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Los tres adolescentes estaban en el campamento, Camino aún se sentía mal por lo ocurrido en el pueblo. Brandon la consolaba, hacía sentir mejor a la rubia, pero no del todo. George estaba practicando su lectura con un libro viejo que habían robado.

    La rubia estaba más preocupada por sus compañeros.

    —Brandon, ¿hice mal en ir con ustedes?—decía ella. —Creo que no debí haber ido con ustedes, qué tal si se metieron en problemas aquellos dos.—

    —No te preocupes Cami, se que querías salir, pero creo que debiste hacer caso esta vez.—dijo el chico, mirando de reojo como la rubia se ponía más triste. —¡Pero olvídalo! Solo fue una mala experiencia, ni tan mala, te pude conseguir esto.—dijo para luego buscar en sus bolsillos el regalo. Camino lo miró curiosa. Empezó a reír nervioso al notar que no encontraba el detalle. —Creo que lo habré tirado.—rió nervioso, sintiéndose culpable.

—No te preocupes, con el solo saber que me conseguiste algo me alegra.—dijo la chica con una sonrisa en su bello rostro. Brandon la miró y sonrió.

—Igual te lo quería dar.—George lo miró, el chico consentía demasiado a la chica.

—¡Bueno! Hablando de regalos, ¿dónde quedaron aquellos dos?—interrumpió el joven rubio. Los dos chicos lo miraron molestos.

—¿Qué tienen que ver Freddy y Franz con regalos?—dijo el pelimorado, claramente confundido.

—Nada, pero su plática me aburre.—dijo con su fachada bromista y despreocupada. Algo que les molesta a sus compañeros es que es muy despreocupado en tiempos difíciles.

Brandon y Camino se quedaron un buen rato escuchando el intento de George de leer bien, hasta que vieron una figura corriendo hacía ellos, tenía un abrigo rojizo, casi café, su único ojo funcional reflejaba desesperación, era Franz.

—¡Franz!—gritaron Camino y Brandon, corriendo a auxiliarlo.

—Oh por Dios.—dijo George a lo bajo, sorprendido y petrificado. Saltó de su árbol y fue corriendo con sus compañeros.—¡¿Qué paso?!—al decir esto, el rubio pudo notar como su amigo sangraba de su ojo izquierdo.

—¡No hay tiempo de explicar, empaquen todo y vámonos!—dijo el pelirrojo, corriendo hacia el campamento y empezando a aventar cosas a los morrales que tenían.

—¡¿Y Freddy?!—le gritó Brandon, los demás confirmaron que no venía el castaño con Franz.

Camino se acercó a Franz y lo agarró del cuello de la camisa, desesperada. —¡¿Dónde está Frederick?!—algo que sorprendió al pelirrojo.

—¡Es una larga historia, ahora déjame y empieza a guardar!—dijo Franz, para quitar las manos de Camino de su ropa de un jalón. Luego se aventó a guardar las cosas que tenían, las pocas cosas que los chicos tenían. Sabía que tenían que huir inmediatamente, pero él sabía que sin nada, no sobrevivirían. Pero la desesperación por perder todo, objetos, su ojo y sus amigos, lo llevó a su punto límite.

Brandon empezó a pensar lo peor. —No me digas qué...—

—¿¡Brandon?!—le gritó Camino guardando sus cosas, si Franz lo decía con ese apuro, tenía que tener una muy buena razón. —¡Freddy no esta en peligro!...¿o sí?—

—¡No!¡Bueno sí!¡No sé! —gritó Franz, estaba preocupado por Freddy y más porque era su culpa que ambos estuvieran en apuros, si tan solo lo hubiera escuchado. Su avaricia le cobró caro.

—¡¿Cómo así?!—gritó el rubio.

—¡Solo ayúdenme!¡Vamos por Fred y les contamos todo!—

El Circo del Roble Oscuro [FNaF]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora