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Lo único que se podía escuchar era el tranquilizante sonido de los grillos, además de los ronquidos de varios de los adolescentes dormidos. Todos estaban dormidos y tranquilos, hasta se podía olvidar de la situación en la que estaban. Todos estaban tan calmados dormidos, sen veían como ángeles, excepto los que roncaban, claro.

    El castaño estaba durmiendo de manera placentera, era la primera vez en años en la que dormía en una cama así de suave y cómoda, el muchacho soñaba algo extraño, estaba en un limbo que parecía bosque, no estaba para nada colorido y solo podía escuchar la lira, si es que sabía que era eso, vio un conejo blanco a la distancia y sin saber lo empezó a seguir, mientras veía al conejo correr pudo notar sus patas negras y mientras más corría se hacía gris.

    Frederick perseguía al conejo hasta un árbol hueco, en donde el pequeño animal se metió en la pequeña madriguera, el chico curioso se asomó por el agujero, poniéndose en cuclillas y acercándose más gateando. Sus manos iban por la tierra tratando de ver el interior del agujero, hasta que la tierra se rompió, como si fuera un cristal estrellándose en el piso.

    El chico cayó y empezó a gritar, o trataba, estaba tan sorprendido que no podía hacer que al menos un sonido gutural saliera de su boca. Iba bajando y bajando, ya no se veía un bosque ni era el interior de la madriguera. Todo estaba de colores fríos y al seguir cayendo pudo ver como un sombrero de copa también caía, y dentro de el salieron naipes y flores, muchas flores. Unas se lograron meter en la boca del castaño a lo que él las escupió.

También se cruzó con varios listones y juguetes de madera, espejos y hasta muñecas tétricas, le daban mucho miedo las muñecas de trapo, no tenían ojos y lloraban un liquido púrpura.

Cuando vio que la caída tenía un final, empezó a gritar y cerró los ojos con fuerza, pero no se estrelló, parecía como si estuviera flotando, ¿estaba muerto?

Abrió los ojos y se encontraba en un gran rosal de flores blancas, la suavidad de los Perales era reconfortante pero pronto se detuvo al sentir las espinas de estas incrustarse en su piel, el chico gruñó y salió del rosal como pudo, aún con varios cortes ocasionados por las espinas.

Estaba en la nada, todo estaba blanco, el chico no sabía qué hacer hasta que escucho una melodía mecánica, una dulce melodía que no sabía de donde provenía. Empezó a buscar por todos lados y empezó a caminar.

Camino y camino a donde la música lo guiará, con tan solo escuchar que se encontraba más cerca encontraba esperanza en saber que estaba pasando.

Después de tanto caminar se encontró, alrededor de varios de los mismos rosales de flores blancas, una mesa con un cajón, con una madera fina y adornos de flores, encima de ella estaba una bonita caja musical, era blanca con adornos de flores plateados y perlas pintadas de dorado, estaba bonita pero al chico le daban ganas de llorar de tan solo verla.

Una lagrima resbaló por su mejilla y el no se había dado cuenta hasta que la sintió resbalar por su mentón, tocó su mejilla y sintió el mínimo roce líquido de la lágrima, sus ojos estaban abiertos al darse cuenta de que estaba llorando.

La música seguía y seguía, el castaño no sabía como la dichosa caja lo hacía llorar, podía apreciar que tan bella era pero también le producía una melancolía inexplicable.

La caja musical de repente paró de tocar, Frederick se acercó extrañado y la levantó, abajo de la caja estaba una pequeña llave plateada, se extrañó al verla y la giro curioso. Examinó que podía hacer con la llave y se dio cuenta al mirar al cajón que tenía una cerradura.

Freddy metió la llave, la giro y un risueño "click" se hizo presente. El castaño abrió el cajón sin cautela alguna y encontró un objeto cu irritó con un paño color carmesí a su alrededor. El chico abrió el paño, aún con la llave en mano y al ver que contenía la dejo caer al piso.

El Circo del Roble Oscuro [FNaF]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora