Carl.
—No sirve de nada que sigan ocultándose. Los estuvimos observando, sabemos que Rick y el resto se largaron de aquí bastante armados. Así que... Ustedes están terriblemente perdidos aquí. Les recomiendo que nos hagan esto mucho más fácil y se entreguen.
Yo solo podría salir a defenderlos, eso no era nada nuevo para mí, pero esto únicamente significaría poner en peligro la seguridad de los demás, en especial la de mi hermana menor... Y si algo le sucediera a Judy, jamás me lo perdonaría.
Los tipos de Gareth no nos superaban en número, sin embargo éramos pocos los que estábamos dispuestos a luchar, si es que había alguien, además de mí, que quisiera volarle los sesos a todos y cada uno de esos malditos caníbales.
Las cosas estaban así: callar y esperar. Mi padre no tardaría en darse cuenta de los planes de Gareth, y volvería hacia acá.
Si hubiésemos estado en otra situación, probablemente que todo estuviese en completo silencio hubiera sido la cosa más maravillosa de todas, a mi parecer. No obstante, ahora apenas lo soportaba.
—No queremos hacerles daño, tienen que saberlo —dijo Gareth, su voz haciendo eco dentro de nuestras cabezas—. Bueno, por lo menos no a la bebé y al padre Gabriel. ¡Por dios, ni que fuésemos monstruos! —rió—. Padre, por favor tome a la bebé y salga de aquí. Sin resentimientos, enserio. Este lío no tiene nada que ver con ustedes, así que siéntase libre de salir de donde sea que esté y váyase lejos, insisto… Porque las cosas aquí se pondrán feas en cualquier momento.
Giré un poco mi cabeza, para poder tener a Gabriel en mi campo de visión. Sus tensas facciones lo delataban, él lo estaba considerando. ¿Era tan estúpido que se tragaba aquellas mentiras? Si él se atrevía a poner un pie fuera de la habitación, lo matarían sin dudarlo. Si tenía un poco de “suerte” y si su Dios estaba de su lado, quizás sólo lo usarían como rehén.
Y yo no estaba dispuesto a negociar por él.
El padre Gabriel se levantó del suelo con la intención de ir a por Judith. Su mirada se topó con la mía, la cual estaba llena de furia contenida. Al hombre le temblaron las piernas, pude notarlo. Cerró sus ojos con fuerza y volvió a su lugar, juntando sus manos para iniciar una nueva oración, supuse.
—Pensándolo bien, también puedo hacer una pequeña excepción con la dulce Anthea —sus pasos estaban cada vez más cerca de nuestro escondite—. Cariño, tú puedes ayudarnos a atraer a más gente. Es decir, ¡mírate! Nadie dudaría de tus negras intenciones, eres tan jodidamente tierna. Engatusarías a cualquiera. ¿No es así, Carl? ¿Qué hay de ti, Jeremy?
Imbécil.
Coloqué mi mano en el pomo de la puerta, dispuesto a dejarle un hoyo en medio de sus dos cejas. Cuando estuve a nada de girarlo, la mano de alguien más cubrió la mía, impidiéndomelo. Sus ojos verdes me observaban con angustia, ella no quería que lo hiciera. Retiré mi mano de la puerta con lentitud, completamente atrapado por su intensa mirada.
Recordé lo que Gareth había dicho momentos antes: “Engatusarías a cualquiera. ¿No es así, Carl?”. Tenía razón, y ésta había sido la más grande prueba de ello.
En un impulso por no ceder a sus encantos, volví a tomar el pomo de la puerta. Anthea no me interrumpió, pero Judith sí. La pequeña había comenzado a llorar y el pánico comenzó a apoderarse de todos.
Anthea se apresuró a calmar a mi hermana. No sé que hizo con ella, pero pronto dejó atrás el llanto. Aún así, no fue lo suficientemente rápida, Gareth lo había escuchado.
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THE LOST BOY ― CARL GRIMES
Fanfiction❝ Las cosas no son como eran antes. Ahora ni siquiera me reconozco, nadie lo hace. Yo ya no pertenezco a un mundo seguro. Mírame a los ojos, ¿puedes verlo? Ya no me queda nada, ya no. A veces siento que morí hace mucho tiempo. No soy lo que tú crees...