otra salida, mejor prevenir que lamentar. Thomas lo veía expectante con una ceja levantada, esperando su respuesta con los brazos cruzados. El mayor quería hablar, pero parecía que las palabras no se atrevían a salir de su boca, solo la tenía abriendo levemente mientras la volvía a cerrar, como si fuera mudo.

—¿Vas a hablar?—pregunta Thomas con una cara de pocos amigos, se veía abrumado. El ventrílocuo parecía ordenar sus palabras en la cabeza, tenía que hacer eso aunque no le gustaba.

—Hay un traidor entre nosotros.—dijo sin ninguna pausa.

Un silencio abrumador se hizo presente, Thomas lo veía de forma monótona, no porque no le hubiera sorprendido, sino porque la revelación lo había dejado anonadado, no podía procesarlo, hasta Patrick se preocupó por él.

—¿Un traidor?—pregunta el chico celeste, casi ahogándose con su propia saliva, no se veía nervioso, sino sorprendido, hasta perplejo.

—Exacto, por eso nuestros planes han fallado desde un inicio. Siempre fueron buenos, pero alguien iba y le contaba al presentador de lo que hacíamos.—dice el mayor, empezando a dar vueltas en la habitación, que ponía ansioso al muchacho celeste.—O planeábamos hacer, más bien.—

El Circo del Roble Oscuro [FNaF]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora